Confianza térmica Es pleno verano. Podríamos tener dudas, así que nos sumergiremos en el agua de sal, de frío cálido, de miedo a la oscuridad y vaivén, que nos llenará otra vez de alegría, de fuerza. Cuando volvamos a la superficie, el héroe todavía estará allí, delante de los tanques. La experiencia de la transición nos permite desconfiar personalmente de quienes han ocupado, ocupan, la sociedad política. Ellos han convertido en personal la sana desconfianza hacia el poder del Estado que inspira el diseño de las instituciones democráticas. Es muy sano desconfiar personalmente de quienes mienten, tergiversan y abusan, de aquellos que siempre salen indemnes a los embustes, mientras otros sufren. Si la señora Fernández, vicepresidente del Gobierno, dice que la nueva portavoz del PSOE es la puerta del cambio, ni habrá enésima oportunidad, ni salida alguna para quienes lo crean. Si hacemos caso a Emerson, el sentimiento que nos han inculcado es más importante que cualquier pensamiento que expongan –o cualquier decisión que tomen, cabría añadir-. Merecen nuestro más educado desprecio. Si alguien se comporta malamente en nuestra casa, el enfrentamiento y el distanciamiento serían las reacciones lógicas; pero nadie puede distanciarse del poder político oficial y, si este no es asequible al empuje social y lo es muy difícilmente a la comprensión intelectual, el ciudadano se encuentra con algo que produce una repugnancia intuitiva y, estando omnipresente, parece inevitable. Entonces tiende a aceptar con resignado sarcasmo lo que le viene encima. Crítica sabiendo que de nada sirve; termina insultando. Se identifica con aquello que otros deciden; termina odiando parte de lo que cree amar. Es mucho más sencillo detener una columna de tanques que una de engaños, pero si aquel gran hombre, cuando regresaba de la compra, pudo frenar durante un segundo eterno a las máquinas lanzadas contra sus conciudadanos, nosotros podremos reírnos del corrupto poder que nos lleva hasta que el mar vuelva a cubrir nuestras cabezas, el próximo verano.