Rubalcaba clasura el VII Foro Joven-JSE (foto: Partido Socialista) Sadismo generacional No puede haber mayor sufrimiento moral que el provocado por el horror social de condenar a las políticamente vírgenes generaciones de jóvenes españoles por algo de lo que no son responsables. Una suciedad pública tan nauseabunda que no puede más que provocar arcadas de terror. De todas las pequeñas piras ardientes que el régimen necesita para seguir carcomiendo la sociedad, como gusano enquistado, el desempleo juvenil, con tasas del 45% entre los menores de 25 años, se hace dolorosamente hiriente cuando la generación de helmintos salidos de la Transición culpabiliza a estos mismos jóvenes del fracaso social que su reparto político ha supuesto para España. Estos gusanos del poder siguen visitando más la embajada de los EE.UU. que a sus gobernados, a los que consideran como simples votantes a los que arrancar una mayor proporción de votos para poder seguir alimentando a sus pequeñas sanguijuelas, afiliados del partido a costa de los impuestos de los asalariados. Y de la embajada de EE.UU. continúa sin salir nada bueno, en palabras del ex embajador Aguirre, España “posee un poder judicial independiente (gran logro del posfranquismo)”. Si algo revelan los cables destapados por wikileaks es que las relaciones diplomáticas establecidas por los EE.UU. siguen conformadas por la guerra fría. El partido en el poder español se apesebra alrededor de la embajada de los EE.UU. como lo hacían todos (excepto el partido comunista) durante la Transición. Y así España es un país abierto en canal del que sangran a borbotones las ilusiones perdidas de los jóvenes más inteligentes e idealistas y entran a carretones los productos tóxicos de la especulación financiera global. Cuando en Europa se debate el impacto generacional de la actual crisis financiera, en España, la casta de subintelectuales salidos de la Transición, demoniza a los jóvenes; llegarán a suprimirlos, a convertirlos en nada, pues su muerte prematura no puede guardar las puritanas apariencias de la ficción del como si fuera un triunfo. Sólo por esta inmolación de los jóvenes en la ciénaga de la subvención a sindicatos y partidos, en la cruz de la deuda pública amasada al calor de una madriguera de ratas políticas, en el garrote vil de la desindustrialización y la amputación de la innovación y en la difamación a la dignidad de los inocentes por los pederastas del poder, los partidos estatales de la Transición y su corte de subintelectuales deberán ser juzgados por un tribunal de ciudadanos. Los jóvenes británicos expresaron su ira ante la traición liberal demócrata con la violencia salida de la imposibilidad de deponer a aquellos que solo unos meses antes habían prometido no aumentar las tasas académicas. Los jóvenes españoles, con la única capacidad de escoger una lista de innombrables y sin medios de comunicación con intelectuales veraces, serán otra vez quinquis, aquellos rebeldes que escapen al omnímodo sistema educativo de la partidocracia, y la droga vendrá en auxilio del orden público.