Mientras predomine el pensamiento moral binario (amigo-enemigo), antes instintivo que crítico y abierto a la consciencia de nuestra ignorancia, el problema del nacionalismo tiene difícil solución. El nacionalismo ideológico es, en sustancia, binario: en un lado están los nuestros y, en el otro, los demás. Y aunque este código de pertenencia tribal sirvió eficazmente propósitos de supervivencia (a los que podríamos regresar en caso de catástrofe), y demolerlos como si ya fuesen inútiles sería simple castración, se requiere de nosotros amplificar el sentimiento moral primitivo de pertenencia hasta abarcar el espacio entero de lo posible. En lo social, la convivencia pacífica entre todos los seres humanos. En lo político, el mejor y más racional de los diseños de Estado, que garanticen la libertad y control democrático del poder. Javier Pons, director general de TVE Corazones de Hielo (Story Board, 2007) es un valiente documental realizado por Pedro Arjona y producido por el escritor y periodista Jorge Reverte sobre la realidad social vasca. De mano de una serie de entrevistas a algunas de las víctimas de ETA, y con la tragedia Antígona de Sófocles como trasfondo, el documental deja traslucir, sin victimismo ni afán vengantivo, la entereza de quienes se enfrentan a la locura binarista del nacionalismo más exacerbado. El secuestro de la sociedad vasca basado en la permanente amenaza de violencia está meridianamente dibujado en este sobrio documental. La violencia como la forma más inmediata –y menos eficiente– de expresar la frustración propia, originada en el miedo a lo otro, lo extraño, lo ajeno. Y, de acuerdo con la visión del realizador, Antígona como representante de la visión de todos aquellos ciudadanos respetuosos hasta tal punto de las leyes divinas de la convivencia racional y pacífica que ponen en peligro sus vidas contra los que se creen ley. Jorge Reverte me cuenta que ninguna televisión pública ha osado emitir el documental, salvo la segunda de ETB, a las dos de la madrugada y sin previo aviso. Tal es la cobardía, y tal es la naturaleza del secuestro no ya sólo de la sociedad vasca sino de la española en conjunto. El silencio al que se ven sometidos los justos, como me señalaba el propio Reverte, es otro tema clásico.