La experiencia es la madre de muchas cosas e ideas. Ser madre es la experiencia nacional por excelencia. No es una imprecisión ni una exageración. La palabra “nación” significa, en su origen, “nacer”. Y “nación” es por donde se “nace”. La Ministra de Defensa de España ha dado a luz recientemente (¡Felicidades¡) a un hermoso niño (Miguel) y declarado: “Esto es algo maravilloso que no tiene explicación ni comparación con nada”. La sentencia de Carmen es propia de la genialidad presocrática pero también revelación de la lengua española ante la crisis (la nada) de la nación que la viera nacer en tierras riojanas. Es también una frase apropiada políticamente. Así, con esas precisas y preciosas palabras, el idioma español “habla” por boca de la Ministra de Defensa. Ilumina a la ministra, y a todos, a través de “El País” del viernes 23 de mayo: nacer (nación) es maravilloso, es incomparable con nada. La nación española (recapacitemos) no es una simple nación étnica ni solamente una maravillosa nación biológica, es una maravillosa nación histórica y “política”. Cuando Carmen Chacón, afectivamente, reconoce lo “maravilloso” del “hecho” del “nacimiento” de su hijo Miguel está expresando, por razón de su cargo, la constatación del lenguaje español en su nación histórica. Por eso la política es el método por el que se reproduce la nación histórica. Doña Carmen Chacón pasando revista (Chesi_FotosCC) La nación política incluye no solamente a los nacidos, sino también a los ya desaparecidos (padres, de ahí que un sinónimo sea “patria”) y a los por nacer todavía (los hijos y nietos de Miguel, etc…). ¡Doña Carme no puede perder la nación! No existe la condición de “ciudadano del Mundo”, aunque Pi y Margall se empeñara en ser hombre antes que español. Eso es lo maravilloso. La nación política española no puede estar de fiesta entre faralaes en los momentos de crisis. Si es necesario se tendrá que constituir una sana y bella forma de vida política en la que la democracia representativa lo sea todo – y no nada, como ahora-, y de paso, Miguel pueda presentarse y ser elegido Jefe del Estado. Frente al engendro del Estado de Partidos, avizoramos la naciente constitución de la libertad política, que ya sabemos con qué nombre vendrá al mundo.