HLas circunstancias obligan a interrumpir la amable satisfacción de seguir escribiendo artículos sobre la Libertad. Espurias declaraciones de petulantes jefes de partido, vertidas sin disimulo en el tráfago de ese carrusel de propaganda, vanidad y vaciedad que gira y gira bajo la falsa tienda de campaña electoral, obligan a hacer un alto en aquel camino para, al pie del giratorio tiovivo, entresacar algunas letras de su canción estatal; canción de ritmo tan cansino como banal; canción tan circular como aquellos giros. Los jefes de partido, como patéticos juglares, cantando al Estado desde sus altares de indolente comodidad recostada sobre nuestros dolientes pesares. Empezaremos por lo más grosero. En la entrevista del pasado Jueves-10 en Antena-3, el señor Rubalcaba, postulante del PSOE, exponiendo su preclara idea para la reducción del desempleo mediante la graciosa condonación de las cuotas de la Seguridad Social a la empresa contratante, dijo: “Señor empresario, si usted quiere contratar, yo, Estado, le pago a usted la Seguridad Social; es decir, le abarato la contratación un 30% […]. Yo le digo a las grandes fortunas, que las hay, oiga, echen ustedes una mano […] ¿hasta cuándo? hasta que la economía tire y esos empleos se puedan estabilizar; uno, dos, tres años de subvenciones, eso es lo que hay que hacer. […] Yo soy responsable de haber estado en un Gobierno que tiene estas cifras de desempleo […] ¿Creo poder acabar con el desempleo? Creo que sí. Creo que sé lo que España tiene que hacer, lo estoy contando.” Señor postulante del PSOE, ¿es usted el Estado? Creo que ni Luis XIV, a quien se atribuye esa cópula, llegó a decir eso. ¿Es usted Leviatán? ¿Quién paga, usted o el Estado? Lo mismo da, porque el Estado le paga a usted, a su partido y a sus gobiernos. Ustedes, al depositar el dinero del contribuyente en las arcas de un Estado tomado por los partidos, convierten el dinero del Estado en dinero del partido triunfante, cuyo jefe postulado hace de su voluntad la del Estado, pues se sienta en el gobierno, domina a Diputados y nombra Magistrados. Como un impuesto ha de estar respaldado por la ley y usted “dice” esa ley a las grandes fortunas, ¿es usted, entonces, un führer cuya palabra es ley? ¿Es usted consciente de que las Administraciones Públicas van a gastar, en 2.011 e incluyendo intereses de la deuda, más del 50% del Producto Interior Bruto español? Con esas cifras, ¿cuál es la mayor fortuna de España? El Estado, señor postulante; o sea, usted. Tras 24 años de gobierno de su PSOE y de 8 años de su contraparte el PP, gastando más que todas las grandes fortunas juntas de España e Hispanoamérica, ¿cómo es que no vivimos ya en el mejor de los mundos posibles, un mundo rebosante de bienestar estatal comiendo perdices y tortillas con Alicia en el país de las dinerarias maravillas? Señor postulante del PSOE, ¿qué empresas contratarán?, ¿las más de 500.000 que han cerrado desde el inicio de la financiera crisis? ¿Se crearán nuevas empresas merced a su graciosa condonación? ¿No se percata usted de que una empresa no puede mantener una actividad que dependa de esa ridícula y temporal deducción; que sólo grandes empresas, con empleos de usar y tirar, pueden beneficiarse de su visionaria medida? Lo que usted está admitiendo, sin decirlo, es que la sostenida situación límite en que se encuentra la mayoría de pequeñas y medianas empresas (80% del trabajo) apenas les permite flotar y navegar, con el timonel siempre estirado para que el agua del cuello no llegue a la nariz. Y dentro de uno, dos o tres años, año más, año menos, cuando usted retire la graciosa subvención de propaganda, ¿no recrecerá el agua desde la cerviz hasta la nariz? ¿Así cree usted poder acabar con el desempleo? ¡Vamos anda! ¿Usted cree saber lo que tiene que hacer España? ¿Otra vez como führer nacional-omnisciente que sabe nada de pasado, mucho de futuro y apenas de presente? ¿Usted cree saber? Usted cree saber lo que España ya sabe descreer. ¿No tiene usted, señor Estado (y su media naranja de Bancos y de PIB), algo que ver con la despilfarradora burocracia que llueve sin cesar; con las pérdidas de tiempo y de recursos en interminables trámites ante una Administración de múltiples cabezas sin cerebro responsable; con el desencanto juvenil; con el descalabro de la enseñanza; con la informalidad, la falta de profesionalidad y la pérdida de cívica moralidad; con gastos improductivos repercutidos a la sociedad civil; con los abusos de las grandes compañías de servicios y energía; con una Banca estrangulada por la deuda de Estados entrampados; con una casta política defensora de su propio interés (del Estado, o sea, de usted) antes de tener en cuenta las necesidades de una población no representada en una Cámara que sólo da acomodo a lacayos de jefes tan postulantes de sí mismos como usted; con subvenciones multimillonarias a sindicatos, partidos y sociedades afines; con la multiplicación de ciudadanos convertidos en subvencionados mercenarios Estado-dependientes; con la costosa corrupción omnipresente; con 700.000 millones de euros de deuda pendiente? Menos mal que el confiado señor Rajoy, postulante del PP, con las encuestas como pitanza, resolverá la situación inundando España de rebosante confianza. Según parece, esa confianza sacará al empleo de su prisión abonando la fianza. Con ese abono germinarán puestos de trabajo incluso donde la semilla ha sido devorada por el calvario de la crisis y sus bancarios pájaros. Crisis que, para el postulante gallego, tampoco tiene nada que ver con el régimen de partidos, su Estado y sus mutuos apegos. Todo volverá a florecer y, henchidos de confianza, volverán los frutos del dinero, como antes, como siempre, como en antigua usanza. Nada habrá pasado, el dinero volverá a fluir, sí, pero hacia el Estado. Esto decía el postulante del PP en el debate del pasado Lunes-7: “Y, para que haya empleo, debe haber inversión. Y para que haya inversión debe haber confianza. […]. Y para que las Administraciones tengan dinero, es necesario que haya empleo. Por eso es el gran objetivo nacional para los próximos cuatro años. Si hay empleo, la gente trabaja y paga impuesto de la renta: dinero para el Estado. La gente consume, paga IVA y paga impuestos especiales: dinero para el Estado. El empresario vende más, gana más, paga más impuestos: dinero para el Estado”. Después de esas palabras, todo lo expuesto tras la cita textual de Rubalcaba es aplicable también al señor Rajoy. Huelga reescribirlo. Sustitúyase, si se quiere, la graciosa condonación por la grandiosa confianza. Sustitúyase, aunque no se quiera y por entero, Don Estado Poderoso por Don Poderoso Dinero. Yo, Estado-Dinero. El Estado de Partidos es un búnker del poder, una caverna sin la luz del control democrático; sin representación ciudadana; sin separación de poderes; sin Justicia autónoma; sin control de gasto; sin análisis rigurosos y veraces sobre la relación, probablemente inversa, entre su dinero y sus vicios y nuestra cartera y nuestros servicios. Ese Estado es una cueva zalamera; un alojamiento estanco de partidos, sindicatos y Bancos; es una cueva financiera. Nuestro problema no es que pueda haber ladrones, nuestro problema es que sea una cueva. Para que esa cueva no tenga ocupantes y sea abandonada para construir un Estado al sol de una Constitución democrática, el camino es: abstención primero, Libertad Constituyente después. No votar partidos estatales para botarlos del Estado, para botarlos del dinero. Bajad, partidos, bajad del tiovivo del Estado, bajad del carrusel del Dinero.