Todos llorando con los niños de Trump encerrados en las jaulas de Obama, pero ¿y el chico de Macron que no puede volver al colegio porque se burlan de él? Al pronunciar ese chico la palabra clave para un bajito, “Manu”, activó la máquina de reñir que es Macron:
–Tu m’apelles Monsieur le Président ou Monsieur!
Son cosas que sólo se aprenden en la mili. Mi único arresto en el ejército fue porque, estando de cuartelero, anuncié “¡Compañía, el sargento!”, cuando el tío era… ¡sargento primero!
La Francia de Macron no es la España de Sánchez, que impone en TV su tuteo falangista a Ana Blanco, la Doña Perpetua (la eternidad es la víspera de algo, dice Chesterton) del “tuteo mayestático”. España es una Monarquía de republicanos, y Francia, una República de monárquicos: el único país donde nuestro conde de Balazote (esposo de María Guerrero) usaba sus títulos, pues, “siendo Francia un país democrático, se paga mucho de la nobleza, y en las mismas condiciones atienden a uno más”.
Macron es un Manu con alzas de Monsieur: como Manu, pide al chico que cante la Marsellesa, pero como Monsieur le exige el “Monsieur le Président”, tratamiento prohibido por la Revolución, que en un agosto comunal decretó la sustitución de “Monsieur” por “ciudadano”, y lo mejor para Macron sería quedarse en “Busito chico”, solución de Cúchares en París cuando, al brindar su toro a la familia imperial, viendo que a todos llamaban “vous”, que él oía “Bu”, dijo: “A Bu, a la señora de Bu y al Busito chico”.
Francia es el país más resistente al tuteo (Sartre y la Beauvoir no se apearon del usted). Se tutea o se “ustedea” para distinguirse. “¿Qué tuvieron en común el Rey, los comunistas, los Grandes de España, los socialistas y los falangistas? –preguntaba aquí Tamarón en los 80–. Que les gustaba el tuteo más que a un tonto un látigo”.
–La gracia estaba en que el Rey tutease al mayordomo y al carbonero, pero siempre que ellos entre sí se hablasen de riguroso usted.
Busito chico, Manu.
Publicado en Abc