El Presidente del Principado de Asturias ha decretado la disolución de la Junta General y la convocatoria de elecciones autonómicas para el próximo 25 de marzo, coincidiendo con las elecciones andaluzas. Los “andaluces del norte”, tal y como nos conocen a los asturianos, por nuestra hospitalidad, sentido del humor y alegría, votaremos en la misma fecha. Pero como también tenemos algo de gallegos (primos hermanos somos, al fin y al cabo), convocamos unas elecciones ante el esperpento (género creado por el pontevedrés don Ramón Mª del Valle-Inclán) de los últimos meses de la política asturiana, si de política tiene algo y si para los asturianos ha ido dirigida (dudas más que razonables en ambos casos).
Elecciones autonómicas el 22 de mayo que dieron una mayoría exigua al partido de Foro de Ciudadanos (FAC), creado bajo la egregia figura del otrora gran timonel del Partido Popular hispano, Francisco Álvarez-Cascos. Con 16 diputados sobre 45, le ha sido imposible sacar ni una sola iniciativa. La gota que ha colmado el vaso, la puntilla a su presidencia, ha sido la prórroga presupuestaria, con una enmienda a la totalidad del Partido Popular, votada a favor por el PSOE y con la abstención de Izquierda Unida, la única fuerza política que sale “limpia” de esta sucesión inmisericorde de miserias que han sido los últimos meses de la política asturiana, actuando como el “tonto útil” del régimen.
Como ya habíamos señalado en otras ocasiones, los miembros de la casta no perdonan a los traidores ni a los advenedizos. Y el partido de Álvarez-Cascos era eso: la cueva, el refugio, de los advenedizos y de los traidores. Los primeros, muchos de ellos, me consta, entraron en FAC como revulsivo al marasmo de la política asturiana, con fe en un cambio de rumbo, en una alternativa al lánguido devenir de nuestra esperanza, imposible de vislumbrar ante nuestra apesebrada casta; los segundos, traicionaron la mano que les dio de comer durante muchos años… Y eso no se perdona.
Desde el primer momento, PP y PSOE han sido la cara de la misma moneda; unos u otros siempre quedarían por encima; el propio Álvarez Cascos lo ha señalado con lúcida expresión: “Este acuerdo presupuestario entre PP y PSOE confirma el desolador enquistamiento de las fracasadas castas políticas que para cada solución, desde un pacto destructor de cualquier esperanza, tienen un problema, y que a cada propuesta responden con una objeción a la defensiva”. Sólo cabe reprocharle que, a buenas horas. Él ha sido uno de los máximos responsables y mantenedores del régimen político actual, con partidos secuestrados por el Estado y las cúpulas. No se cayó del caballo como Saulo de Tarso, más bien el équido le acaba de dar una coz en sus reales políticas. Ha tomado de su propia medicina, de la que fue galeno, boticario y curandero.
A los que vivimos día a día en Asturias y no formamos parte de la casta política, a los que pagamos impuestos, vemos a nuestras jóvenes emigrar y a nuestros padres, hermanos, hijos o vecinos malvivir con sueldos cuasi-tercermundistas, agradecidos por no estar entre los 90.000 parados que soporta esta región, nosotros, si nos queda algo de dignidad y sangre en las venas, no nos queda más camino que la abstención activa que propugna el Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional. No hay otra alternativa posible. Votar a los partidos políticos actuales es refrendar la deslealtad y la desvergüenza. Si el PP logra una mayoría, será puro oportunismo, arrimarse al sol que más calienta con la cabeza agachada de los resignados; votar al PSOE de la Federación Socialista Asturiana supone refrendar las políticas clientelistas de los últimos 30 años; convertirnos en peones de no sabemos quién pero que sí intuimos (grandes empresarios, sindicatos orgánicos,…); votar a Izquierda Unida es votar al cómplice ignorante del régimen, el que le da la pátina de social a lo antisocial, de democrático a lo oligárquico, a cambio de la migajas para los de siempre. Ninguno de estos partidos políticos renunciarán a las subvenciones que nuevamente cobrarán por escaño y voto logrado. Gran pedrea estas elecciones autonómicas.
Sólo la abstención activa permitirá dignificar la vida de los ciudadanos asturianos, acabando con esta lacra que es el régimen del “Estado autonómico de partidos”. O cómplices del régimen, o verdugos del mismo. No hay otra opción el 25 de marzo.
Quisiera soñar que Asturias nuevamente puede ser cuna de otra (Re)-conquista. La conquista de la República Constitucional; la conquista de la libertad política.
Por eso hoy, desde estas trincheras de la libertad, la verdad y la lealtad, me atrevo a exhortar a mis conciudadanos: CIUDADANOS DE ASTURIAS, CONSUMADA LA DESVERGÜENZA Y LA DESLEALTAD A BASE DE ADELANTO ELECTORAL, SI DESPUÉS DE ESTA TRAICIÓN DE LA CASTA POLÍTICA ACUDÍS A VOTAR EL 25 DE MARZO, SERÉIS CÓMPLICES DE QUIENES OS TRAICIONAN Y VERDUGOS DE VUESTRA PROPIA LIBERTAD