Plaza de la Bastilla, París (foto: xarop1960) Francia Siempre he sentido la tentación de escribir un artículo sobre ese gran país que es Francia, pero tras la lectura de la última obra recientemente publicada de E.M. Cioran, bajo el sugestivo titulo; “Sobre Francia”, definitivamente he sucumbido a la tentación. En esta obra, el magnifico filosofo, maestro del aforismo, ha dejado plasmadas unas reflexiones sobre el país galo, que al compartir en su totalidad voy a tratar de describirlas de manera breve y resumida. El siglo más francés fue el siglo XVIII. El siglo de la inteligencia con encajes, el siglo de la locuacidad donde el francés aprendió a elegir una mentira bien dicha a una verdad mal formulada. ¿Qué ha amado Francia?. Los estilos, los placeres de la inteligencia, los salones, la razón y las pequeñas perfecciones. La divinidad de Francia es el buen gusto, y lo ha exportado al mundo porque para dar existencia a la vida, se debe de consolidar el buen gusto. Francia siempre ha tenido el privilegio de contar con mujeres inteligentes que introdujeron la coquetería en el ingenio y en el encanto. En Francia, las personas parecen estar hechas para reunirse y hablar. Los franceses, han nacido para hablar y se han formado para debatir. Francia esta ausente de la irracionalidad. Es un país feliz en su espacio, con personalidad geográfica bien definida y sobre todo uniforme. En Francia el estilo es la arquitectura del espíritu. Un pensador es grande en la medida que sabe exponer sus ideas con brillantez. Francia tiene la clave de la exposición. Por esta razón ha producido multitud de talentos. Los franceses desde su nacimiento, han permanecido en su tierra, han tenido una patria que han amado sin reservas y no han humillado mediante comparaciones. Pueblo dotado de claridad, capaz de aburrirse, pero no de entristecerse, que tiene una historia normal, sin vacíos, sin fracasos y sin ausencias, han realizado lo que han creído y han hecho circular sus ideales por el ancho mundo. La filosofía francesa se resume en tres principios; razón, experiencia y progreso. Francia es el país de la perfección estrecha. El hombre medio francés esta más realizado que en ningún otro país. Francia como nación no permite ni la profundidad ni la imbecilidad que engendran en otros lugares a millones de personas incapaces para el talento. La inteligencia pasa a ser el ornamento exclusivo del hombre. Francia ha olvidado la idea del pecado: ésa es la gran excusa del siglo. Así, no se puede condenar su libertinaje. No se debe echar a perder ningún placer por la conciencia de la falta, que es producto de un pánico plebeyo. Todo el secreto de la felicidad reside en la sensación. La inteligencia y los sentidos se armonizan y se ayudan mutuamente, porque cuando interviene el alma con sus oscuras incertidumbres, se perturba la paz. En Francia todos los valores se tornan en criterios para la creatividad. Creer que vivir es mucho más que todo: eso es la vida para Francia. Las ideas de Francia han sido ideas vitales, por cuya conquista se ha luchado en cuerpo y alma. Francia es el país que ha cumplido con su deber. Es el país del cumplimiento habiendo dispuesto de un destino mesurado. Su desarrollo ha sido en orden paralelo a la naturaleza. El francés se define en cuanto a ser humano y no como individuo. Francia es un país de seres humanos y no de individuos. Un país seguro de su porvenir, dueño de su tiempo y dotado de un dinamismo envidiable. Francia, país en medio entre el norte y el sur, un mediterráneo con su suplemento de bruma. Tras estas reflexiones junto a Cioran; me declaro un francófilo sin reservas. Francia; que gran país.