PACO BONO.
El régimen se enfrenta al régimen, miles de personas se agolpan frente a la sede del PP para reclamar, ¿qué?, ¿acaso libertad constituyente?, ¿acaso la instauración en España de un régimen republicano, liberal y formalmente democrático? No. Los damnificados del Estado, los otros vividores de lo público, aprovechan su oportunidad para gritar contra el inane presidente elegido a dedo en su día por Aznar. No se trata de luchar por la libertad, sino de una medida desesperada para recuperar los privilegios que la crisis les ha arrebatado de un plumazo.
Es vomitivo el trato que recibe el ciudadano medio en los telediarios de las principales cadenas de televisión, la manipulación y el engaño se practican con tal impunidad y descaro que lo único que nos queda es apagar y pensar, reflexionar sobre lo que de verdad sucede en España, que guarda relación con aquello que sufrimos nosotros mismos. Hay mucha gente desempleada, otros trabajan en la llamada economía sumergida, sin embargo, son los empleados o emprendedores, los de la cuenta ajena y los empresarios, los que están soportando la mayor carga fiscal de la historia. El Estado te roba para salvar su crisis, tratando así de evitar el fin de un régimen corrompido desde la corona hasta el más insignificante partido. Las instituciones de carácter feudal, en las que los señoritos y sus amigos se pavoneaban en su día por su poder provincial o regional, hacen aguas por doquier. No hay institución o partido que no se vea inmiscuido en un caso escandaloso de corrupción.
El robo al que trabaja, el asalto al que genera riqueza, como sanguijuelas, como letales parásitos, es el verdadero mal que padece España. No nos van sacar de la crisis ni los chupópteros del Estado, ni los vagos, ni aquellos que jamás han emprendido proyecto alguno, lo harán los trabajadores con mayúsculas, los que arriesgan su dinero en una empresa, los que se encuentran en lo más alto del saber y lo más próximo a la verdad. No se engañen, la gente que sale con pancartas del ayer, esos trasnochados que recorren las calles exigiendo la restauración de un régimen obsoleto, ni son ni pueden ser los que abanderen la guerra contra el bochorno político estatal. Si Rajoy dimite, debe plantearse la refundación del Estado, la apertura del un periodo de libertad constituyente, porque si la alternativa a Rajoy es Gallardón o Rubalcaba, no habrá alternativa ya para la nación, para la sociedad, esa vaca esmirriada que mueve su cencerro por inercia en el oscuro establo de la servidumbre.