Io y Zeus, Correggio Belleza suprema “Las bellezas naturales y artísticas son chocantes por su capacidad de ruptura, sin violencia, de las rutinas sociales. Los niveles de expresión estética se manifiestan con escalas de belleza natural que hemos retenido o que cada tipo de arte comporta en función de su naturaleza específica. Las bellezas personales, las artes espectaculares, el “bel canto”, la danza, las artes decorativas, la literatura solo evasiva, el cine o la arquitectura, ocupan el nivel inferior, no porque sean menos íntimas y placenteras, sino porque, siendo inmediatamente comprensibles, el pensamiento y la sensibilidad no se elevan, con ellas, sobre la confusión producida por las cosas ordinarias y comunes. El virtuosismo define un nivel estético que no rompe las fronteras corrientes de la intuición y la habilidad. Produce admiración, pero no conmueve las fibras de los sentimientos duraderos ni altera la inteligencia del mundo. El segundo nivel de expresión estética está ocupado por las creaciones de la observación original, la imaginación novedosa y el talento de las pasiones. La mera buena novela y el mero buen teatro dominan este terreno, con más autoridad social que la música, pintura o la escultura meramente excelentes, porque la función de este segundo nivel es la de adecuar la vida al esquema de ideas y valores que, sin estar introducidos en la práctica social, dominan los anhelos de la mente, aunque todavía no los del corazón. El arte expresa aquí deleites y armonías pasajeras, pero no cordialidad con el entorno social. La intelectualidad en el arte puede denunciar la fealdad del mundo donde florece, pero no intuye el que podría sustituirlo, ni las formas estéticas que, por su nobleza ética o propósito moral, podrían minarlo desde dentro. Las emociones que sacuden el conformismo de las mentes, dejando intacto el de los corazones, no llegan a cumplir la función trascendente del arte. El nivel supremo de la expresión estética, el de las obras geniales, se lo reservan en exclusiva los tipos de belleza producidos por la razón del arte puramente innovador y creativo. Este es el excepcional reino gobernado por las cuatro “íes”: intuición verídica, inspiración fecunda, imaginación creadora, inteligencia de las formas. Ya trate con palabras, sonidos o imágenes, el nivel supremo del arte opera el milagro de la creación de algo tan originalmente bello e inteligente, que subyuga sin someter, embelesa sin anestesiar, cautiva sin encadenar y libera sin sublevar.

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