Jesus Manuel Mora

JESÚS MANUEL MORA PECCI

Fatiga, repugnancia y vómito en escopeta, esto es lo que me produce la consideración vertida a través de los medios de comunicación de que la democracia ha vencido al terrorismo. Viene a ser, resumiéndolo mucho, como si una ciudadana fuese víctima de acoso sexual durante décadas y finalmente tras años de litigio el tribunal de justicia sentenciase que lo que debe hacer la buena señora, a la mayor brevedad, es contraer matrimonio con su victimario para que acaben las disputas y así todos contentos. Semejante camelo resulta de difícil digestión para el cerebro libre de psicofármacos. Y es que hay mucho tarado y mucho ilustre ajeno a la vergüenza, para infortunio de todos, en el panorama estatal español.

Por circunscribirnos a la historia reciente, desde el período de presidencia en funciones, de Torcuato Fernández Miranda hasta la actual Presidencia del Gobierno, todos y cada uno de ellos sin excepción alguna han demostrado sobradamente ser indignos del cargo ocupado. Toda su acción como gobernantes ha propiciado para España largas décadas de expolio, hurto, engaño y estafa perpetrada contra las sucesivas generaciones de españoles pasadas, presentes y futuras. Se encuentran en las antípodas de lo que debe ser considerado un hombre de estado. Han demostrado ser una suerte de antihéroes de lo más deleznable, verdaderos coleópteros repulsivos que merecen la deportación, la cárcel y el olvido.

Juan, te lo digo con cariño. Se trata, ésta, de una frase construida con corrección gramática en la que se utiliza la preposición adecuada. Sin embargo, si la frase fuese «Juan, te lo digo desde el cariño» el sustantivo abstracto cariño podría ser interpretado como un archipiélago del Pacífico que llevase ese nombre, y así, lo que estaríamos expresando es que hemos tomado un avión, aterrizado in situ y desde allí, con la ayuda de un megáfono, nos dirigiésemos a nuestro oyente. Se dota en este caso al cariño de carácter de lejanía espacial o temporal y como si se tratase de una provincia de ultramar o de un hecho del pasado nuestro locutor nos informa de que desde allí, «desde el cariño», se nos transfiere el grueso de cierta información relevante; o bien, que el cariño es una cosa del pasado —después del cariño.

Podemos poner otro ejemplo para mayor clarificación donde con introduce el adjunto leche: El café con leche ya estaba frío cuando llegaste, o bien, el café ya estaba frío cuando llegaste, desde la leche—. Vulgarmente, la leche, podría ser un trastazo o porrazo y desde en el segundo caso estaría indicando que el café ya estaba frío cuando llegaste y se encontraba en esas condiciones desde que se produjo cierto trastazo o porrazo, es decir, cierta leche. La importancia de incidir en el uso de esta preposición radica en que podemos afirmar que en ésta, la primera palabra expresada públicamente por el Presidente en funciones Torcuato Fernández Miranda el día del atentado contra Carrero Blanco, se encuentra el momento preciso en el que da comienzo un proceso de corrupción del idioma y del Estado español sin precedentes en la Historia que continúa imparable hasta nuestros días.

El Gobierno informa: Desde el dolor de España, que ha perdido a uno de los hombres que con más lealtad y fidelidad la ha servido, quiero dirigirme a la Nación. Las investigaciones realizadas demuestran que el Almirante Carrero Blanco, Presidente del Gobierno, ha sido asesinado. Ha sido víctima de un atentado criminal. La reacción del pueblo español es la propia de su nobleza, el orden es completo en todo el país y será mantenido con la máxima firmeza. Nuestro dolor no turba nuestra serenidad, la serenidad en estos momentos es la mejor expresión  de nuestra fortaleza, la responsabilidad en el ejercicio de la autoridad no admite que la emoción turbe el espíritu ciudadano de nuestro pueblo, el odio puede soñar con posibles revanchas. Es inútil, hemos olvidado la guerra en el afán de construir la paz de los españoles, pero no hemos olvidado ni olvidaremos nunca la victoria que ha abierto el camino español de la paz y la justicia. Torcuato Fernández Miranda, Presidente del Gobierno en funciones.

La Real Academia de la Lengua Española lo explica claramente en su diccionario. Desde: Denota el punto, en tiempo o lugar, de que procede, se origina o ha de empezar a contarse una cosa, un hecho o una distancia. Es verdad que en su segunda acepción, según DRAE, desde puede ser interpretado como después de, pero la alocución de Torcuato Fernández Miranda se produce el mismo día del atentado de Carrero Blanco, perpetrado pasadas las 9:20 a.m., a las 23:30 de la noche con lo parece difícil que se esté refiriendo a después del dolor de España, salvo que la capacidad de mitigar el dolor por parte de quien sea susceptible de padecer alguno posea la cualidad de galopante.

Así, los sucesivos gobiernos sufridos desde la transición española habrían hallado un auténtico filón lingüístico al que aferrarse para enturbiar todas sus tropelías, comunicando pongo por caso, muy de mañana, una recesión feroz y a eso de las siete de la tarde situarnos como primera potencia mundial en recuperación económica. Análogamente, dirigirse al ciudadano español… —desde la crisis económica y financiera, desde la burbuja inmobiliaria, desde el brutal incremento del precio de las viviendas, desde el fin del terrorismo, desde el período de recortes, desde la entrega de la soberanía, desde el incumplimiento del compromiso electoral, desde la reducción de salarios, desde los recortes en sanidad, educación, investigación y desarrollo, desde la corrupción organizada, desde la matanza de elefantes, desde el hurto mediante fundaciones, desde la perpetuación alternada en el poder, desde la reforma indecente de la Constitución Española, desde la condición hereditaria del Jefe del Estado, desde, desde, desde, todo es desde. Es decir, todo es después de, de forma tal que los hechos están lejos de ocurrir en el presente, siempre son hechos que han ocurrido o que ocurrieron y de los cuales es imposible determinar responsabilidades porque se van sucediendo, sin más, permaneciendo ajenos a ellos los gobiernos, los políticos, los tertulianos e informadores del aparato y por supuesto la máxima autoridad del Estado.

Desde que fuese asesinado el Almirante Carrero Blanco y desde que Torcuato Fernández Miranda se dirigiese a la Nación española desde el dolor de España —podría estar haciendo referencia a un lugar extrapeninsular llamado dolor o en el que España ha producido un dolor—, los ciudadanos españoles que ocupan asientos y deambulan por el Palacio de Las Cortes han seguido unas máximas esenciales para el desarrollo de su obscura actividad en torno al erario: Antifranquismo, europeísmo, separatismo y terrorismo. De manera tal que las ignominiosas acciones perpetradas en España por sus dirigentes son siempre analizadas desde el franquismo, desde el europeísmo, desde el separatismo y desde el terrorismo, es decir fuera del marco de la Nación española. Como buen Estado impostor, valiéndose de una deplorable y panfletaria Constitución creada al amparo de cogorzas tabernarias al objeto de salvaguardar intereses particulares que sólo son propios de los involucrados en el asunto.

Es conocida la necesidad del profesional de la información de contar con noticias con las que rellenar sus espacios, y así, estos temas constituyen el eje fundamental para la acción informativa que permite cubrir espacios de programación durante días. Todos, esos informadores que se llevan las manos a la cabeza por la sentencia del TEDH, son tan culpables del desarrollo de los acontecimientos como los propios políticos, porque ambos están interesados en que éstos temas se encuentren siempre de una forma o de otra encima de la mesa. A todos ellos, los considero criminales, criminales del verbo, criminales de la logorrea, criminales de la falsedad y del engaño, merecedores del desprecio de los españoles y del olvido.

Comprendida esta circunstancia, es fácil deducir que el presidente de gobierno de turno pueda incluso padecer graves taras cognoscitivas dado que se limitará a aplicar una doctrina que es aquella que propicie que en el futuro pueda reflotar cualquiera de estos asuntos esenciales que son utilizados para encubrir las calamidades de la administración del Estado. Es posible incluso que se de lugar a que la deficiencia psíquica dada en el dirigente pase por una capacidad innata para el desarrollo de brillantes estrategias. Sin embargo, más parece la estrategia de aquellos soldados camboyanos que atacaban las trincheras americanas corriendo y a voces, hasta que los americanos se dieron cuenta de que la actuación era siempre la misma y entonces permanecían en silencio, les apuntaban bien y caían como moscas.

El parapeto bajo el que el politicastro oculta la gestión interesada del erario en España siempre es el mismo: Antifranquismo —véase Ley para la memoria histórica_, europeísmo —véase cesión de soberanía y modificación de la CE—, separatismo —véase aceptaremos aquello aprobado por la Generalidad de Cataluña— y terrorismo —véase pacto con organización terrorista, caso faisán, etc.—. La realidad que se oculta bajo esta nube de denso humo es el expolio de la nación, la perpetuación en el poder y la estafa que pasa sin merecida condena.

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