La arquitectura es, en general, música [tiempo] congelada [o]. F. Von Schelling.   Tradicionalmente, disciplinas intelectuales como la filosofía, la historia, la economía y otras, construyen su pensamiento desde el decidido énfasis en asuntos relativos a temporalidad. En tal sentido, Santayana desde “The Life of Reason” y también Ortega, nos acercan a la comprensión de la historia de lo racional y sus fuentes. De otro lado, la mirada a la cuestión espacial es esencial para comprender ciertos otros aspectos en relación con las crisis realmente existentes y que son relativas a los límites del desenvolvimiento cristiano – moderno – industrial.   Efectivamente, el pensamiento y los esfuerzos científicos e intelectuales de los hombres no aparecen meramente en la historia entendida en un sentido estrictamente temporal. Más allá, la mirada filosófica, científica y racional se relaciona de modo evidente con el espacio y el lugar. Entonces, históricamente, el marco cognitivo, intelectual y cultural del Mundo Antiguo – Medieval ha sido una forma política – República, Reino o Imperio – con unas características determinadas desde el punto de vista del territorio, la autoridad y el derecho. La pervivencia de tales estructuras ha sido por lo demás amplia en el Mundo Moderno, que ha desarrollado por su parte la entidad del Estado Nación, que difiere de modo notable las realidades – marco del mundo Antiguo – Medieval en cuanto a territorio, autoridad y derecho.   De modo concreto y dejando al margen algunos otros asuntos de relevancia, el conocimiento en el ámbito de las disciplinas de lo social en el Mundo Moderno presenta dos dificultades francas cuyo estudio se impone en la situación de crisis en la que se encuentra Occidente.   En primer término, ha de subrayarse el hecho cierto de que de modo evidente la narrativa en disciplinas tales como historia y economía se vincula con un fuerte componente nacionalista. Ello supone afirmar que contamos con una narrativa explicativa de lo presuntamente real relativa a marcos en crisis y transformación – Estado Nación -, cuya competencia en términos ya históricos, ya cognitivos es insuficiente.   En segundo término, la discusión sobre el problema de lo real es una de las aportaciones más fascinantes del pensador francés sobre espacio  y  lugar  Jean  Baudillard.  Boudillard, fascinado en origen con asuntos tales como la aparición y la desaparición de modos de producción, vuelca en un momento determinado su esfuerzo intelectual sobre la representación y las ideas de realidad comúnmente aceptadas en lo que generalmente entendemos por Mundo Moderno. La realidad también tiene historia.   Consecuentemente, disciplinas tales como la sociología, la historia en un sentido amplio o la economía política, consideran hasta hoy lo real en términos pleno -modernos de sentido y percepción. Sin embargo, la tecnología disponible y otros procesos históricos han hecho en el siglo XXI del mundo algo fuera de las capacidades de previsión de buena parte de aquel conocimiento moderno, que es relativo a unos imaginados marcos y unas nociones de lo real basadas en sentido y percepción, tan propias de lo moderno. Ahora, entender los límites de la mirada intelectual moderna y a marcos modernos, en relación con la situación de crisis existente, es de una parte esencial.   Finalmente, lo es del mismo modo estudiar las posibilidades de la construcción de pensamiento sobre bases hiperrealistas, fuera de la posición intelectual de las primeras décadas del siglo XXI, tan cargadas de nostalgia con respecto a una imagen del mundo y unas arquitecturas de poder y lógicas asociadas que se disuelven de modo progresivo en contexto de modernidad tardía.

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