PACO CORRALIZA
Recordamos, de nuevo, las palabras que *Albert Einstein vertió bajo el epígrafe “¿Qué es un judío?” (1) en un artículo titulado“¿Por qué se odia a los judíos?” (1) (1938): ”el nexo que ha unido a los judíos a lo largo de miles de años; y que hoy los sigue uniendo, por encima de todo, es el ideal democrático de la justicia social, conjugado con el ideal de ayuda mutua y de tolerancia entre los hombres. […] Personalidades como *Moisés, *Spinoza y *Karl Marx, por distintas que sean entre sí, se han sacrificado en aras del ideal de justicia social” (1)
Como ya comentamos, ese supuesto «ideal democrático» (que *Einstein prejuzga como análogo -o equivalente- al «ideal de justicia social»), había sido inequívocamente contradicho por el propio *Karl Marx en 1875 (a la edad de 57 años), en su “Crítica al Programa de Gotha” –Programa del Partido Socialista Obrero Alemán, fundado ese año en Gotha–. En esa «crítica» se acusaba a los correligionarios de dicho Partido Socialista caracterizándolos por su “fe servil”(2) en un “compromiso entre dos supersticiones [Estado y democracia], ninguna de las cuales tiene nada que ver con el socialismo”(2) según *Karl Marx.
Ciertamente, la Democracia Política representativa (en tanto sistema constitucional de «contra-Poder») nunca ha tenido, ni tiene, nada que ver con el socialismo supuestamente «democrático»; menos aún con el comunismo histórico «realizado». Pero, tanto si a *Marx le gustaba como si no, socialismo y Estado han sido y son teórica, fáctica e históricamente inseparables. Y la a sí misma llamada «Socialdemocracia» europea (hoy estatalmente establecida por imperativa coacción constitucional), al desvincularse de la Comunidad Política por ella sojuzgada mientras se liga al Estado y vincula a éste con el Dinero [“¿no es el dinero el vínculo de todos los vínculos” (3)?, se preguntaba *Marx también en 1844], profesa esa clase de estadolátrico marxismo converso a la que venimos denominando «Social-€-burocracia»; que es, de facto, un dinerario marxismo ético-hegeliano, por extraña que parezca la combinación de esta «pseudo-religión» del Poder, en tanto Poder «político-económico». «Pseudo-religión» profesada hoy por todos los «Partidos-secta» estatalizados, en esta fase postrera de la era del materialismo y del Estado religionario en la cual nos encontramos (del “Estado-iglesia” (4) según denominación de Dalmacio Negro -2009-; o, quizá mejor, «Estado-Templo» del «Din€ro» justiciero).
Por su parte, para responder a la «cuestión» “¿qué es un judío?” (1), a sí mismo planteada por *Albert Einstein en 1938, emplearemos hoy parte de uno de los dos artículos escritos por el propio *Karl Marx en los «Anales franco-alemanes» (París, 1844); artículo que llevaba por título, precisamente, “Zür «Judenfrage»” [“Sobre «La cuestión judía»” ]. En ese artículo, *Karl Marx examina y enjuicia el contenido de dos artículos escritos por Bruno Bauer [filósofo-teólogo que había impartido clases a Marx] en 1843: uno de ellos titulado «La cuestión judía»; y, el otro, “¿Pueden emanciparse los judíos y cristianos actuales?”.
La expresión «Judenfrage» (que se ha venido traduciendo al español, bien como la «cuestión judía», bien como el «problema judío», -véase, por ejemplo, el texto de Nietzsche en un artículo anterior-), recorrió, como omnipresente sombra vaporosa, la mayor parte de las discusiones políticas en Alemania durante el siglo XIX, desde cuyo comienzo fue empleándose “el vocabulario secularizado del antisemitismo moderno, que sustituía las ideas sobre los judíos de inspiración teológica, por un punto de vista político que hacía hincapié en el carácter moral envilecido por los judíos” (4), según nos dice Daniel Johan Goldhagen (1996), quien afirma que “el Judenfrage, el «problema judío», inquietaba sobre todo a los teólogos y políticos alemanes del siglo XIX”, para, unas líneas después, escribir que “los llamamientos para su aniquilación durante el siglo XIX […] constituyen un ejemplo evidente, aunque no reconocido tan a menudo como se debiera.” (5)
Pero centrémonos en lo escrito, a los 26 años, por *Karl Marx sobre el citado «Judenfrage». Insertamos aquí parte del texto marxiano como si *Albert Einstein le formulara directamente a *Karl Marx la pregunta «¿qué es un judío?». Respondía*Marx en1844, en un bloque continuo de dicho texto: “Fijémonos en el judío real que anda por el mundo; no en el judío «sabático», como hace Bauer, sino en el judío cotidiano. No busquemos el misterio del judío en su religión, sino busquemos el misterio de la religión en el judío real. ¿Cuál es el fundamento secular del judaísmo? La necesidad práctica, el interés egoísta. ¿Cuál es el culto secular practicado por el judío? La usura. ¿Cuál su dios secular? El dinero. Pues bien, la emancipación de la usura y del dinero, es decir, del judaísmo práctico, real, sería la auto-emancipación de nuestra época.”
[Continúa *Marx] “Una organización de la sociedad que acabase con las premisas de la usura y, por tanto, con la posibilidad de ésta, haría imposible al judío. Su conciencia religiosa se despejaría como un vapor turbio que flotara en el aire real que respira la sociedad. Por otra parte, si el judío supera lo que ha sido su desarrollo hasta ahora, reconoce la nulidad de ésta su esencia práctica [«praxis»] y actúa para suprimirla, estará actuando por la emancipación humana pura y simple; estará actuando contra la suprema expresión práctica de la auto-enajenación humana.
[Continúa *Marx] Nosotros reconocemos, pues, en el judaísmo un elemento antisocial presente de carácter universal, que ha alcanzado su apogeo a través de un proceso histórico en que los judíos han colaborado celosamente en el mal sentido indicado, llegado al cual tendrá que disolverse necesariamente. La emancipación de los judíos es, en última instancia, la emancipación de la humanidad respecto del judaísmo.” (6)
Y, un poco más adelante, escribe *Marx: “el Dios de las necesidades prácticas y del egoísmo es el dinero. El dinero es el celoso Dios de Israel, que no tolera otro dios a su lado.” (6)
Parece evidente que *Albert Einstein, la inteligencia científica quizá más sobresaliente de la Historia, en modo alguno habría aceptado la respuesta de *Marx a su pregunta. Y erró rotundamente al asociar su «ideal democrático» con el *Karl Marx «real»; y no menos se equivocó, entendemos, al compararlo con el *Moisés bíblico. Otro tanto ocurrió al referirse al fundador de las ideologías marxistas como “sacrificado en aras del ideal de justicia social”(1). Pero sobre todos esos importantes asuntos nos extenderemos en siguientes artículos. Y, al hilo del enfoque que traemos, intentaremos también responder a la pregunta: ¿cómo explicarse tanto desatino en una «mente» tan brillante como fue la de *Einstein? Esta «cuestión», creo, es la que «verdadera-mente» nos importa.
(1) EINSTEIN, Albert. “Mis ideas y opiniones”. Antoni Bosch, editor, S.A. 2011. [Ed. orig.: 1651]. Del artículo publicado en “Collier’s Magazine” el 26-XI-1938: “¿Por qué se odia a los judíos? Epígrafe: “¿Qué es un judío?”
(2) MARX, Karl. “Crítica del Programa de Gotha” o “Glosas marginales al Programa del Partido Obrero Alemán [escritas en 1875], en “Escritos sobre materialismo histórico”. Alianza Editorial, S.A.. 2012.
(3) MARX, Karl. “Manuscritos de economía y filosofía”. Alianza Editorial, S.A.. 2010. [escritos en 1844].
(4) NEGRO, Dalmacio. “El mito del hombre nuevo” . Ediciones Encuentro, S.A. 2009.
(5) GOLDHAGEN, Daniel Jonah. “Los verdugos voluntarios de Hitler”. Subtítulo: “Los alemanes corrientes y el Holocausto.” Penguin Random House Grupo Editorial, S.A.U. 2014. [Edic. original: 1996].
(6) MARX, Karl. “Sobre «La cuestión judía»”. En “Páginas malditas”. Libros de Anarres. 2010. Texto en «pdf» en internet cotejado con otras traducciones disponibles igualmente en internet. [escrito en 1844].