PACO CORRALIZA
Continuamos «a vueltas» con «la Razón» y la Psique humana. Con «la Razón» y sus «psico-ideológicas» e idolatradas «Leyes»; con las racionalizadoras «Leyes» de «la Razón» y «la Razón» legisladora de las «Leyes». Si bien, siendo prudentes, observaremos a la tarántula sin tocar, de momento, la viciosa espiral de su «dialéctica» viscosa, esa circular “dialéctica berlinesa, tejedora de telas de araña” (1a), como llamó, en 1852, la genial inteligencia del gran Poeta-filósofo judíoHeinrich Heine a la dialéctica de «la Razón»; de «la Razón», entonces, hegeliana; «la Razón» del estadólatraHegel y su “Filosofía de la Naturaleza ”(1) (con Descartes, Hobbes, Rousseau y Kant como más insignes antecesores; y con Marx como heroico y «psico-ideológico» sucesor, quien, a fuerza de «progresar» -hacia atrás-, regresó hasta Platón).
Recalquemos, antes de seguir, que nuestros «adversarios» en esta serie de artículos no son ni «la Razón» ni «la Ley» (además, entiéndase… ¿qué «Razón» y qué «Ley»?), sino lo que se oculta tras ellas cuando son genéricamente invocadas «in vacuo», en vacío, especialmente en el terreno político. O sea, cuando son (¡y lo terrible es que lo sigan siendo!) explícita o implícitamente mitificadas y empleadas, como un talismán cientifista o rey Midas fatalista, para justificar todo lo que toquen haciéndolo valedero: ya sea la flor que está en el estercolero, ya sea el estercolero donde está la flor. Y lo que se oculta tras ese gratuito y auto-complaciente uso de «la Razón» se llama «Poder» («Poder-en-sí»); y, con él, lo que más lo motiva y lo mueve: «Interés». Frente a la compulsiva soberanía del estólido «Poder-en-sí» (ya sea el estatal, ya sea el «psico-individual») ansioso de «bien-estar», oponemos la voluntaria ciudadanía del «ser» de la Libertad política. Frente al auto-interesado «Interés», negativo y mendaz, de aquel «Poder-en-sí» (ese zombi auto-complaciente), contraponemos el «inter-essante», afirmativo (co-afirmativo) y veraz «Inter-esse»: el «entre-Sí» interpersonal (amante e inteligente). La Libertad, que, como la voluntad, goza de vivificante carácter espiritual o esencial, se torna sustancial o presencial cuando la acción humana, consciente e interpersonal, mira al «Poder» mundano con humano desinterés y voluntariamente se materializa en forma de mundanal «contra-Poder». Entonces, con la Libertad como su “razón de ser” (2) (Hannah Arendt), nace la «Política» entendida como experiencia de la Libertad colectiva (y no como ciencia o «Razón de estar» en el «Poder» establecido y organizado; ya sea «la Razón» del Estado; ya sea «la Razón» del individuo ensimismado).
Para ilustrar este artículo nos valemos de lo escrito por la Psique del eminente sociólogo (racional «psico-ideólogo») Max Weber, una de las mentes más lúcidas y cultas del cambio de siglo XIX-XXalemán. En el umbral (1904-05) del siglo XX (el siglo más tristemente «europeo», mentiroso, «psico-ideológico», sanguinario y liberticida de todos los tiempos, como no nos cansamos de repetir), escribe su famosa obra “La ética protestante y el espíritu del capitalismo” (3).
En la Introducción (3) de esa «psico-ideológica» obra (Introducción, que, por cierto, comienza con la frase: “Cuando un hijo de la moderna civilización europea se dispone a investigar un problema cualquiera de la historia univiersal…” (3)), Max Weber, como poseído por un delirante frenesí «idolátrico-racionalista», viene a considerar que «Occidente» es una especie de Arca de Noé que flota sobre un mar de racionalidad; todo parece ser «racional» (o, al menos, estar «racionalizado»). En un espacio que, aproximadamente, equivale a cuatro folios a doble cara, Weber emplea 57 veces palabras que contienen el adjetivo «racional» en su composición; a ellas se suman las 5 veces que aparece en las cuatro cortas notas que complementan tal Introducción(3). En total, 62 veces «racional» (presente en las siguientes vocablos: 32 veces «racional/es»; 7 veces «racionalización»; 4 veces «racionalmente»; 3 veces «racionalidad»; otras 3 «racionalismo»; 2 veces «racionalizado/a»; una vez «racionalistas» y 5 veces «irracional»).
Por su parte, 25 veces es empleada la palabra «Occidente» como escenario de lo «racional». O sea, para el historiador, jurista y sociólogo Weber no había duda: «Occidente, a principios del siglo XX, era, sobre todo y principalmente, racional». Así, por ejemplo, escribió Weber: “Sólo en Occidente hay «ciencia» en aquella fase de su evolución que reconocemos como «válida» actualmente. […] Fuera de Occidente no existe una ciencia jurídica racional […]. Lo mismo ocurre en el arte […] sólo en Occidente ha existido la música armónica racional. […] Fuera de Occidente no se conoce la utilización racional de la bóveda gótica. […] El cultivo sistematizado y racional de las especialidades científicas, la formación del especialista como elemento dominante de la cultura, es algo que sólo en Occidente ha sido conocido. […] Pero hay en Occidente una forma de capitalismo que no se conoce en ninguna otra parte de la tierra, la organización racional-capitalista del trabajo formalmente libre. […] Así como el mundo no ha conocido fuera de Occidente una organización racional del trabajo, tampoco, y por eso mismo, ha existido un socialismo racional.” (3)
Pero pasemos al terreno del «Poder», que es, para Weber, como para toda la tradición del «Occidente racional», al menos desde Aristóteles, el terreno donde se encuentra la política (Max Weber escribirá en 1919 que “por políticavamos a entender la influencia sobre la dirección de una asociación política : en la actualidad, de un Estado […] la aspiración a participar en el poder”. Siendo ese «Estado» “aquella comunidad humana que, dentro de un determinado territorio […] reclama para sí, con éxito, el monopolio de la violencia física legítima” (4)). Insiste, lapidario, Weber (1919): “Quien hace política aspira al poder”(4). Por tanto, siguiendo esas definiciones de «política» y de «Estado», «hacer política» es aspirar a participar en un monopolio de violencia física legítima. Y Weber entendía que entre los tres tipos puros de “dominación legítima” (5) sólo hay uno de “índole racional”(5), el basado en la “creencia en la legalidad del ordenamiento establecido […]. En el caso de la dominación legal, la obediencia [requisito de la dominación] se presta a un ordenamiento legal impersonal y objetivo y a las personas establecidas por ese ordenamiento.”(5)
Y ahora, ya situados en el circular coso «racional» del «Poder= política= participación en el monopolio de la violencia -legal-» volvemos a la citada Introducción(3) (1904-05); al único párrafo de ella donde se emplea la palabra Europa : “sólo Europa ha conocido el Estado estamentario: rex et regnum [rey y reino] en sentido occidental. Y, desde luego, sólo Occidente ha creado parlamentos con «representantes del pueblo» periódicamente elegidos. […] Occidente es el único que ha conocido el «Estado» como organización política, con una «constitución» racionalmente establecida, con un Derecho racionalmente estatuido y una administración con funcionarios especializados guiada por reglas racionales positivas: las «leyes»; fuera de Occidente, todo esto se ha conocido de modo rudimentario.”(3) [En este cita, todas las «comillas» son de Weber].
Planteamos ahora unas preguntas. ¿Qué ocurrió durante el siglo XX en la Europa navegante sobre tal acúmulo de estatista «racionalización»? ¿Cómo es que los actuales «Estados de Partidos» reproducen el régimen de Poder antidemocrático de la Alemania de entreguerras? ¿No se «vendió» en España la «limpieza» de la «Transición» del «Estado de Falange» al «Estado de Partidos» alegando que se transitaba «de la ley a la ley»? Entre tanta cosificada «racionalidad», ¿dónde han estado; dónde están la Política y la Libertad? Responderé: se las ha tragado un monstruo de «Poder», el monstruo estatal: el «Estado-Dinero social-€-burocrático de Partidos y Narcótico Bienestar», ese «racionalísimo» invento de una «Razón» legisladora que sigue, hoy, hablando en «€uro-alemán».
Max Weber pronosticó con acierto la creciente e inevitable, la terrible, ciega e implacable burocratización de los Estados «modernos y racionales», convertidos en déspotas “empresarios”*(6) «racional-financiero-capitalistas» del «bien-estar». Escribió en 1917: “El futuro le pertenece a la burocratización […]. La burocracia moderna se distingue de todos esos ejemplos más antiguos [China, Egipto, postrimerías del Imperio Romano y Bizancio] por su aprendizaje y especialización de índole racional y técnica, característica ésta que apuntala su inevitabilidad […] Una vez que el funcionario especializado llega a gobernar, su poder es sencillamente inquebrantable, porque todo el sistemade cobertura de las necesidades vitales más elementales se organiza según su forma de gestión.” (6) Hoy, en la €uropa y la €spaña de 2014, en la «€uro-spaña del Bienestar» las cosas son exactamente así, con los cuadros de los Partidos convertidos en funcionarios del «Poder» ¿Acertó Max Weber por casualidad? No; acertó porque, efectivamente, el monstruo estatal social-€-burocrático es tan inhumano como «racional».
Concluimos con Hannah Arendt (en “Sobre la violencia”; 1969): “la burocracia es la forma de gobierno donde todo el mundo está privado de Libertad política, de la capacidad de actuar; el dominio de «Nadie» no es la ausencia de dominio [… es] una tiranía sin tirano.”(7)
(*). Weber escribió en 1917(6): “En la paz, el Estado es el mayor empresario y el recaudador de impuestos más potente.”
(1) HEINE, Heinrich. “Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania. Alianza Editorial, S.A. 2008. [Ed. original: 1834].
(1a) Anexo II: Prólogo a la 2ª edición del libro. [1852].
(2) ARENDT, Hannah. “Entre el pasado y el futuro” . Ediciones Península. 2003. [Ed. original 1954].
(3) WEBER, Karl Emil Maximilian. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. Grup Editorial 62, S.LU. 2013. [escrito 1904-05].
(4) WEBER, Karl Emil Maximilian. “La política como profesión” (junto con “La ciencia como profesión” ). Espasa Calpe S.A. 2009. S.LU. [ed. original 1919].
(5) WEBER, Karl Emil Maximilian. “Sociología del poder. Los tipos de dominación” . Alianza Editorial, S.A. 2012. [ed. original 1921].
(6) WEBER, Karl Emil Maximilian. “Por qué no se deben hacer juicios de valor en la sociología y en la economía” . Alianza Editorial, S.A. 2010. [escrito 1913; revisado y publicado en 1917].
(7) ARENDT, Hannah. “Sobre la violencia” . Alianza Editorial, S.A. 2005. [Ed. original 1969].