Las personas que se proponen emprender el desarrollo de una acción, si ésta no se consume en un solo acto, sienten la necesidad de imaginar un esquema previo que la configure, conforme a la idea que se hacen de ella y a la naturaleza del proceso que ha de realizarla. Parece algo elemental y sencillo, pero es una tarea compleja y difícil. Pues ese esquema, posterior a la idea y anterior a su puesta en marcha, es el puente que permite pasar de la teoría a la acción, sin que esta la deforme, traicione o fracase.
La importancia del esquematismo está reconocida en la teoría del conocimiento, especialmente en el “esquema trascendental” que Kant ideó para explicar como es posible que los conceptos puros puedan aplicarse a la experiencia. Pero el pensar esquemático, o “pensar figurativo” como lo llamó Eugenio D’Ors, no ha sido tratado en la filosofia de la acción política, donde adquiere una dimensión ontológica, pues de la intermediación del esquema imaginado depende que la acción realice lealmente la teoría, dándole existencia real, es decir, re-creándola en la realidad.
El esquema ya no es producto de la razón incorporada a la teoría política, sino de la imaginación intuitiva que ha de realizarla, mediante la acción procesal adecuada a la circunstancia temporal y espacial para la que ha sido concebida.
Por ser intermediario entre la razón y la realidad, el esquema debe ser más razonable que racional. Por ser de orden prescriptivo y no descriptivo, como le sucede a las leyes, el esquema establece principios generales para el proceso de realización de la idea, sin entrar en particularidades. Y por ser temporal, el esquema ha de prefigurar dicho proceso, en todas sus fases, hasta que, constituida la teoría política como norma estatal en el espacio nacional, comiencen las rutinas de repetición y conservación de la idea transformada en realidad política. Por eso, el MCRC nace bajo la condición resolutoria de disolverse cuando la libertad política, la democracia formal, sea una realidad garantizada con las instituciones de la República Constitucional.
Los principios generales que el esquema ideal impone al proceso de la acción política, como los que el fin ordena a los medios, se pueden reducir a tres: continuidad, homogeneidad y retroacción. Pues la horizontalidad o verticalidad del esquema depende del principio de homogeneidad en cada fase del proceso.
La fase de difusión de la idea política, que ha de vencer en las conciencias la resistencia de la forma partitocrática del poder estatal que se opone a la forma constitucional de la República, se debe realizar conforme a un esquema horizontal y universal, que no discrimine a los destinatarios. Los principales instrumentos de esta fase instructiva de la sociedad civil, y deslegitimadora de la sociedad estatal, son un Diario nacional y la desobediencia pasiva, especialmente la abstención electoral.
Mientras que la fase de la acción constructiva, dirigida a las categorías sociales más elevadas de espíritu y de carácter, debe obedecer a un esquema vertical, cuya funcionalidad permita movilizar y dirigir al tercio laocrático de la sociedad, hacia la libertad constituyente de la democracia, mediante consignas de acción elaboradas por el grupo inteligente y dinámico que se haya destacado por sí mismo, durante la campaña de difusión de las tres ideas-fuerza de la teoría de la libertad política.
El principio de continuidad se refiere a la necesidad de no detener en el tiempo del proceso, ni separar en el espacio nacional, las acciones emprendidas en cada fase, para conseguir de este modo tanto las inercias de la acumulación de fuerzas sociales, como la uniformidad en los ritmos de maduración de conciencias y voluntades en la sociedad civil, especialmente en las categorías profesionales.
El principio de homogeneidad se explica por si mismo. Los medios de acción deben ser de la misma naturaleza, pacífica e inteligente, que la de los fines perseguidos. Y el principio de retroacción esquemática del proceso, permitirá incorporar a las acciones posteriores las enseñanzas y correcciones que las anteriores introduzcan en el esquema original del proceso.