En la inauguración de las jornadas sobre la nueva Administración de Justicia organizadas por el Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) celebrada el pasado 1 de Junio, El Ministro de Justicia D. Francisco Caamaño anunció que el expediente digital o “papel cero” será una realidad el próximo día 14 en la Audiencia Nacional, extendiéndose al resto de órganos judiciales y fiscalías en el plazo máximo de cinco años con la erradicación del formato papel. “Los procedimientos se tramitarán electrónicamente por los funcionarios, y los ciudadanos y profesionales – abogados, procuradores y graduados sociales – podrán acceder a ellos desde cualquier lugar, desde sus casas o despachos” explicó. Denostado ya el viejo pliego de oficio, Caamaño no se pronunció sin embargo sobre el papel del Ministerio de Justicia en el funcionamiento de la Jurisdicción. Y este sí que es un papel importante para su control por el poder político. Que la provisión de sus plazas, cargos y presupuesto, se encuentren en manos del comisariado político que elija el partido gobernante de turno es un papel a tener en consideración. La mera existencia de un Ministerio de Justicia implica la negación de la separación de poderes. Sin independencia funcional y económica de la Justicia ésta resulta imposible. Por eso es fundamental el papel ministerial que consigue que la Administración de Justicia sea Administración, pero nunca alcance a ser Justicia. En el mismo acto el Ministro enfatizaba que la instalación de sistemas de videoconferencia en las salas de vistas adaptados a la firma digital se prolongará a lo largo de este año en los órganos judiciales del “territorio ministerio”, es decir, en aquellas comunidades con competencia no trasferida. Comunicación en directo que retransmitirá los partidos de la liga entre el Tribunal Supremo (TS), el Constitucional (TC) y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) para que Caamaño los pueda ver desde su despacho. Todo muy tecnológico y (post)moderno. Es la estafa de la confusión entre eficacia y eficiencia. La mentira de que la modernidad y la abundancia de medios, que sin duda son importantes, determinan ineludiblemente el recto funcionamiento de la jurisdicción y la calidad y objetividad de su labor. El espejismo cibernético. La eliminación del Ministerio de Justicia y de las Consejerías de Justicia autonómicas, trasvasando sus competencias a un Consejo de Justicia elegido por todos los operadores jurídicos como cuerpo electoral propio y separado es piedra de toque para llegar a la autentica separación de justicia.