La presentación de la Junta Democrática en París tuvo lugar en el hotel Intercontinental el día 25 de julio de 1974 de mano de Rafael Calvo Serer y Santiago Carrillo.

Calvo Serer leyó la declaración de la Junta Democrática y el programa de doce puntos redactados por Antonio García-Trevijano ante un numeroso grupo de periodistas de la prensa internacional y corresponsales de periódicos españoles en París.

El texto es un documento innovador en España. No es un programa ideológico. Solo aspira a la libertad y la democracia, y a la reconciliación nacional bajo esas condiciones. No toma ninguna postura guerracivilista, lee Serer: “La desaparición de los factores históricos, ideológicos, económicos y estratégicos, sobre los que se ha basado la duración del poder excepcional de Franco, y la moderna convergencia en la libertad de las aspiraciones morales y materiales de las clases trabajadoras, de la alta burguesía neocapitalista, de las burguesías regionales, de los profesionales y de los intelectuales, impiden la prolongación de la dictadura a través de la Monarquía del Régimen“.

Los objetivos de la Junta nos resultan familiares a los asociados al MCRC (la ventaja ahora es que es este un movimiento de ciudadanos, no hay partidos): “La Junta Democrática asume desde ahora, bajo la actual dictadura, o bajo el sistema transitorio que la sustituya, la responsabilidad de vigilar, coordinar, impulsar, promover y garantizar el proceso constituyente de la democracia política en España. La Junta Democrática se disolverá el día que comience el ejercicio de un poder político legitimado por el sufragio universal de los españoles”.

Estos son los principios que propugna la Junta Democrática:

  1. La formación de un Gobierno provisional que sustituya al actual, para devolver al hombre y a la mujer españoles, mayores de dieciocho años, su plena ciudadanía mediante el reconocimiento legal de todas las libertades, derechos y deberes democráticos.
  2. La amnistía absoluta de todas las responsabilidades por hechos de naturaleza política, y la liberación inmediata de todos los detenidos por razones políticas o sindicales.
  3. La legalización de los partidos políticos, sin exclusiones.
  4. La libertad sindical, y la restitución al movimiento obrero del patrimonio del Sindicato Vertical.
  5. Los derechos de huelga, de reunión y de manifestación pacífica.
  6. La libertad de prensa, de radio, de opinión, de información objetiva en los medios de comunicación social, especialmente en la televisión.
  7. La independencia y la unidad jurisdiccional de la función judicial.
  8. La neutralidad política y la profesionalidad, exclusivamente militar para la defensa exterior, de las fuerzas armadas.
  9. El reconocimiento, bajo la unidad del Estado español, de la personalidad política de los pueblos catalán, vasco, gallego, y de las comunidades regionales, que lo decidan democráticamente.
  • La separación de la Iglesia y del Estado.
  • La celebración de una consulta popular, entre los doce y los dieciocho meses -contados desde el día de la restauración de las libertades democráticas-, con todas las garantías de libertad, igualdad de oportunidades e imparcialidad, para elegir la forma definitiva del Estado.
  • La integración de España en las Comunidades europeas, el respeto a los acuerdos internacionales, y el reconocimiento del principio de la coexistencia pacífica internacional.

Para conseguir estos objetivos, la Junta Democrática apela al patriotismo y al honor profesional de las fuerzas armadas, invita a las formaciones políticas a que antepongan a sus intereses de partido los superiores intereses de la libertad del pueblo español, espera de la Iglesia que amplifique su justa posición conciliar e identifique la reconciliación de los españoles con la democracia, y hace un llamamiento al pueblo español. Termina la declaración diciendo: “Al pueblo español la libertad no le será regalada y tendrá que ser por él conquistada”.

Muy diferente a la presentación en París, fue la presentación el mismo día y a la misma hora de la Junta Democrática en Madrid en el local Cuevas Sésamo. El lugar subterráneo parece reforzar la naturaleza clandestina del acto. Miguel Ángel Arredonda de Alianza Socialista de Andalucía comenzó la presentación como introductor de Alejandro Rojas Marcos, este le daría la palabra a Antonio García-Trevijano. Pero apenas habían transcurrido cinco minutos  el observador situado en la puerta de la calle avisó de la presencia de un coche sospechoso que no paraba de dar vueltas, parecía tratarse de un coche de la policía secreta que intentaba localizarles. Ante el temor de los periodistas allí congregados a ser descubiertos se suspende el acto cuando Miguel Ángel Arredonda ni siquiera había terminado su intervención. El acto de presentación de la Junta Democrática en Madrid se queda en un conato.

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