JAVIER TORROX.
La jornada de reflexión es una de las grandes majaderías (y cursiladas) que ha producido este infecto régimen juancarlista. Bien es cierto que mucho peor es la corrupción generalizada que vertebra y caracteriza a esta España neofranquista, pero no por ello es menos ridícula la principal característica de este día: prohibido hacer campaña electoral en ningún sentido. Pues bien, no tengo la menor intención de acatar esta prohibición absurda. Así que la Policía electoral de Juan Carlos puede dirigirse a la redacción del Diario de la República Constitucional en el caso de que estén interesados en disponer de mis datos para reprimirme por lo que diré a continuación.
Hoy es jornada de reflexión, lo que significa que mañana hay elecciones. Bueno, en realidad es tan sólo un plebiscito en el que los electores no pueden más que manifestar su aquiescencia con las listas electorales de partido que han perpetrado los jefes de cada partido. Supuestamente se eligen los diputados del Parlamento catalán. Pero tampoco, dado que los diputados ya están elegidos por los que han elaborado las listas, que han situado estratégicamente a esos militantes obedientes que jamás se oponen a los deseos del jefe de su partido. Da igual que pretenda hacer una Ley (es un poner) para que el sol salga por el Oeste, la clá con la que cada jefe de partido integra sus listas aplaudirá entusiasmada y realizará sesudas declaraciones ante la prensa para recordar hasta qué punto el sol oprime a los sufridos catalanes nacionalistas cada vez que asoma por Oriente. No es que sea gente sin criterio. Todo lo contrario, son personas de firmes convicciones: las premisas que guían sus vidas políticas son obedecer sin cuestionar y aferrarse al poder tanto tiempo como les sea posible. Son coherentes y jamás permiten que sus actos se disocien de estas dos normas de conducta.
Pero no nos olvidemos de que hoy es jornada de reflexión. Así que reflexionemos. Por ejemplo, podemos reflexionar sobre las cuentas en Suiza y Liechstentein de Artur Mas y Jordi Pujol. También podemos reflexionar sobre cómo todo el nacionalismo catalán hace piña para defender a sus héroes Mas y Pujol. ¿Evasión de capitales? No pasa nada, los nacionalistas se olvidan de sus supuestas diferencias ideológicas y se unen contra el enemigo común, que no es otro que la verdad. Poco les importa que sean unos delincuentes, lo únicamente relevante para ellos es que son de su tribu, el clan de los nacionalistas. También podemos reflexionar sobre el modelo de Estado que adoptará la Cataluña independiente de CiU. Ah, no es necesario: si Mas no lo ha hecho durante la campaña que ha pretendido convertir en un plebiscito sobre una hipotética secesión de Cataluña, ello sin duda se ha debido a que no tiene la menor intención de declarar ninguna independencia ni de convocar ningún referéndum.
También podemos reflexionar sobre el PSC, que más que a unas elecciones acude a una debacle electoral y le sigue el juego a los nacionalistas. El número uno de su lista electoral por Barcelona, Pere Navarro, declaró públicamente hace tan sólo una o dos semanas: “La evolución democrática consiste en que los partidos nos pongamos de acuerdo en reformar la Constitución”. Ciudadano, se juega usted los cuartos con gente para la que su existencia de usted carece de valor. Ellos deciden por usted. No se preocupe, que ellos se ocupan. Ellos saben mejor que usted qué es lo que a usted le conviene. Y no proteste contra ningún partido o candidato estatal, que le acusarán de antidemócrata con la celeridad del rayo. Ellos, en cambio, son tan demócratas que han decidido unilateralmente la desaparición de España, la separación e independencia de cada autonomía y su posterior federación en un nuevo Estado federal.
El PP también tiene una jugosa reflexión. Es incapaz de oponer argumentos inteligentes a las locuras secesionistas y federalistas, por lo que recurre a Europa para que Bruselas haga lo que Moncloa no tiene los arrestos de hacer. Pero Europa no puede hacerle el trabajo a Rajoy, lo más que llega a decir es lo que sabe cualquier adolescente: “Si vienes a nuestra fiesta es porque eres la pareja de Tal, pero si habéis roto ya no estás invitado”. Esta imagen no describe la relación de Cataluña con el resto de España, pero sí es reveladora de la cuestión. El PP no puede hacer más el ridículo a la hora de combatir el nacionalismo, ha batido todos los récords. Bueno, la verdad es que van empatados con el PSOE.
IC y ERC son dos partidos que se dicen nacionalistas y republicanos, pero que son estatales y están a sueldo de la Monarquía. Líbrennos los hados de quienes jamás hacen lo que dicen. UPyD y Ciutadans dicen aspirar a reformar el régimen. Pero antes de tener la oportunidad de cambiar nada, ya son parte del régimen.
La jornada de reflexión es una tomadora de pelo para que la gente crea que es libre y que hasta el Estado le permite que reflexione. Una burla, no más. La única conclusión a la que puede llegar alguien que (durante bastante más de un día) en verdad haya reflexionado acerca de cuál es la situación política española es que no se debe votar. Cada voto es un ladrillo en el muro de la legitimidad del régimen. Su ilegitimidad histórica y moral es evidente para los ojos que quieran ver, pero también hemos de socavar los cimientos de la legalidad que se legitima mediante la aquiescencia en forma de participación electoral. Hemos de agitar el edificio de la Monarquía de Partidos hasta hacerlo tambalearse, hemos de hacer vacilar su ya maltrecha estabilidad hasta hacer huir a millares las ratas que devoran lo que les es ajeno porque es de todos.
Por esta razón, te digo, lector: ¡No votes! No votes hasta que puedas elegir a tu Gobierno en elección a doble vuelta directa, libre y separada. No votes hasta que puedas elegir a tu representante de distrito en elección a doble vuelta directa, libre y separada. No votes hasta que haya separación de poderes y representación.
¡¡No votes!!