JOSE MARÍA ALONSO.
El régimen de poder de oligarquía de partidos español se estructura formalmente en un sistema bicameral: La cámara alta y la cámara baja, es decir, el Senado y el Congreso de los Diputados respectivamente.
Comoquiera que el poder ejecutivo (el Gobierno de la Nación con su Presidente al frente), ha de responder semanalmente ante ámbas cámaras a través de sendas sesiones de control, los reglamentos establecen que corresponde hacerlo los Martes en el Senado y los Miércoles en casa, es decir en el Congreso de los Diputados, a la sazón sede del Legislativo, y cuyos asientos de piel color burdeos usurpan gracias al sistema electoral de listas los miembros propuestos en las listas de los partidos políticos. Como digo, en el mismo hemiciclo anida para sorpresa de propios y extraños el Ejecutivo, cuyos miembros son extraídos de las elecciones al Legislativo, que es como decir que se vota a Miss Universo y de entre las guapas señoritas, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, sale elegido también Messi como Balón de Oro, por poner un símil popular.
Dejando de lado la trampa que supone extraer un gobierno de una asamblea de legisladores por cooptación, vemos cada semana que de las dos sesiones de control la primera no sirve efectivamente para nada y que la segunda tampoco.
En la última, que se desarrolla al escribir estas líneas, la diputada y jefa del partido UpyD, la inteligente señora Rosa Díez, propone reformar la Ley Electoral, puesto que según ella, la Ley vigente no representa de manera adecuada a los gobernados. Por un momento pensé que la diputada iba a proponer la derogación de la actual para instituir la que sí representa a los ciudadanos, que no es otra que la que elimina las listas de partidos en beneficio de la elección de un sólo diputado con un suplente por circunscripción o distrito electoral, con mandato imperativo revocable, activable desde la Junta Electoral de su distrito a petición de un número suficiente del censo electoral y ejecutable con inmediatez, sin esperar los cuatro años hasta el fin del mandato.
Mi gozo en un pozo, lo que propone la jefa del partido no es otra cosa que la sustitución de la proporcionalidad que organiza la Ley D´Hondt, por la efectividad de la otorgación de los escaños por número de votos conseguidos, pero ya no en proporción territorial. No propone la eliminación de listas ni la uninominalidad, por lo que lo único que conseguiría de establecerse su propuesta, sería que su partido consiguiese más escaños, que es lo que ella realmente quiere, y no que los ciudadanos sean representados por aquellos que conocen los asuntos de sus circunscripciones y pueden luchar por arreglar legislando los problemas que atañen a los gobernados de sus correspondientes distritos.