A veces los políticos del Estado de partidos dicen la verdad sin querer. Así ocurrió en la toma de posesión del presidente de la Comunidad Autónoma de Extremadura: Rajoy, el presidente del nuevo presidente de los extremeños y también presidente del PP declaró: “lo que necesitamos ya es que OPINE la gente”. Se refería a la necesidad de un adelanto en las votaciones generales en España ante la noticia de la dimisión de Rubalcaba en su cargo en el gobierno de Zapatero para dedicarse de lleno a la próxima campaña “electoral”, o mejor dicho, “campaña de opiniones” como muy bien la ha bautizado el candidato Rajoy. Rajoy es un político bastante sincero. Hace unos años cuando se dirigía al desfile de las fuerzas armadas en el día de la Hispanidad también dijo aquello de “menudo coñazo, el desfile”. El comentario de esta opinión suya lo vamos a dejar para el análisis de su concepción del gobierno de una nación. Ahora sólo comentaremos la más reciente: “la gente tiene que OPINAR ya, cuanto antes mejor”. Pero en unas elecciones realmente democráticas los ciudadanos no van a las urnas a dar su opinión sobre tal o cual partido. Los ciudadanos, se supone, que eligen candidatos al parlamento nacional para que hagan las leyes y elijan a su vez también (no analizaremos ahora aquí esta otra barbaridad conceptual y contraria a la separación de poderes de Montesquieu) al presidente del gobierno o poder ejecutivo. Por lo que Rajoy, por sorprendente que parezca, está utilizando el verbo adecuado para la situación política oligárquica en la que estamos: el Estado de partidos. Si estuviéramos en una democracia habría utilizado bien el verbo ELEGIR. “Elegir” a los candidatos de cada mónada o distrito para la Cámara de representantes o “elegir” al futuro jefe de gobierno y de Estado. Utilizó, en cambio, el verbo “opinar”, que es el adecuado porque no estamos en una democracia. No se equivocó. Los votantes – como bien dijo Rajoy- se limitan a dar su “opinión” sobre las listas de nombres que han confeccionado los jefes del partido. Los votantes en la partidocracia no eligen nada, simplemente ratifican u opinan sobre lo que los jefes de partido han elegido ya. De las tres acepciones de “opinar” que nos ofrece nuestro Diccionario de la Real Academia: 1. Formar o tener opinión 2. Expresarla de palabra o por escrito, y 3. Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo, ninguna de ellas se encuentra en el mismo campo semántico que la del verbo “elegir “. Opinar, como creer, estimar, entender, afirmar, decir, sostener, es lo propio de unos votantes que no eligen a sus representantes políticos ni a su gobierno. Opinar es lo propio de la gente gobernada en el Estado de partidos. Rajoy no se equivocó. ¿Quién se equivoca entonces? El error es nuestro al pensar que estamos en una democracia, esa es la cuestión.