Andan acampados en la puerta del Sol como si de una noticia en portada del Menéame se tratara. Están en primera y eso basta. Acostumbrados al voto irreflexivo, sufren sin él. Los cachorros del régimen claman más partidocracia, quieren que organizaciones burocráticas de naturaleza estatal recojan sus propuestas. La burbuja inmobiliaria y el paro europeísta se han cebado con ellos, y están hartos, pero quieren ser proporcionales, participar del consenso que los partidos y sindicatos de izquierdas han establecido con el Rey, quieren formar una clase social marxista para poder ser masa de un partido estatal, incongruentemente altermundista y cómplice. No son revolucionarios, solo campistas. No alteran la relación de mando y obediencia, papa-partido les espera tras una jornada de boy scouts urbanos con tintes de agit prop paleto. Su síndrome de abstinencia, les empuja a crear escaños para el voto nulo, quieren votar como si de una rabieta pop star se tratara. Su propuesta de reforma electoral es la de IU, esos pequeños aprendices de traidores de clase, que renunciaron a la libertad política a cambio de entrar a formar parte del estado postfranquista. Ese mismo estado quinqui de la desindustrialización europeísta que sumió a la clase obrera en la droga y la marginalidad. Claman contra el bipartidismo como si no fuera producto del sistema proporcional. Es la IU social que anhela unos escaños monárquicos. Pero existen jóvenes ahí que se dejarán la piel emocional de los años frágiles en el tumulto de la acción esperanzada. Su desafío a la estúpida jornada de reflexión, les honra, si no la consideraran como un producto del bipartidismo PPSOE. Es el régimen entero el que debe caer. Siempre han existido poderosos, razón por la que el sistema político ha evolucionado, para controlarlos. El sistema proporcional ni controla a financieros corruptores ni a políticos corruptos, es su mejor coartada, una armadura intelectual solo apta para la sociedad de masas postmodernizada. Mientras las lonas quieren imitar el grácil vuelo emprendido en otras latitudes, los jóvenes mueren de improvisación y asamblearismo. Al menos, han construido una gran feria del olimpismo monárquico, algo así como una gran exposición universal del fracaso y la ignorancia. ¡Vengan y voten! Se sortea toda una generación en la flor de la vida.