ROBERTO CENTENO.
En el sector financiero, la gestión de la crisis no es que haya sido disparatada, es que es de cárcel. En EE.UU. y Reino Unido se afrontaría el problema del sector financiero primero cuando tocaba, y no cinco años más tarde, y luego en forma radicalmente diferente. Hank Paulson, secretario del Tesoro y expresidente de Goldman (no como los indocumentados que nos gobiernan), y su homólogo británicose negarían a comprar activos tóxicos y, en su lugar, comprarían acciones y preferentes, es decir, lo bueno, lo malo y lo regular. Cada banco se deshace como puede de sus activos y cuando el mercado se estabilizase, venderían las acciones obteniendo un beneficio. En EE.UU. y en Reino Unido ya casi todas las entidades están en ello.
El problema es que, aquí, la oligarquía política depende de la financiera, que financia su despilfarro, y que los españoles somos un pueblo inculto y ovejuno incapaz de reaccionar. ¿Cuánto dinero nos ha costado el sistema financiero? Para saberlo hay que sumar todo: lo entregado, lo comprometido y los avales, algo que solo puede ser estimado porque todo el proceso se realiza sin transparencia alguna y sin que nadie haya justificado el porqué del rescate indiscriminado de todas las entidades, algo que no ha sucedido en ningún lugar del planeta.
Empecemos: CCM, su coste (“no costará un euro al contribuyente”, dijo MAFO, que debería estar procesado) 9.000 millones; esquema de protección de activos o compromiso de garantizar las pérdidas, Unnim, CAM, Pastor, etc., 25.000 millones; dinero pedido hasta ahora al FROB, 11.000; Bankia, 19.000 descontando los 4.500 millones del FROB; rescate europeo avalado por España,40.000 millones para empezar, de los que apenas se recuperará la mitad; 61.000 millones al banco malo, con una pérdida estimada del 35%, es decir, 21.000 millones, y lo que venga, que vendrá. Subtotal a día de hoy: 105.000 millones.
Y esto no es todo. Hemos avalado refinanciaciones de deuda y emisiones de la banca por 150.000 millones. ¿Cuánto serán los fallidos? No lo sabemos, pero dada la situación de la economía, un 40 o un 50% no serían cifras disparatadas. Seamos optimistas y pongamos un 40%: 60.000 millones; lo sumamos a lo anterior y el expolio del sector financiero a los españoles asciende a 165.000 millones. Y todo para salvar a ocho bancos o grupos de cajas que deberían ser cerradas porque ni son necesarias, ni ejercen función económica alguna (excepto la compra de deuda pública para financiar el despilfarro) ni prestan un euro a la PYMEs, que son las que de verdad crean empleo y tienen a cerrar a millares con negocios sólidos. España ocupa el lugar 121º del mundo en posibilidad de conseguir crédito empresarial. Es de juzgado de guardia.
Pese a este gigantesco expolio nadie ha respondido de nada; no importa que la gestión desastrosa no fuese solo pura incompetencia, sino también acciones claramente delictivas. Además, todo lo explicado ha sido decidido con una opacidad absoluta y al margen de cualquier control judicial sobre la legalidad de los actos. Se fuman un puro con la Ley y con el Estado de Derecho, no digamos ya con el dinero de los españoles; ni cumplen los plazos para formular cuentas, ni cumplen la obligación de consolidar cuentas, ni dan información alguna de la razón de sus actuaciones. Han decidido, además, que todo el peso del rescate recaiga sobre los contribuyentes mientras que los bonistas, en buena parte extranjeros, no asumen pérdida alguna; esto es un fraude inaceptable que no ha ocurrido en país alguno. El día que exista una justicia independiente, todas las personas responsables de semejante expolio deberían ser procesadas por presunta malversación masiva de caudales públicos.