Podría decirse que aquí está el nuevo 15M, o que ¿estos son los nuevos indignados?
Estas decenas de miles de ciudadanos están indignados, sí. Pero desconocen las causas de su indignación. No saben que de la partitocracia se sale. Creen que solo con cambiar de partido, que con llevar al ejecutivo a los suyos, ya es suficiente ¡Como si no llevásemos así 45 años, cambiando de partido cada tanto tiempo! Desde que se aprobó la carta otorgada del 78, se consagró un régimen de poder basado en la dependencia judicial respecto del Gobierno y del Parlamento, así como en la dependencia del legislativo respecto del ejecutivo.
No hay separación de poderes en origen porque no existen elecciones separadas para el Gobierno y para el Parlamento. El presidente del Gobierno designa al presidente del Congreso de los Diputados y al presidente del Senado. Los partidos políticos designan por cuotas a los miembros del órgano de gobierno de los jueces.
En resumidas cuentas, no hay contrapoderes y no hay tampoco independencia de la Justicia.
En una democracia, un poder se debe ver contrarrestado por otro poder. En España solo hay una unidad de poder con división de funciones.
Si los indignados de entonces y los de ahora supieran esto, no se esforzarían en cambiar de jefe ni de siglas. Buscarían cambiar o sustituir la partitocracia por una democracia formal y representativa, y la monarquía de partidos estatales por la primera república constitucional española.