Manifestantes en la plaza Tahrir (foto:Sarah Carr) El día de la salida Para el viernes día cuatro de febrero la oposición al régimen de Mubarak había convocado a los ciudadanos egipcios a marchar sobre el palacio presidencial desde la plaza de la liberación, para exigir su salida del gobierno. Durante toda la noche previa y la mañana del mismo día se celebran reuniones entre los distintos grupos opositores ya que no hay acuerdo sobre si se debe celebrar la marcha o simplemente realizar una concentración multitudinaria como la “marcha de un millón de hombres”, la cual también había sido inicialmente convocada como una marcha hacia el palacio presidencial. Finalmente, se decide no marchar y los ciudadanos se van concentrando en la plaza atravesando distintos cordones de seguridad militar ayudados por los organizadores. Se reúnen en miles hasta alcanzar cientos de miles demandando la salida de Mubarak del gobierno. Aunque el ambiente es festivo en la plaza, la mañana había comenzado de forma violenta con el ataque a la oficina de la cadena de TV Al Jazeera, televisión que ha estado cubriendo en directo las protestas desde su inicio. La policía irrumpe también en la sede de la redacción del sitio internet de noticias de la hermandad musulmana (ikhwanonline.com) deteniendo a 12 periodistas y técnicos. Según informaciones, la decisión de no realizar la marcha prevista se debe a la posición de la hermandad musulmana, quien no quiere ser el blanco de la represión del régimen con ya muchos de sus miembros encarcelados. En la plaza se da cita por primera vez, el secretario general de la liga árabe, AmrMousa quien goza de una gran popularidad entre los egipcios tras ser apartado del ministerio de exteriores por Mubarak en 2001. Mousa declara que no descarta presentarse a las elecciones presidenciales. También se ve en la plaza a Ayman Nour, líder del partido liberal demócrata Al Ghad, encarcelado y torturado por Mubarak en 2005 y liberado en 2009, y al habitual y esporádico Nobel de la paz El Baradei, quien denuncia que se han detenido a varias personas que se reunieron con él la noche anterior. Se suceden las informaciones de encuentros entre distintos grupos de la oposición y el gobierno, y al parecer un comité de sabios desconocidos va a entrevistarse con el vicepresidente Suleiman, todo bajo el Estado de emergencia, el toque de queda y las constantes violaciones de los derechos humanos y libertades civiles por parte de la policía del régimen. Por su parte EE.UU pide que la transición comience ya, la UE aboga por manifestaciones pacíficas, Berlusconi declara que Mubarak es el hombre más sabio para liderar una transición hacia un sistema más democrático y el octogenario del Nilo dice estar cansado de gobernar pero que teme que si abandona, el país se hundirá en el caos y no quiere ver a su pueblo enfrentado como en la jornada del ataque a la plaza Tahrir. A su vez el teólogo egipcio Al Qaradawi, con una audiencia de más de 40 millones en el mundo, pide la dimisión de Mubarak, y presto a blandir la espada del oportunismo religioso, el líder supremo iraní Ali Khamenei valora la revolución egipcia como el renacer islámico.En palabras de Shadi Hamir, director de investigación del Doha center, “que Dios nos ayude pues la palabra transición se ha convertido en la peor utilizada, peor entendida y más abusada de la jornada”, especialmente cuando la plaza Tahrir, donde la dignidad del pueblo egipcio mantiene la tea de la libertad encendida, parece haberse convertido en la plataforma desde la que despegan las ambiciones oportunistas de una oposición que ni siquiera ha sido capaz de hablar con unidad, fuerza y coherencia, nombrando un único portavoz antes de empezar a pisar, por separado, la todavía ensangrentada alfombra roja del palacio presidencial. Según Moustafa El Gendy miembro de un frente de partidos anti gubernamentales, entre los que se encuentran Kefaya, 6 Abril, hermandad musulmana, Tagammo, Masris, y otros, ellos solo están parlamentando con los militares para provocar la salida de Mubarak pues el pueblo no autoriza nada más sin este requisito previo.