ERC i Laporta homenatgen Lluís Companys VIII (foto: bernatff) Patriotas de política totalitaria Conocidos son los cuidados que todos los totalitarismos han puesto en mostrar la ternura, la humanidad, de sus grandes autócratas. Ahí están, por ejemplo, las imágenes de Hitler y Franco, con los frágiles niños y las florecitas. Los políticos de la partidocracia que nos gobierna también se imponen interpretaciones amables, contar chistes, bailar, y salir en concursos de televisión, aparecer en las procesiones… para parecer hijos del pueblo. Pero no es con todo este tipo de ingenuidad publicitaria con lo que la política del Régimen de la Transición encubre su carácter totalitario. La sagacidad que se muestra en esta Nación de Naciones, según la denomina el Presidente del Gobierno, consiste en que lo totalitario en lo político se hace compatible con libertades en lo personal, pero con una condición: que no haya libertad política. Las libertades personales que nos fueron otorgadas a los reprimidos españoles, tras la dictadura orgánica, han disimulado y hecho posible el mantenimiento de lo totalitario en las urnas de la Monarquía. Esta argucia política, útil para el poder dirigente, alimenta con eficacia la confusión de las gentes, ilustradas o no, que creen que como no hay totalitarismo, ya que hay libertades personales, lo que tenemos tiene que ser democracia. Las elecciones son totalitarias si de las urnas sólo puede salir una lista seleccionada por un partido estatal o una coalición de partidos estatales que detentará todos los poderes del Estado. Sin separación. Es lo que realmente sucede y en lo que ninguna élite política nos dejará pensar. Que ni los más conspicuos combatientes de liberación nacional le hacen ascos a estas formas totalitarias encubiertas, se puede apreciar en el reciente manifiesto del hasta hace pocas fechas Presidente del Club de Futbol de Barcelona, el Barça. El Sr. Laporta, junto a otros correligionarios, hace una llamada a la solidaridad independentista, convocando a los partidos nacionalistas catalanes con un programa de dos puntos: 1) Componer una candidatura unitaria a las próximas elecciones al Parlament de Catalunya con el compromiso de proclamar la independencia y someterla a referéndum, en la próxima legislatura. 2) Constituir el Gobierno de Cataluña para organizar el proceso hacia la creación del Estado Catalán en el seno de la Unión Europea. Lo primero, quintaesencia de consenso de jefes de partidos, a puerta cerrada, al margen de los propios catalanes, de arriba abajo. Lo segundo, quintaesencia de la concentración de poder. Parlamento, Gobierno, Independencia, Estado, todo saldrá de una lista cerrada de partidos financiados por el Estado español. Nos dirán cómo hay que ser catalán y… usted quedará para decir, amén. Cuando la racionalidad del gobierno político que nos rige no nos sirve para alumbrar los conflictos en el mundo realmente vivido, cuando la clase política y los ciudadanos nos vemos como realidades cada vez más extrañas, se hace más necesaria la transición de una a otra política, al modo de una catástrofe en el sentido de la teoría de las catástrofes de René Thom, hacer consciente un Estado Inconsciente.