“Querido Emilio: adjunto te remito propuesta y presupuesto…”. 302.000 dólares para el patrocinio de conferencias y escolarización de los hijos, pedidos y recibidos por un Juez del banquero más poderoso de España cuando su juzgado estaba investigando una querella contra los directivos del mismo banco por supuestas cesiones de crédito ilegales es algo que ni aún llamándose Baltasar Garzón puede pasar fácilmente desapercibido. El Magistrado del Tribunal Supremo, D. Manuel Marchena ha puesto fin a la instrucción contra la estrella judicial formalizando su imputación por el delito de cohecho impropio que habría cometido por ésta y otras solicitudes de patrocinio para cursos en los que participaba a éste y otros bancos y a grandes empresas con asuntos en pendencia en la sede judicial de su titularidad.
El BBVA no iba a ser menos. Según la instrucción practicada por Marchena, Garzón solicitó otra contribución en importe de 300.000 dólares para un seminario sobre terrorismo en Nueva York cinco meses más tarde de haber incoado diligencias penales contra varios directivos del banco. En este caso llegó incluso hasta negociarse la “contribución” al mecenazgo. El regate en corto del Presidente de la entidad bancaria le ahorró 100.000 dólares. Francisco González había acudido a declarar previamente ante Garzón como testigo en relación con las cuentas ocultas de Jersey, escándalo que curiosamente (¿?) acabó con la defenestración de la anterior cúpula directiva y el ascenso de aquel al control del banco. Las empresas CEPSA, ENDESA, Telefónica, BBVA, BSCH y Caixa Catalunya también aportaron cerca de un 1.000.000 de dólares a la Universidad de Nueva York para la celebración de cursos en los que participó el Juez de la Audiencia Nacional durante los años 2.005 y 2.006.
Entre los indicios de criminalidad que motivan el Auto obra un demoledor informe elaborado por la Guardia Civil sobre las cuentas del Magistrado en suspenso en el que figura el llamativo dato consistente en que Dña. Rosario Molina, mujer de Garzón, ingresó la suma de 317.130 euros en una cuenta corriente a su nombre a principios de Abril de 2.005, es decir, un mes después de que el Juez llegara a Nueva York con permiso de estudios del CGPJ, sin encontrar fuente de ingresos alguna en la impositora que justificara el origen de dicha suma.
Marchena recuerda que el ilícito imputado no exige enriquecimiento personal para su perfección, si bien en el supuesto enjuiciado se acredita que Garzón cobraba su nómina de la misma universidad neoyorquina que percibía los patrocinios. Además, y para que no quede duda alguna de una instrucción caracterizada por su meticulosidad, concluye que consta documentalmente como percibió retribuciones en especie de los fondos donados por el BSCH al Centro Rey Juan Carlos adscrito precisamente a esa Universidad. Entre esas retribuciones en especie se encuentra el pago de los 21.650 dólares que costó la matrícula de la hija de Garzón en la Escuela Internacional de Naciones Unidas. Una buena muestra de la Justicia internacional que invocan los “fans” garzonitas a la puerta del Tribunal Supremo.