ILLY NES.
Lo que ocurre es que no pueden hacerse cambios radicales, tienen que ser lentos. Creo que hay gente muy valiosa que viene de Nuevas Generaciones y que hay muchísimas personas, hombres y mujeres, que están muy capacitados y mucho más formados que bastantes de los políticos que hoy llegan con el cochazo, lo aparcan en la puerta y entran con las albarcas. El Senado, a fin de cuentas, no debe ser una cámara territorial tipo “cementerio de elefantes” donde se desembarazan de la gente a la que le tienen que dar un cargo. Tendríamos que pensar mucho a la hora de hacer cambios y no estoy de acuerdo con las cuotas, 50% hombres y 50% mujeres. Esa opción es discriminatoria porque puede haber un 70% de mujeres que sean mucho más eficaces y mucho más validas para desarrollar puestos electos u orgánicos mejor que los hombres. Pero se podría estar discriminando a un 20% de gente valiosa simplemente por una cuota de género del 50%. El sexo no tiene porqué influir a la hora de tomar una decisión. Yo dejaría de lado ese criterio porque es machista el hecho de pensar que por ser mujer tenemos que regalarles el 50%. Se trata de seres humanos, independientemente de su orientación, y no me interesa su aspecto exterior, me interesa la cabeza y su capacidad de trabajo.
Pero existen otros dirigentes que será imposible que abandonen su oportunismo y, a veces, su mezquindad disfrazada de humor de opereta, mala imitación del genial Berlanga. Cuando el PP se alineó con la Conferencia Episcopal para acudir a la manifestación que se oponía a la equiparación de los derechos legales de los gays que había iniciado el Gobierno, Eduardo Zaplana, como portavoz del PP en el Congreso, ideó una táctica de camuflaje que al final le salió por la culata, valga la expresión: se reunió con Javier Gómez, militante del partido y miembro de la Junta Directiva de la Federación Estatal de Gays y Lesbianas, y con Felipe del Baño, concejal y diputado autonómico del Partido Popular en Valencia que recientemente reconoció su condición homosexual*.
Según El Mundo, en ese encuentro, que se prolongó durante casi dos horas, Zaplana les explicó “la posición que mantiene el PP, que es bien conocida: los populares admiten la igualdad de las parejas homosexuales con las demás en cuanto a derechos, pero no aceptan que esas uniones se llamen matrimonio porque éste lo constituyen un hombre y una mujer; además, se oponen a que los homosexuales puedan adoptar hijos”.
En cuanto a la manifestación convocada para esa tarde en Madrid por el Foro de la Familia, Eduardo Zaplana afirmó que ese mismo día decidirían qué dirigentes del PP iban a acudir a la misma. No obstante, ya habían anunciado su intención de ir el portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Jaime Mayor Oreja; el ex ministro Federico Trillo-Figueroa; la esposa de José María Aznar y concejala por Madrid, Ana Botella, y varios diputados populares. Por el contrario, Josep Piqué y otros dirigentes del PP no vieron bien que su partido respaldase esta protesta. Algunos incluso habían advertido a Mariano Rajoy de las consecuencias políticas negativas que podía tener para ellos, pues se celebraba la víspera de las elecciones autonómicas gallegas. “Rajoy afirmó en Pontevedra que hablaría con los responsables del colectivo gay del PP, cuyo presidente, Carlos Biendicho, había afirmado que al siguiente lunes pedirían una entrevista con el máximo dirigente del Partido Popular”.
Pero de nada sirvió: al final se cumplieron los presagios y el PP perdió la mayoría absoluta, las elecciones gallegas y con ello, el poder en la autonomía más emblemática por su conservadurismo, preludio de su derrota posterior en los comicios generales.
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