Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra. El tiempo vuela, como las naves, como las nubes, como las sombras. El verso de Virgilio se encuentra a menudo inscrito en los relojes de sol o de péndulo de nuestras plazas. Y también ínsito en la mente burocrática de los rectores de los designados en la Justicia de poderes inseparados de esta monarquía de partidos de Estado y en el Estado. Si para el común de la ciudadanía la justicia que no se despacha a tiempo ya no es justicia, para la élite del privilegio su decurso se convierte en un factor vital de contemporización de los intereses de casta más atendidos de protección, elevados a la categoría de razón de Estado.
Un ejemplo de ello es la pendencia en el Tribunal Supremo de la sentencia resolviendo los recursos de casación sobre el denominado «caso ERE» que implica a lo más granado de la defenestrada clase política andaluza sección PSOE. Dos predicciones: la primera que una vez acabado el proceso electoral andaluz la sentencia será dictada enseguida. La segunda que una vez consumada la debacle socialista, a los implicados no les va a ir muy bien.
Ambos vaticinios son fruto de la comprensión del sometimiento de la Justicia a la política, y cómo ésta rige los tiempos y los contenidos de las decisiones de aquella. No es nada nuevo, baste recordar las declaraciones del que fuera presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y del Tribunal Supremo, D. Carlos Dívar, señalando la inconveniencia del dictado de la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el estatuto catalán coincidentemente con la convocatoria electoral en dicha comunidad autónoma por las «distorsiones» que ello conllevaría a dicho proceso de elección política. También la contemporización de la marcha de los procesos de ilegalización de partidos según la conveniencia y voluntad de lo que tan nefastamente se da en llamar políticas antiterroristas.
Por no hablar de la elección de los representantes políticos en la propia Justicia, dependiente de los tiempos de negociación en órganos con el CGPJ y el TC. La relatividad del tiempo judicial afecta a la memoria y percepción de quien es minutero del reloj de la inseparación.