JUAN SEOANE.
Es inconcebible vivir la vida social, y no digamos la vida política, sin ingenuidad. Todos los tipos de sociedad política, han necesitado una gran dosis de ingenuidad en las personas para poder adaptarse a las circunstancias del momento y no caer en la total indiferencia. Esto es lo que va a necesitar el ciudadano el primero de Agosto para poder escuchar y asimilar lo que el ínclito Rajoy va a balbucear en sus manifestaciones sobre el caso Barcenas.
Los mas ilusos, piensan que la culpa de todo la tiene el gobierno de Mariano y proponen como remedio un cambio en el ejecutivo. Otros, echan la culpa a conspiraciones judeo-masónicas y ponen su esperanza en el imperio de la ley que les ha hecho emperadores a perpetuidad con el actual sistema político. Y por ultimo, otras mentes mas perspicaces consideran que la causa de la actual crisis está en el abuso permanente del poder en las instituciones con un sistema que no es democrático en absoluto y es incapaz de dar solución a los graves problemas que tiene la sociedad planteados. Y frente a todo esto, se fija una fecha a la esperanza. El uno de Agosto, fecha en la cual, el locuaz Mariano va a hablar para explicarnos la “ideología de la resignación”.
La finalidad de esta ideología de la resignación ante la corrupción del poder, es obvia. No hay nada que hacer para prevenir la delincuencia política. Y cuando a los políticos se les ocurre alguna medida preventiva, es la de mirarse mutuamente sus patrimonios y manifestar a los cuatro vientos, la legalidad de sus bienes y de sus haciendas.
El escándalo de la corrupción política no la produce el cobro de comisiones “tangenciales”, sino el hecho de que se dé a conocer esta practica habitual, pero secreta, a la opinión publica. Pero esta versión a lo Robin Hood en una jungla de asfalto es, una horrible pesadilla. El Estado de partidos financia por igual a las derechas y a las izquierdas. Sus programas, son similares y la única distinción es el aditamento de la retórica y los sermones regeneracionistas, como salvavidas de la marea negra que nos invade. La estabilidad de este sindicato de profesionales de la política, exige como factor de estabilidad y como regla de unanimidad, el consenso para poder reprimir la disidencia y el espíritu critico suplantando la regla de mayorías y minorías propia de las decisiones democráticas.
Robar para el partido, forma institucional de la corrupción, es un fraude en toda regla para la sociedad civil, por la gravedad de sus consecuencias en los resultados electorales y en la política legislativa a aplicar. La financiación ilegal de los partidos es un pretexto de grupo y una excusa personal para el enriquecimiento ilícito de sus miembros y no del partido político que es utilizado como plataforma de la corrupción.
La corrupción económica del poder político, cuando sucede de manera habitual, es un fenómeno social que debe ser explicado como tal. Sin este conocimiento no será posible encontrar las vías de superación de los cauces institucionales que permiten y favorecen la corrupción actual. Y ese conocimiento, nos facilitaría la clave para romper la fuerza de las dos pasiones que lo sostienen: la pasión colectiva de durar en el poder al precio que sea, y la pasión individual de enriquecerse cuanto antes del modo que sea. Y la clave para la ruptura de esa fuerza, estaría en la consolidación un sistema democrático real, donde los poderes sean independientes y garanticen la libertad política.