Entre todos nos van a dejar sin pensiones, pero lo importante es que Pablemos ha dicho “socialdemocracia”, confiscando la palabra al resto de jefes del Estado de Partidos.
–¡Qué barbaridad! ¡Llamar socialdemócratas a Marx y a Lenin!
¿Qué es socialdemocracia?, dices mientras clavas en mi bolsillo tu tenacilla azul. ¿Qué es socialdemocracia? ¿Y tú me lo preguntas? Socialdemocracia… eres tú.
Hay una socialdemocracia (la de Marx y Lenin, para quienes el “demos”, eso sí, sólo es el proletariado) antes de la primera gran guerra, y hay otra socialdemocracia después (los obreros han fallado a su profeta, matándose entre ellos por sus naciones en vez de quedarse quietos obedeciendo a su conciencia de clase). Pero, desde luego, hay una socialdemocracia después de la segunda gran guerra, que es esta sopa boba (plato único en Europa) financiada por la CIA de Michael Josselson, un Plan Marshall para la “intelectualidá” continental, a ninguno de cuyos más conspicuos representantes, de derecha a izquierda (pero sobre todo a izquierda), dejó con la escudilla vacía. Los herederos de aquellos prendas son los que ahora se escandalizan de que Pablemos se reclame socialdemócrata, como si pudiera reclamarse otra cosa.
–El que dice socialdemocracia está intentando engañar –se dice de Pablemos, que es lo que Proudhon decía del que dice “humanidad”.
La idea española de socialdemocracia no se asocia a la requisa de impuestos, sino a Alfredo Landa persiguiendo en calzoncillos blancos a las suecas, y entre los enteradillos, a la hucha de Palme, al revés de Borg, al “hit” de Abba, al “airbag” de Volvo y a la “república independiente” de Ikea.
Lo más inteligente de la farsa de Pablemos es su juego de palabras (“Dales la vuelta, / cógelas del rabo –chillen, putas–, / azótalas, / dales azúcar en la boca a las rejegas…”), sabiendo que todo cuanto debe hacer para pasar por sueco en España es decirse socialdemócrata en Vallecas y agitar su cola de caballo de la Barbie en TV.