El veterano político de partido catalán, Jordi Pujol, ha declarado recientemente que Cataluña no está preparada todavía para constituirse en una república independiente de España.   Una muestra más de que el fin buscado por los partidos nacionalistas en el Estado español de la transición es lo mejor para sus nacionalidades pero no, necesariamente, lo mejor para la nación española.   Treinta y tres años lleva ya el pueblo español esperando una votación legítima y legal para elegir una república y una constitución o, en cambio, una monarquía parlamentaria. La legalidad y legitimidad irían unidas en la situación política actual si un poder del Estado exigiera tal votación o referéndum a toda la nación. La Monarquía –y no solamente la República- estaría legitimada expresamente por el pueblo español si se realizara esa única votación ausente aún en la Transición.   La votación o referéndum para elegir, sin condiciones, una república o monarquía todavía no se ha realizado. El referéndum del 6 de diciembre de 1978 no preguntaba expresamente si se elegía una república o una monarquía y, además, se condicionaba la existencia de la monarquía a la de la constitución que dejaba algunos derechos civiles a los españoles. Por lo que éstos prefirieron un mal menor a volver a una dictadura expresa. No se pudo votar con claridad y distinción entre una monarquía o una república.   El sistema de partidos surgido de aquella componenda ha ido dejando para un futuro lejano la votación trascendental de la Transición. Los nacionalismos, y el partidismo, han aprovechado el Estado de las autonomías diseñado en el año 1978, para impedir una votación legítima: la de si queremos una república o una monarquía.   Jorge Pujol (foto: congrescdc)

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