PACO BONO.
-¿Qué opinas de este partido que habla de los derechos de los ciudadanos?
– Que miente.
– ¿Por qué?
– Porque en España no hay ciudadanos, sino súbditos, que esto es un reino.
– Pero dicen que quieren acceder al Estado para reformar el sistema.
– La política no se puede cambiar desde dentro del Estado de partidos, porque el Estado de partidos se funda en el consenso, que es la negación misma de la política. Todo aquel que participe en el juego de la partidocracia será corrompido y se hará corruptor de otros, porque un concepto que no es por principio nunca puede serlo como fin.
– Pero, ¿cómo pretende cambiar este régimen el MCRC?
– A través de la libertad política.
– ¿Y de qué apoyos gozáis vosotros para conseguirlo?
– ¿Nosotros?
– Sí, vosotros, los repúblicos.
– Nosotros no existimos.
– ¿Cómo que no existís? Sois un grupo.
– Nosotros somos tú.
– ¿Que tú eres yo?
– Sí, yo soy tú.
– Pero, si yo soy yo y mis circunstancias.
– Eso no es cierto. En política, yo soy tú, porque yo seré libre cuando tú seas libre.
– ¿Puro pensamiento?
– ¡Pura acción concebida para la libertad de pensamiento!
– Pero si yo soy libre para pensar por mí mismo. No necesito de un Estado que me lo garantice.
– Sin embargo, no eres libre para defender ese pensamiento dentro del Estado. El pensamiento no es consecuencia de la libertad, sino de la esencia humana, pensar no te hace libre si no puedes desarrollar y difundir tu pensamiento públicamente para la acción.
– Ya sabes lo que dicen los políticos de los partidos. Lo que no puede ser, no es y además es imposible, porque no puede ser de otra manera.
– Esas expresiones son contrarias a lo político, porque la política es la ciencia de lo posible y lo probable, y parte de una verdad, la libertad colectiva.
– ¿La libertad como fin? ¿No resulta idealista?
– La libertad como principio para que pueda haber un fin político. Somos pragmáticos.
– Parece complejo.
– Y no lo es. Yo lucho por tu libertad aunque tú no seas consciente de ello, porque el individuo no es nada fuera de la sociedad, como tampoco lo es la familia, célula social, pero no política. Sin libertad colectiva, la sociedad es rehén del poder y su corrupción infinita.
– ¿No nos han enseñado en la escuela que nuestra libertad termina donde empieza la de los demás?
– Eso es falso. Tu libertad habría de terminar donde finalice la de los demás.
– ¡Empiezo a comprenderlo! Te refieres a la igualdad ante la ley.
– Imprescindible.
– ¿Y como garantizas lo posible y lo probable y evitas a la vez que uno o varios lleguen a ostentar el poder indefinidamente?
– Limitando ese poder, mediante la separación de poderes en origen y garantizando la representación ciudadana.
– Yo también quiero ser tú.
– Ya lo eras, pero ahora además lo sabes.
– Luchemos por ser libres.
– Ya eres un repúblico activo.