Arte degenerado” (Entartete Kunst) fue el título de una exposición celebrada por el régimen nacionalsocialista en Munich en 1937, en la que se exponían de forma caótica y con carteles irrisorios obras de arte moderno incautadas a colecciones de arte y museos alemanes. Las tres primeras salas estaban organizadas temáticamente, siendo la primera dedicada a obras presentadas como denigratorias hacia la religión, la segunda a obras de artistas judíos, y la tercera a piezas consideradas insultantes hacia la mujer, los soldados, y los campesinos alemanes.

Recientemente, la Manchester Art Gallery retiró de su exposición permanente el cuadro “Hylas and the nymphs” del pintor prerrafaelista J.W. Waterhouse, en un acto que el museo consideraba un “desafío hacia la fantasía victoriana del cuerpo de la mujer como una forma decorativa pasiva o una femme fatale“. La conservadora del museo, Clare Gannaway, declaró que las recientes campañas antiacoso como #metoo habían influido en la decisión de la galería. En lugar del cuadro se colocó un cartel, en el que se justificaba su retirada como un modo de “animar conversaciones sobre nuestra manera de mostrar e interpretar las obras de arte”, al tiempo que el personal del museo invitaba a los visitantes a colocar post-it en el hueco dejado. En todo caso, fueron incluso retiradas las postales de este cuadro a la venta en la tienda del museo, y la conservadora declaró que el cuadro “probablemente” volvería a ser colgado, pero “hopefully contextualised quite differently. It is not just about that one painting, it is the whole context of the gallery.” Tras una agria polémica y una recogida de firmas, el Ayuntamiento de Manchester, de quien depende el museo, ha obligado a éste a restituir el cuadro a su lugar.

La manera de actuar de la conservadora ha sido muy esclarecedora del modo de conducirse del neototalitarismo que anida bajo la ideología socialdemócrata: de manera similar a como los nazis interpretaban el arte de acuerdo con su ideología, permitiéndose el dar carta de naturaleza a unas obras y a otras no, exhibiendo estas últimas para ridiculizarlas, y luego venderlas en el extranjero o quemarlas, la conservadora retira el cuadro de Waterhouse e incluso sus postales, bajo el imperativo de su propia ideología, que niega, como la de los nazis, un valor estético per se a la creación estética, y, promete devolverla a exposición, en todo caso -y esto es en sí una posición autoritaria- dentro de un contexto bastante diferente, es decir, en una sala destinada a mostrar -y denunciar- obras de “arte degenerado” en cuanto “cosificador” del cuerpo femenino, e incitador a la violencia sexual (todo lo cual podría resultar evitable, por ejemplo, cubriendo las figuras femeninas con adminículos como el burka, -hay extremos, no tan extremos, que se tocan- en paralelo con los velos que acabaron cubriendo los frescos de la Capilla Sixtina).

Es de notar, en fin, que el falso manto de democracia con que se quiere cubrir esta enésima utilización y censura del arte explica el expediente de proponer a los visitantes dejar su opinión en el vacío acusador del cuadro, usando así la estadística, arma dilecta de la socialdemocracia, para dar el paso de retirar obras de arte similares, y lesivas para tal visión del mundo. Afortunadamente, los cultos visitantes y conocedores del museo han dado la batalla por el arte, ¿pasaría algo así en nuestro país, vanguardia de todas estas manipulaciones estúpidas?


Imagen: J.W. Waterhouse, “Hylas and the nymphs” (01896). En su blog el artista e ilustrador John Coulthart muestra otras obras ilustradoras del mito, bastante más animadas que la hierática composición de Waterhouse.

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