De izquierda a derecha: Gabriel Albiac, Marcos Peña, Gustavo Pareja y Pedro Gallego. Fotografía: Alfonso Hidalgo

En la segunda jornada en Santo Domingo de la Calzada los asistentes hemos tenido el inmenso privilegio de disfrutar de momentos extraordinarios, hitos de la acción política española que difícilmente olvidaremos algún día. Vayamos por partes.

A partir de su primera intervención el viernes 21 Alberto Buela ya nos tenía ganados a todos los repúblicos de manera irremediable. No es de extrañar, ante tanta clarividencia en su pensamiento, que a pocos minutos de terminar la presentación de su libro Teoría del disenso se hubiesen vendido todos todos los ejemplares que trajo consigo este genial filósofo argentino.

“La filosofía sólo tiene valor si tiene un desarrollo político posterior. Un filósofo, como García-Trevijano o yo mismo, lo que quiere es incidir sobre la realidad mediante la búsqueda de la verdad. Donde hay consenso no hay pensamiento, pues con el disenso comienza la carrera por la verdad, ya que por consenso las decisiones se toman antes de la respectiva deliberación y el disenso rompe esa ficción del “como si””, nos explicaba el profesor.

En la segunda intervención de la mañana Gustavo Pareja  sostuvo, apoyado en una sublime técnica dispositiva, su ponencia Control del lenguaje español por EEUU para América Española. Con claridad meridiana pudimos observar cómo la policía del pensamiento del mundo académico, a través de la Doctrina de Emancipación, censura toda fundamentación o crítica que escape a lo políticamente correcto. Una política de identidad en donde no existen absolutos, en donde impera la interpretación subjetiva de la realidad, para, en la utópica búsqueda de la igualdad material, esta suerte de hegemonía académica, permita al posmodernismo colocar etiquetas de opresores y oprimidos según estimen más conveniente al impulso de su agenda política.

“Ahora son los alumnos, paradójicamente, los que censuran a rectores y profesores, vetando temas de los que no se puede debatir en las universidades”.

Por último, el abogado ecuatoriano analizaba de manera atinada algunos apartados de la Constitución de Ecuador y los estatutos de una universidad mexicana, explicando cómo en ambos textos se ejerce un control directo y terrorífico sobre el lenguaje. También dio las claves para combatir esta degeneración idiomática: 1) Filosóficamente destruir los argumentos posmodernistas, argumentación sólida mediante, o bien 2) despojar de toda credibilidad al posmodernismo, ridiculizando sus premisas y no prestándoles una atención que no merecen.

Para muchos de los asistentes, el tercer acto fue el momento cumbre, no sólo del día de ayer o del simposio en general sino de lo vivido en el campo de la filosofía política en los últimos años.

En la mesa redonda Hacia la hegemonía cultural de la Libertad Política Colectiva se analizó el tópico del principio gramsciano de hegemonía cultural y la contraposición a la sociedad política del Estado de Partidos, bajo la moderación de Marcos Peña, por parte de Gabriel Albiac (quien hizo el buen trabajo de explicar parte del proceso de encriptación de Antonio Gramsci en sus Cuadernos), Gustavo Pareja (con una sublime explicación, tremendamente compleja en lo substantivo y que manejó con fantástica soltura y naturalidad, del fundamento común previo a la finalidad colectiva) y Pedro Gallego (quien denunció la imposibilidad de la conquista de la hegemonía cultural en el Estado de partidos, “por lo que hay que acabar primero con el Estado de Partidos”).

En la segunda parte del debate disfrutamos del momento cumbre para los amantes del debate profundo, i.e. de la interpelación espontánea de Antonio García-Trevijano y Alberto Buela al planteamiento esgrimido por Gabriel Albiac en relación al principio de Libertad Política Colectiva. Recomendamos a todos los lectores que no dejen de visionar este momento, pues tuvimos la oportunidad de disfrutar de un desafío a los principios políticos de Antonio García-Trevijano y de un vigoroso debate filosófico-jurídico entre estos tres grandes intelectuales. Es de agradecer que alguien de la talla intelectual de Albiac se exponga a estos debates y animamos a posibles lectores ajenos al MCRC a hacer lo propio en sucesivos acontecimientos.

Por último, en la recreación del emblemático programa La Clave tras el visionado cinematográfico, se explicaron las similitudes entre la manipulación propagandística de la película La cortina de humo y lo sucedido en el proceso electoral francés con Macron, a cargo de José Papí, Roberto Centeno, Gabriel Albiac y Javier Torrox.

En resumen: Otra jornada para la historia.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí