Immanuel Kant (en “Crítica de la razón práctica” -1787-): “La razón sólo puede encontrarse bien en un orden de cosas semejante con su capacidad para determinar «a priori», según principios, cuanto debe suceder.” […en «Colofón»] “Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renovadas y crecientes, cuanto más frecuente y continuadamente reflexionemos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí […]; yo las veo ante mí y las relaciono inmediatamente con la conciencia de mi existir.”(1)
G. W. F. Hegel (en “Lecciones sobre la filosofía de la Historia universal” -década 1820-): “La religión es el lugar donde un pueblo se da la definición de lo que tiene por verdadero”(2a)
“… la justicia y la moralidad internas del Estado, que residen en la intimidad del principio protestante.”(2a)
“La religión está en la más íntima relación con el principio del Estado. […] El principio del Estado, lo universal que el Estado pide, se hace consciente, pues, como absoluto, como determinación de la esencia divina misma.[…] El Estado es la razón en la Tierra.”(2a)
Jorge Ruiz de Santayana (1916): “Resulta así que de Kant, directa o indirectamente, los egotistas alemanes sacan la convicción que constituye su más trágico error. Su presunción y su ambición son antiguas locuras de la raza humana; pero ellos consideran que estas pasiones vulgares son el espíritu creador del universo. Kant, es decir, el alma existente en el interior de Kant, que estaba todavía un poco trabada en su expresión, fue el profeta e incluso el fundador de la nueva religión alemana.”(3)
Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) (24/marzo/1917): “Necesitamos un Estado […] el proletariado debe, empleando la palabra de Marx, «demoler» esa máquina del Estado «ya hecha» y sustituirla por otra, fundiendo la policía, el ejército y la burocracia con todo el pueblo en armas.”(4)
Carl Schmitt (1927-1932): “Habría que preguntarse cuánto tiempo residió realmente en Berlín el espíritu de Hegel […] Hegel emprendió su peregrinación, a través de Marx y Lenin, hacia Moscú.”(5)
Adolf Hitler (25/Octubre/1941): “En nuestro país, los judíos habrían eliminado en seguida a Schopenhauer, a Nietzsche y a Kant.” (15/Enero/1942): “Tengo que hacer algo por Königsberg (*). Con el dinero que me ha dado Funk, construiré un museo, en el que reuniremos lo que encontremos en Rusia.”(6)
(*) Ciudad de nacimiento y residencia de Kant, en la Prusia Oriental alemana. Tras la II Guerra Mundial, y ya bajo dominio soviético, en 1946 fue renombrada Kaliningrado, en honor de Mijail Kalinin, fallecido ese año siendo Presidente del Presidium del Soviet Supremo de la URSS.
Carl Schmitt, poco después de revisar y completar, en 1932, su texto «El concepto de lo político», del que se ha tomado la cita anterior, se unió al Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, cuyo jefe, Adolf Hitler, fuera nombrado «Canciller del Reich» el 30 de enero de 1933. De modo que si es cierto que la ubicua movilidad del pensamiento estadolátrico de Hegel había llegado a Moscú, pues ciertamente llegaría; pero, eso sí, sin perder su sitio en el propio Berlín.
De todos los citados, el español Santayana es el más acertado. A Hegel sólo le faltaría sustituir la palabra «religión» por “la nueva religión alemana”(3) a que se refirió Santayana. Y en ambos falta, además de aclarar mejor lo que entienden por tal palabra, sustituir «religión» por «lo religionario»; o, más explícitamente, «lo psico-religionario». Y, más extensamente, sustituirla por «lo psico-religionario-alemán», dando al vocablo «alemán» su significado etimológico en español atendiendo a sus ancestrales raíces protoindoeuropeas; es decir, «lo psico-religionario» de «todos los hombres» («ala-mans»), según se específicó en el último de los artículos publicados: “Del Nacional-socialismo alemán al «Social-nacionalismo» catalán (I)”. Conviene ahora complementar esa serie de artículos, apenas iniciada, con un examen sintético de «lo psico-religionario»; algo que parece afectarnos en tanto ejemplares del “animal humano”(7), por emplear la genérica y patética expresión con la que Gonzalo Puente Ojea, en tiempos discípulo correligionario de Karl Marx, cerró uno de sus libros: «Vivir en la realidad» (2007).
Al vocablo «religionario» le asigna actualmente la R.A.E. un único significado: “persona que sigue el protestantismo”. El origen de la palabra parece encontrarse en el francés «religionnaire», cuando este término, en el siglo XVII, comenzó a emplearse para referirse a la corriente calvinista de los hugonotes, por ser ellos seguidores de una «pretendida religión reformada», según se mencionaba despectivamente en los textos oficiales del reino francés. El término «huguenot» (hugonote) vino en Francia a sustituir el calificativo «luthérien» (luterano), empleado anteriormente para designar a los seguidores de las doctrinas reformadoras del monje agustino alemán Martin Lutero (1483-1546).
En su diccionario etimológico abreviado, Joan Coromines, que no recoge la palabra «religionario», sí refiere el vocablo «correligionario» como aparecido en España en el “siglo XIX”(8), siglo de efervescencia y cristalización de las «psico-ideologías» del Poder; todas ellas supuestamente encarnadas en diversos Partidos políticos y vinculadas al Estado (existente o potencial -como el deseado por el nacionalismo catalán o el edificable bajo la providente jurisdicción de Lenin-). Coromines incluye «correligionario» en la entrada «religión», indicando que este término aparece (1220-1250), junto con «religioso», en obras del poeta Gonzalo de Berceo (1198-1264), clérigo secular en el Monasterio de San Millán de la Cogolla (La Rioja). El origen etimológico de ambas palabras se encuentra en el vocablo latino «religio, -onis», que en latín significaba «escrúpulo, delicadeza»(8), según Coromines.
Pero lo verdadera y justamente (en el sentido de la rusa «Pravda»(9) -«verdad justa»-) importante aquí es el significativo contexto oral en que se empleaba originalmente, en latín, el significante «religio, -onis». Para indicarlo, Santiago Segura Munguía (2013), aportaba, en orden sucesivo, los siguientes sintagmas:
«iudicum religiones»: «los escrúpulos de los jueces».(10)
«vir suma religione»: «hombre de conciencia sumamente escrupulosa».(10)
«religionem adhibere»: «mostrar escrúpulos».(10)
«habere aliquid religioni»: «tener escrúpulos de algo».(10)
«nec tamen est habendum religioni nocentem aliquando defendere»: «y sin embargo, a veces no se han de tener escrúpulos en defender al culpable».(10)
¿Qué es, en esencia, cualquier «psico-ideología» del Poder en tanto Poder de un Estado? Un conjunto de imágenes y construcciones mentales (prejuicios determinantes) que, proyectadas sobre el futuro y con carácter de certeza normativa (dogmática), prescriben a una multitud de seres humanos el «no-hacer» y el «hacer» necesarios (correctos) para alcanzar el futuro previsto, proyectado o dibujado. Ante tal futuro multitudinario, mientras se alcanza, todo presente es desechable provisionalidad y las personas meros operarios transitorios de usar y tirar, puestos al servicio del futuro planeado, mas no alcanzado. Y, en el imaginario y redundante «Estado estacionario» final, encontraríamos humanos del todo automatizados; es decir «animales humanos» o, más metafóricamente aún: «dibujos animados» o «animales dibujados». Entonces, tal como escribió Hegel (década 1820): “Podría decirse que el Estado es el fin y los ciudadanos son sus instrumentos”(2a). Colorín colorado; la Historia es un cuento continuamente acabándose, mas nunca acabado; siempre por «hacer».
Esa prolepsis visionaria de futuro, esa estabilización o estatalización de «la Sociedad» (concepto éste, «la Sociedad», que sólo existe flotando en el plasma mental del «psico-ideólogo» que lo invoca), requiere para su realización (su praxis), un escuadrón o batallón de creyentes militantes (prosélitos feligreses) con un caudillo (líder, conductor, guía, «führer» o «duce») a la cabeza. Si son fanáticos (o están fanatizados) mejor que si sólo están entusiasmados o simplemente apasionados, pues se trata de profanar sin miedo un templo sacro llamado futuro; ¡y no digamos si se creen «pro-fanáticos» jueces que conducen a la Justicia Social Universal! A esos escuadrones o batallones, con sus miles y miles de militantes (y con sus millones de votantes), se les ha venido denominado Partidos políticos, aun siendo religionarias sectas de Estado; sectas estatalizadas.
¿Guarda todo lo anterior alguna relación con el ancestral proceso de formación de la mente o conciencia de un ser (o animal) humano? El físico Michio Kaku (2014) escribe: “definimos la conciencia humana como el proceso de construir continuamente modelos del mundo exterior y después simular cómo evolucionarán en el futuro para lograr sus objetivos.”(11)
Vayamos terminando esta introducción. Las palabras españolas «séquito», y «secta» proceden de la raíz protoindoeuropea «sekw-»(12), que significaba «seguir». Esa misma raíz «sekw-»(12) dio origen a los vocablos «socio», «sociedad» y «social», procedentes los tres del latino «socius» [compañero, asociado (’que sigue’)(12); seguidor]. Por su parte, la palabra «sacerdote» procede de la combinación de dos raíces del protoindoeuropeo: la raíz «sak-»(12) (santificar) y la raíz «dhe-»(12) (poner, arreglar -o colocar-). De ésta última raíz proceden nuestras palabras «hacer», «hacienda», «artificio» y «hechizo». Así, la palabra «sacerdote», combinó las respectivas variantes «sakro-dhot»(12), que reunidas significaban, propiamente, ‘el que hace ritos sagrados’(12).
Si nos fijamos en sus respectivos séquitos multitudinarios de entusiasmados seguidores, el siglo XX europeo ha contado con dos grandes –Sumos– «Social-cerdotes» consumados (hacedores o transformadores de «la Sociedad» sacralizada mediante el «templo-Estado-fin», su ídolo idolatrado): Vladímir Ilich Uliánov (Lenin) y Adolf Hitler.
La grafomanía de Lenin permite examinar mejor sus escrupulosos devaneos psíquicos que los de Hitler, quien vociferaba más y escribía menos. El director del Instituto de Simbirsk (hoy Uliánovsk) en que estudió Lenin y padre del masón Alexander Kerenski (quien fuera derrocado por el Comité Militar Revolucionario del sóviet de Petrogrado, comandado por Trotski), y el propio Lev Davídovich Bronstein (Trotski), escribieron lo siguiente de Lenin:
Fiodor Kerenski (alrededor de 1887): “Extremadamente inteligente, de una coherencia profunda y precisa […] La religión y la disciplina racional constituyen los fundamentos de esa educación. […] No puedo dejar de señalar su excesiva reclusión y que evita la relación hasta con sus conocidos.”(13a)
Trotski-1 (1932): “Además de las fábricas, los cuarteles, los pueblos, el frente y los soviets, la revolución tenía otro laboratorio: la cabeza de Lenin. […] Su tarea es la reconstitución de la verdadera ¡doctrina del marxismo sobre el Estado! […] Lenin estudia el problema del Estado, en primer término, para elaborar su propia convicción íntima y, seguidamente, para el futuro. La conservación de la herencia ideológica era una de sus preocupaciones principales.”(14)
Trotski-2 (1932): “El bolchevismo ha creado el tipo de verdadero revolucionario que, fijándose objetivos históricos incompatibles con la sociedad contemporánea, subordina la condición de su existencia individual, sus ideas y sus juicios morales a aquéllos. Las distancias indispensables con respecto a la ideología burguesa eran mantenidas en el Partido a través de una vigilancia intransigente cuyo inspirador era Lenin.” (14)
Tanto nuestra «homo-animal» Psique (ánima o alma) individual, como su trasunto, el multimillonario «€stado Social» (biológicamente la una, históricamente el otro) son, en sí mismos, «principios judicativos religionarios» o, mejor: son el origen y principio de «lo religionario». Los Partidos son agrupaciones de «correligionarios» («psico-religionarios»). Y tanto el «€stado de Partidos» en España como el «Imperio social-€-burocrático» llamado Unión €uropea, de inspiración franco-alemana, están dirigidos por un Colegio de idólatras «Social-cerdot€s» encantados de haberse conocido y de seguir, indefinida y continuamente, reconociéndose.
(1) KANT, Immanuel. “Crítica de la razón práctica”. Alianza Editorial, S.A. 2011. [edic. orig. 1787].
(2) HEGEL, Georg Wilhelm Friedrich. “Lecciones sobre la filosofía de la Historia Universal”. Alianza Editorial, S.A. 2008. [escritas década 1820].
(2a) En la “Introducción general”.
(3) SANTAYANA, George. “El egotismo en la filosofía alemana”. Editorial Biblioteca Nueva, S.A. 2014. [edic. orig. 1916].
(4) ILICH, Vladímir (Lenin). “Entre dos revoluciones”. Siglo XXI de España Editores, S.A. 2017.
(4a) En “Cartas desde lejos” [Zurich]. 3ªCarta: “Acerca de la milicia proletaria”. [24/marzo/1917].
(5) SCHMITT, Carl. “El concepto de lo político”. Alianza Editorial, S.A. 2014. [edic. orig. 1932].
(6) HITLER, Adolf. “Las conversaciones privadas de Hitler”. CRÍTICA, S.L. 2008. [edic. orig. 1953].
(7) PUENTE OJEA, Gonzalo. “Vivir en la realidad”. Siglo XXI de España Editores, S.A. 2007.
(8) COROMINES, Joan. “Breve diccionario etimológico de la lengua castellana”. Editorial Gredos, S.A. 2010.
(9) CASSIN, Barbara et al. “Dictionary of untranslatables”. Inglish Translation by Princeton University Press. 2014. [edic. orig. francesa 2004].
(10) SEGURA MUNGUÍA, Santiago. “Nuevo diccionario etimológico Latín-Español, y de las voces derivadas”. Universidad de Deusto. 2013.
(11) KAKU, Michio. “El futuro de nuestra mente”. Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U. 2014.
(12) ROBERTS, Edwuard. A.; PASTOR, Bárbara. “Diccionario Etimológico Indoeuropeo de la Lengua Española”. Alianza Editorial, S.A. 1ª Ed.-1.996. 7ª Reimpresión-2.009.
(13) SERVICE, Robert. “Lenin. Una biografía”. Siglo XXI de España Editores, S.A. 2010. [Ed. orig.: 2000].
(13a) Cita reproducida por Robert Service.
(14) BRONSTEIN, Lev D. (Trotski) “Historia de la revolución rusa”. Capitán Wing Libros, S.L. 2017. [Ed. orig.: 1932].