IÑAKI ANASAGASTI.

Los premios Príncipe de Asturias se organizan cada año con dinero público a mayor gloria, no de los premiados, sino de Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Todo está centrado en sus personas. Se eligen candidatos/as a premiar mediáticos y conocidos, no personas anónimas que trabajan la solidaridad sin la iluminación de los focos y se trata, por todos los medios, no premiar nunca, en Asturias a gentes que han luchado por la libertad o desde la mina. Son pues premios del señorito y desde la peana del señorito, sin que esto quiera decir que los premiados tengan la culpa de nada. Van a gusto a Oviedo a ser homenajeados y muchos de ellos merecen ese premio, (para mí sin ningún crédito), y muchos premios más.

Y la prueba está en que en una sociedad democrática no se puede hacer una investigación de cuanto nos cuesta esta costosa ceremonia a mayor gloria de una pareja que necesita ser publicitada.En esta ocasión ha contado con una cierta protesta que como no podía ser de otra manera ha sido silenciada por los medios públicos siguiendo esa política que denuncié en mi libro “Una Monarquía protegida por la censura”. Mientras el rey en la India viajaba con cuatro ministros y un minoritario grupo de empresarios descubriendo que la India es un gran país en desarrollo y haciendo confidencias como ésta: “Quieren darnos en la cabeza y encima tenernos que callarnos”, y no sabemos si se refería al elefante que mató en Botswana o a su cabreo porque se hagan públicas sus comisiones millonarias, su hijo y nuera recibían los parabienes y las protestas en Oviedo y su yerno aparecía con una cuenta nueva de mil millones, esta vez en Luxemburgo.

Esta vez, más que en los galardonados y en los discursos, la noticia de los Premios Príncipe de Asturias ha estado fuera del ovetense Teatro Campoamor. Frente al recinto, varios colectivos sociales unidos con el lema “Ni recortes ni privilegios” han abucheado a la llegada de los Príncipes. Durante su discurso, Felipe habló de “los sacrificios” de los españoles y llamó a las instituciones a todos a dar “lo mejor de nosotros mismos”. ¿Y él?.

Cerca de un millar de personas concentradas en la Plaza de la Escandalera, frente al Teatro Campoamor en el que se entregan anualmente los premios Príncipe de Asturias, se unieron bajo el lema “Ni recortes ni privilegios”. Los manifestantes recibieron con gritos y cánticos la llegada de cada uno de los premiados e invitados al evento, pero el momento culminante de la protesta se produjo con la llegada de Felipe de Borbón y su esposa Letizia Ortiz.

Junto a una pancarta que rezaba “La España real no tiene nada que celebrar” se concentraron con autorización y pacíficamente miembros de sindicatos, de colectivos de la educación y la sanidad públicas y del 15M. “Manos arriba, esto es un atraco”, fue el grito más escuchado, pero también “No nos representan”, “Vergüenza” o “España mañana será republicana”. Incluso han gritado a los Príncipes si sus hijas se llevan “el tupper al colegio”, aludiendo a la polémica sobre las penurias de la educación pública y los centros privados a los que van las Infantas.

Nada de esto ha abierto ningún informativo. Por eso es que “la gente les quiere tanto”. No se dan cuenta que todo el montaje de ésta Fundación solo en verdad tiene un premiado: Felipe de Borbón.

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