Derecha en lo económico, izquierda en lo cultural y centro (“vuelva usted mañana”) en lo político: la rueda catalina de la socialdemocracia. El resto es propaganda.
La izquierda de guardia da el tabarrón de los manifiestos, y llama a llenar las urnas “de bondad democrática”, o sea, alfalfa para la “intelectualidá”. Estos frutos secos que posan de héroes por suscribir el Manifiesto de la Bondad ignoran que Pérez de Guzmán fue llamado el Bueno no por su heroicidad (el episodio del puñal nunca sucedió), sino por su caridad, al poner sus graneros a disposición de los vecinos en una hambruna, cosa que no tiene pinta de haber hecho la Grandes.
Y la derecha de guardia da el tabarrón del “voto útil”, versión degenerada del “tonto útil” comunista.
–El tonto útil era efectivamente un tonto, pero resultaba útil para alguna misión especial, o precisamente por tonto, o porque se hacía el tonto. El tonto útil era la burla del sistema –explica Umbral, que fue “tonto útil” y “compañero de viaje”.
El “voto útil” lo pedía en el 77 la extrema izquierda de Amancio Cabrero y Juana Doña para los trabajadores, que hoy votan a Vox.
–Yo que fui vicepresidente del Gobierno con Adolfo Suárez, puedo decir la verdad del voto útil –diría luego Osorio en los pecios del Centrismo, donde ahora se habla de “vieja y nueva política” (eslóganes de Ortega en “El Sol” que le salen a Rivera en las galletitas chinas que le sirven sus flabelíferos), y también de “1+1+1”, ese nudo en las entrañas del votante que los columnistas de partido intentan deshacerle por procedimientos que no sean el cólico miserere.
Nadie, sin embargo, va a “lo negro”, el toro, lo revolucionario (un hombre, un voto), como De Gaulle con su V República, cuya primera Asamblea, mediante escrutinio mayoritario (¡el democrático!), quedó así: 10 escaños los comunistas y 189 la UNR. (Con nuestro sistema proporcional hubiera quedado así: 88 los comunistas, 82 la UNR).
Aquí, partidos y votantes prefieren jugar al 1+1+1. Por algo será.