Sin verdadera representación ciudadana en el legislativo y sin independencia judicial, el control del poder se queda en vacuos reproches pseudoinstitucionales recíprocos, escenificando un patético diálogo de besugos. Sólo el mandato imperativo revocable del elector frente al elegido y la separación en origen de poderes garantizan el control institucional y su vigilancia recíproca (checks and balances). El portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, D. José Antonio Alonso, ha declarado que todos “sus” diputados, incluidos los del PSC, han cumplido “siempre” la disciplina de voto del grupo parlamentario que capitanea, y aseguró que así va a seguir siendo, “sea cual sea” la iniciativa que provenga del parlamento catalán en relación a la postura política a adoptar sobre la renovación del Tribunal Constitucional (TC). “La sociedad que nos ha elegido puede confiar en que actuamos con criterios de disciplina por ser los que permiten llevar adelante las leyes. Hay diputados que pueden estar más o menos de acuerdo, pero siempre se ha votado con disciplina y así va a seguir siendo”. Así se pronunció Alonso al ser preguntado sobre las consecuencias que pudiera tener en el Grupo Socialista una votación en Madrid del principio de acuerdo alcanzado por José Montilla y Artur Mas, para forzar la renovación del TC y declarar a los actuales Magistrados incompetentes objetivamente para dictar sentencia sobre el Estatuto. José Antonio Alonso (foto: Federación Socialista Asturiana) El dirigente socialista, que no quiso valorar el contenido del acuerdo alegando que no tenía información al respecto, quiso dejar bien claro que sea cual sea el texto que se traslade a las Cortes Generales, las relaciones entre PSOE y PSC son “buenas”, subrayando la solidez de su grupo parlamentario, mostrando como prueba que “siempre” se haya mantenido la disciplina de voto en las “miles” de votaciones de las sesiones parlamentarias. Irrepresentación e inseparación al precio de uno.