La situación española es de emergencia. Estamos en alerta roja, de un rojo tan oscuro que ha derivado en negro ébano.
Hay un hombre que hace pocos días solicitó, a través de su radio, creada y sufragada por él para seguir luchando a favor de la libertad política, ayuda a todos los españoles de bien. No pide dinero. Quiere ayuda para que la sociedad civil, al menos esa parte a la que no le da igual todo, salte y se haga oír de una vez. Solicita nuestra ayuda para que España no se termine de hundir en el fango de la corrupción, la amoralidad y la desidia. La nación está al borde de la destrucción. No se trata de crisis económica, sino que es muchísimo más grave. Ese hombre se llama Antonio García-Trevijano Forte. Tiene 88 años, un corazón libre y una de las mentes más privilegiadas de Europa. Lleva toda la vida dejándose la piel por los demás, por todos, sean de la ideología que sean. Quiere libertad política para España. La quería con Franco y la sigue reclamando ahora, pues aún no la hemos conocido por estos ibéricos lares.
A todo aquel que no lo conozca, solo le pido que escuche un programa, uno solo, de Radio Libertad Constituyente. Se puede encontrar fácilmente en la plataforma Ivoox, a través de internet. No importa el programa que seleccionen, da igual. Con que escuchen uno, quedarán enganchados para siempre. Escuchen la verdad de lo que sucedió en España en los años 70, propaguen su mensaje, hablen de la libertad, no permitan que nos destruyan como pueblo. Somos muchos los que no soportamos por más tiempo la trágica situación política, social y económica de nuestra tierra, España. Unámonos y acudamos a la llamada de un hombre que ha estado clamando en el desierto durante demasiado tiempo. Ayudémoslo. No por él, ya que no necesita ayuda, se basta solo, sino por nosotros mismos, por nuestros hijos, por el futuro de nuestros descendientes, por la verdad y por la dignidad. España se está diluyendo y chapotea en un infecto lodo de desvergüenza, salvajismo, mala educación, altanería y chulería rufianesca de la crecida clase política, que se sabe intocable. Incluso la prensa extranjera, socialdemócrata como la nuestra y cobarde, está escandalizada y parece que asqueada de la deriva que está tomando el barco español.
Lean su magnífica obra donde disecciona con precisión de cirujano la realidad política española. Lean también su Teoría de una República Constitucional, que sería la más moderna del mundo, sin nada que ver con las anteriores repúblicas españolas. Quiere un país moderno, vital, fuerte, con los poderes del Estado separados, con una judicatura independiente, de puros juristas, al contrario que la actual; con un sistema electoral que es el que consigue que los poderes estén separados, ya que se elegirá a un presidente por un lado, y, en elecciones separadas, a los verdaderos representantes de la nación, que serán personas, no partidos, que representarán a los habitantes de su distrito, con responsabilidad real y que podrán ser expulsados por los electores si no cumple con su función de manera adecuada. Los españoles seríamos responsables, vigilantes de un poder que sí elegiríamos nosotros, en vez de refrendar lo ya elegido, como hasta ahora.
Todo esto y muchísimo más les espera si se atreven a sumergirse en las páginas del pensador español más brillante de los últimos tiempos, el más original, el que ama su idioma como pocos lo han hecho. Si no encuentran sus libros, hay uno que está en internet, en formato pdf, gratis; se titula Frente a la Gran Mentira. Tenemos que formarnos políticamente para que toda esta pandilla de golfos, ladrones y vividores deje de engañar a un país que ha pasado por demasiados episodios en su historia como para desaparecer ahora de esta manera, entre pactos, chanchullos, dimes, diretes, puñaladas, traiciones, mentiras continuas, de una clase política tan vil y tan salvaje, tan insensible con los verdaderos problemas de sus compatriotas, que la cárcel para todos ellos sería un premio inmerecido. Es necesario recluirlos en alguno de los círculos de Dante.
Lean su obra, hablen de él, discutan, debatan, traten de rebatirle (lo está esperando). El sistema lo mantiene oculto porque es, por supuesto, peligroso para la continuidad del mismo.
Ahora mismo es el único faro que posee España. Vayamos a puerto, sigamos esta luz de verdad y libertad que nos salvará de la marejada creada por los neptunos de la mentira y la traición. Construyamos otra España, presidida por la verdad, la naturalidad, la decencia, el buen gusto, la educación, la formación y la inteligencia. En definitiva, la España de las personas de bien.
Únanse a nosotros, que somos un movimiento cultural de personas libres: el MCRC (Movimiento Ciudadano hacia la República Constitucional). No somos un partido político ni lo queremos ser. Aquí caben todos: conservadores, anarquistas, comunistas, católicos, progresistas, protestantes, budistas, ateos, agnósticos, revolucionarios, extremistas o centristas. Todos los -ismos y todos los -istas. No nos importa. Aquí se busca la libertad para todos.
¡¡SOS, SOS!!