PACO BONO SANZ.
Don Cosme y Don Damián:
– Ayer estuve en la playa con mi hija y con mi nieta.
– Estará preciosa.
– Imagine usted, con tres añitos…
– ¿Y qué pasó?
– Me senté en la orilla y construí un castillo de arena con la niña.
– ¡Lo pasaría fenomenal!
– Sí, ella intentó ayudarme…
– Qué efímeros son los castillos de arena.
– Así es, lo levanté muy próximo al agua para que lo alcanzaran las olas con su último empuje de energía. Luego, durante una media hora, mientras mi hija y mi nieta daban un paseo, me quedé solo, observando, y presté atención a cada golpe de espuma, cada lengua de agua y sal, el mar iba arrastrando la arena y la figura de mi castillo desaparecía por minutos…
– Experimentó usted en poco tiempo el efecto de las fuerzas naturales.
– Imaginé que mi castillo era de roca y que los minutos transcurridos eran siglos…
– Imaginó el mar como el universo, de ida y vuelta, reclamando para sí lo que el hombre pretende eterno.
– Pero el mar y el universo no reclaman nada, sólo obedece a las leyes naturales.
– Treinta minutos de historia efímera.
– De conquista en la arena; la felicidad de un viejo y de su nieta corriendo como lava al mar bajo los pasos de la gente inadvertida.
– Fue usted feliz durante un rato.
– Y lo sigo siendo cada vez que pienso en ello, en repetirlo.
– Porque usted es su vida, la vida no existe fuera de usted, ni fuera de nadie, la existencia es un elemento humano. El mundo está ahí, y seguirá su curso… pero sin nosotros nadie podrá reportarlo.
– Por eso deberíamos disfrutar de nuestra vida sin más sacrificios que aquellos que nos hagan felices a la postre. Me sacrifico por quienes quiero y porque es mi voluntad hacerlo.
– Pero además es usted generoso, porque respeta el mundo que encuentra, vive sin causar trastornos graves, para que otros así puedan disfrutar también de su existencia.
– La vida es un paraíso con el riesgo de amar, pero amar es uno de los grandes éxitos de la vida. Amar lo que haces, por quién lo haces, cómo lo haces, amar, buscar el bien propio y el de quienes lo merecen por ti en libertad.
– Ese castillo es mucho más importante de lo que pudiera parecer en un principio.
– A veces, al anochecer, doy un paseo por la playa y observo las ruinas y sus cadáveres de arena, restos de felicidad…
– Usted siempre convierte en grande lo que a priori parece pequeño.
– Porque yo amo la vida y mi existencia.