La resistencia civil son un conjunto de acciones políticas no violentas de desafío a un poder llevadas a cabo por un grupo de la sociedad civil. Se ha producido a lo largo de la historia pero en los últimos 100 años ha sido especialmente importante. Resulta fundamental para entender: la descolonización (Ghandi), el final de la guerra fría con la caída de la URSS (V. Havel) y los movimientos por la igualdad de derechos de colectivos discriminados (Luther King).
La primera persona que empleó el término resistencia civil fue Ghandi. Conceptualmente se inspiró en la desobediencia civil de Thoreau, sustituyendo la influencia de la religión puritana del pensador norteamericano por las enseñanzas de los Upanishads indios. Una de estas enseñanzas es la ahimsa (no-violencia). Su origen es muy remoto. La India fue en la antigüedad un territorio con numerosas guerras (expansión indo-aria) y con mucha violencia (sacrificios humanos y grandes matanzas animales). La actitud de repulsa ante tanto derramamiento de sangre hizo de la no-violencia una virtud moral y del vegetarianismo un hábito cultural vigente a día de hoy (veáse [3]).
La frase: “la violencia engendra más violencia” sólo es cierta cuando en su ejercicio intervienen potencias similares. La manera de demostrarlo matemáticamente es con el juego de la gallina (veáse [4]). Una explicación sencilla es que la violencia va aumentando con el fin de que sea disuasoria para el enemigo. Sin embargo, no lo consigue, sino que por el contrario, genera revancha (esto se ve muy bien en las peleas de niños).
Cuando las potencias no son similares y hay opresores y oprimidos, el aumento de violencia por parte de los opresores, en condiciones naturales, no tiene respuesta. Por ejemplo, en tiempos de Ghandi había 3000 indios por cada británico y cada vez que se tomaba una medida opresora no se producían rebeliones o grandes alborotos. La explicación está en el dilema del prisionero (veáse [4]). Los indios no tenían unidad de acción porque desconfiaban unos de otros por miedo a ser delatados y les era preferible soportar el colonialismo británico a sufrir males a nivel personal y familiar. Siempre ocurre esto en la oposición a un poder opresor y es natural que sea así, porque el orden de los intereses es: vida, patria, moral y libertad colectiva.
El mérito de Ghandi está en resolver el dilema del prisionero anterior, trasladando la desconfianza y la desunión al bando de los opresores y uniendo moralmente a los oprimidos. ¿Cómo se consigue esto? Con la Satyagraha (fuerza de la verdad, en sánscrito). Como primer principio emplea acciones no-violentas, tratando de minimizar el sufrimiento del opresor al que se quiere transformar. Hasta aquí es parecido al concepto “poner la otra mejilla”. La diferencia está en que mientras que la fórmula cristiana es pasiva, la Satyagraha es activa, es decir, responde a la opresión, de manera no violenta, pero con coraje e inteligencia, siguiendo una táctica moral y ciñéndose siempre rigurosamente a la verdad. El ejemplo más famoso es la marcha de la sal de los años 30, que empezó con 80 personas y acabó con miles de indios conmovidos por la dignidad en la lucha. Atrajo el interés de los medios internacionales y supuso la derrota moral del imperialismo británico.
Pese a que la partidocracia del 78 haya corrompido moralmente a los españoles, despojándoles de la conciencia de España, son tan sinvergüenzas y tan ladrones los jefes separatistas que aún quedan ciudadanos catalanes que los rechazan, a pesar del ambiente de odio que tienen que soportar, creado tras 40 años de impacto social anti-español. Ningún partido, órgano estatal, los defiende porque están demasiado ocupados mirando encuestas y empleando la táctica del “y tú más”.
Desamparados también por el rey, las fuerzas armadas, el gobierno central, etc., la resistencia civil (lejos de los partidos) es el mejor método que tienen los catalanes no independentistas para luchar contra la situación de discriminación que padecen. La concentración del 19 de diciembre promovida por el MCRC, tiene por finalidad: dar apoyo moral a esta causa, denunciar las mentiras y la indignidad de toda la clase política y animar la Satyagraha, la fuerza de la verdad indecidible de que Cataluña es España.
Referencias:
[1] M. K. Ghandi. The essence of Gandhian Thought. Wilco Publising house. (2013) Bombai.
[2] A. Roberts y otros, Civil Resistance and Power Politics. Oxford University Press (2009) Oxford.
[3] M. Polo Santillán, La no-violencia en la tradición India. Revista Letras, núm 76, 109-110 (2005) Perú.
[4] C. Moore, The Mediation Process: Practical Strategies for Resolving Conflict. Jossey-Bass, (1986) San Francisco.