El nefasto régimen del 78 nos robó la democracia imponiéndonos una oligarquía corrupta sin separación de poderes y un Estado autonómico que es la ruina política y económica de España. Durante 40 años nos ha llevado a crecer por debajo de nuestro potencial, empobreciéndonos respecto a las naciones de nuestro entorno —del 8º PIB mundial hemos pasado al 14º; de una renta per cápita en 1975 del 83% de la media de los nueve países de la entonces CEE al 72%; o de un sector industrial que era el 36% del PIB al 15%—. Ese régimen ha culminado en 2017 en un desgobierno general donde los grandes problemas del país —burbuja de deuda, sistema de pensiones, lideres europeos en desigualdad o empleos de miseria— fueron totalmente abandonados. Pretender agotar la legislatura con un BCE a punto de cesar las compras de deuda y subir tipos sería un desastre sin paliativos. Resulta asombroso el apego enfermizo de Rajoy al poder para no gobernar. Cara a 2018, su única obsesión es frenar a Cs, para lo que ha ordenado concentrar todo el esfuerzo del Gobierno, bloqueando así cualquier transformación.
Rato y Solbes en la comisión de Crisis del Parlamento han probado con hechos y cifras la desastrosa gestión de la crisis financiera en España y la manipulación masiva de la realidad para tratar de ocultarla. Lo que han explicado es de cárcel y ¡nadie ha respondido de nada! Y, además, en contra de las mentiras de Rajoy sobre la recuperación, esta no solo no ha acabado, es que nos llevará a suspensión de pagos en cuanto el BCE cambie el rumbo de su política expansiva por una razón sencilla: porque hemos acumulado una burbuja de deuda imposible de devolver (1,58 billones); porque el sistema financiero debe 367.000 millones al Eurosistema (¡el doble que en 2014!) y, cargado de deuda, entrará en crisis; y porque crece a base de deuda —para crear 70.000 millones más de PIB, Rajoy nos ha endeudado en 630.000—. Esto no es superar una crisis, es ir a la quiebra.
Los grandes perjudicados de Rajoy
Rajoy ni tiene ni ha tenido nunca plan ni proyecto alguno de país. Con el doble de asesores que Trump, el triple que Merkel o el cuádruple que Theresa May y sueldos de hasta 80.000 euros, sus 623 asesores —de ellos 245 a dedo, de los que solo 78 tienen estudios superiores— han sido incapaces de definir la menor estrategia de futuro. Desde que tomó el poder, ha vivido en la improvisación, el día a día y en la traición a los valores históricos del PP, lo que ha permitido la mayor ola de corrupción conocida y la casi destrucción de la unidad nacional.
Rajoy es además un gestor desastroso. Ha expulsado a los mejores y, a los ineptos, cuanto más lo son mayor cargo tienen. Por no hablar del equipo económico, otro desastre de improvisación, de manipulación y de mentira. De Guindos arruinó a miles de inversores vendiéndoles bonos basura a precio de oro y es el responsable del rescate bancario más desastroso de Europa. Juró que no costaría un euro y superará los 100.000 millones, y lo que es peor, destruyendo el sistema financiero más competitivo en Occidente, convirtiéndolo en el más monopolístico en grave detrimento de los ciudadanos. Solo el dinero de Draghi les ha permitido sobrevivir.
En el orden de perjudicados, ocupa el lugar de honor Felipe VI, al que Rajoy juró odio eterno desde que ofreció a Pedro Sánchez el encargo de formar Gobierno, al negarse él a hacerlo aunque el PP fue el partido más votado. Los siguientes perjudicados son los parados. Cuando Rajoy llega al Gobierno, la tasa de cobertura alcanzaba al 70,7% de los parados; hoy es solo del 55,6%. Medido por la EPA y no por los datos del servicio público de empleo, dos de cada tres parados amanecen cada día sin ningún tipo de prestación o subsidio. En 2016, de los 4,5 millones de parados estimados por la EPA más de tres millones no recibían prestación o subsidio alguno; están literalmente tirados en la cuneta. Y el tema va a peor porque la temporalidad de los empleos creados y los contratos a tiempo parcial hace que millones de jóvenes no tengan derecho a nada.
Luego vienen los 9,5 millones de jubilados actuales y, peor aún, los millones de jubilados futuros. El sistema de pensiones está quebrado y ha necesitado un endeudamiento de casi 11.000 millones en 2017 y más de 15.000 en 2018 mientras el despilfarro político sigue intacto —36.000 millones en duplicidades entre AAPP, 15.000 millones en empresas públicas inútiles, 13.000 millones del cupo vasco y cientos de miles de enchufados públicos con sueldos un 54,8% superiores a los del sector privado (1)—. El plan del PP es: reducir el poder de compra de las pensiones actuales, Ley de Sostenibilidad a partir de 2019 —se reparte lo que haya en función de la esperanza de vida—, un recorte del 30-40% en las nuevas pensiones y la gran fechoría: preparan la supresión de las pagas extra.
Y luego estamos todos los demás pero, sobre todo, nuestros hijos, que por primera vez en siglos vivirán peor que sus padres. Haber elevado la presión fiscal sobre la clase media y trabajadora al mayor nivel de la historia ha generado una deuda tan brutal que arruinará sus vidas. Gobierno y medios engañan a los españoles con la deuda (una ficción contable de Bruselas), que es del 99% del PIB. Pero la deuda total —1,58 billones de euros a junio— es del 138% del PIB oficial, o el 166% del PIB real. Si como exige Jens Weidman, presidente del Bundesbank y candidato de Merkel para suceder a Draghi en el BCE, “hay que poner fin a la compra de deuda”, España tendrá que suspender pagos porque no hay mercado para nuestra deuda. ¿Cómo puede mantenerse el disparate de que el interés del bono español a dos años sea del -0,17% y el de EEUU del +2,0%?
Pero, para nuestra desgracia, la clase política no está en resolver los problemas de España. A Rajoy solo le interesa frenar a Ciudadanos y seguir mofándose de los cientos de miles de banderas que aún cuelgan en toda España. Rivera, con los poderes fácticos volcados a su favor y con cuatro puntos de ventaja en las encuestas, parece querer esperar (¿a qué?) y no forzar elecciones. Sánchez, que jugó a dos barajas en Cataluña y con la “España plurinacional y federal”, no remonta. E Iglesias, que carece de proyecto de España y es tan antiespañol que no se olvida de que sus gobiernos protectores, Venezuela, Bolivia o Irán, son profundamente patriotas, desaparecido en combate. Si Rivera no mueve ficha, 2018 será un año más de desgobierno absoluto. Si él cree que puede esperar, España no puede.
(1) Según las cifras publicadas por el INE el pasado noviembre, los salarios medios del sector público en 2016 fueron de 2.623 euros al mes, frente a 1.649 los del sector privado, un 59% mas, una diferencia tan escandalosa que no existe en ningún otro país desarrollado. La causa son los dos millones de enchufados que ganan un 35% más que los funcionarios profesionales. El caso más sangrante son los 20.000 asesores cuyos sueldos medios son de 80.000 euros anuales o los 425.000 políticos ‘profesionales’, el triple que en Alemania.