Paco Corraliza

PACO CORRALIZA

Decíamos en el artículo anterior [«XLII»] que, en el umbral del inhumano (y anti-político) siglo XX europeo, Max Weber, como poseído por un delirante frenesí «idolátrico-racionalista», viene a considerar que «Occidente» es una especie de Arca de Noé que flota sobre un mar de racionalidad; todo parece ser «racional»” (a tenor de lo que escribió en la “Introducción”de su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo” ; 1904-05).

No obstante, sobre lo que pudiera ser un supuesto “camino de la racionalización que es propio de Occidente”(1) (en lo científico, artístico, político o económico (1)), el mismo Max Weber ya nos advierte, en ese misma “Introducción”(1), lo siguiente: “en todos esos casos, se trata de un «racionalismo» específico y peculiar de la civilización occidental. Ahora bien, bajo estas dos palabras pueden entenderse cosas harto diversas […]. Hay, por ejemplo, «racionalizaciones» de la contemplación mística (es decir, de una actividad que, vista desde otras esferas vitales, constituye algo específicamente «irracional»); como las hay de la economía, de la técnica, del trabajo científico, de la educación, de la guerra, de la justicia y de la administración. Además, cada una de estas esferas puede ser «racionalizada» desde distintos puntos de vista; y lo que desde uno se considera «racional» parece «irracional» desde otro(1). Y, en una de las numerosísimas notas del libro, nos dice Weber: “lo «irracional» no es algo substantivo, sino por relación a un determinado punto de vista «racional»[…]. Si este trabajo nuestro sirve para algo, lo será, por lo menos, para descubrir el múltiple sentido del concepto, aparentemente unívoco, de lo «racional»”(1)[las comillas «…» son, en estas citas, todas del propio Weber].

Aunque mucho nos tienta hacerlo, no entraremos ahora a examinar esa polivalencia contingente del significado de lo «racional», ciertamente realista, y que convierte en un «cuasi-absurdo» tanto el uso de esa palabra como el de su «irracional» contraria si no se explicita su significado (y si se explicita se incurre en el doble absurdo de «racionalizar» lo «racional»).

Pero nos centramos en el enfoque que da Weber a aquel significado «racional» en el terreno de lo político-social (del Estado, del Derecho, de las Leyes y de la comunidad política sojuzgada y dominada por ellos), que se muestra, según Weber, coincidente con la forma de operar del capitalismo en el terreno económico; capitalismo que es, para Weber, el “poder más importante de nuestra vida moderna”(1).  Y esta «racionalización» de lo político (y lo económico) pasa por convertir el porvenir en predecible, calculable, previsible…, (obsérvese que esto equivale a «invertir -conjurar- el porvenir», haciendo del futuro una especie «asegurable» de pasado; «cálculo» y «calculable» son los vocablos más empleados por Weber al respecto). Así, escribe Weber (1904-05): “su actual racionalidad [del capitalismo] hállase condicionada por las posibilidades técnicas de realizar un cálculo exacto; es decir, por las posibilidades de la ciencia occidental, especialmente de las ciencias naturales exactas y racionales, de base experimental, […, si bien] el racionalismo económico depende en su origen tanto de la técnica y el Derecho racionales como de la capacidad y aptitud de los hombres para determinados tipos de conducta racional.” (1)

Por su parte, respecto a la famosa «Herrschaft» de Weber (palabra que significaría etimológicamente «señorío, dominio o regla -régimen- del señor» aceptada por el vasallo), normalmente traducida por «Dominación» -«domus»=  «amo, señor»-[escribe Weber (1919-20): “en toda auténtica relación de Herrschaft  se da una mínima voluntad  de obedecer, es decir, un interés  –material o espiritual- en obedecer”(2) -cursivas de Weber-]. Decimos que respecto a esa «Herrschaft- Dominación» (ese «Logos-Ley» en el «reino del señor» [«XLI»]),¿cuál es el modo -y el origen- «racional» para ser legítimamente establecida? Responde Weber (1919-20): “Hay tres tipos de dominación legítima, [… la de] índole racional se basa en la creencia en la legalidad del ordenamiento establecido y del derecho a dar órdenes por parte de quienes tengan la competencia para ejercer la dominación según ese ordenamiento (dominación legal). […] En la dominación legal, la obediencia se presta a un ordenamiento legal impersonal  y objetivo, y a las personas establecidas por ese ordenamiento,  en virtud de la legalidad formal de sus órdenes y dentro del ámbito de esas personas.”(2)

Continúa Weber (1919-20): El tipo más puro de dominación legal es aquél que utiliza un aparato administrativo burocrático […]. La experiencia demuestra que la administración burocrática pura, es decir, la administración que se rige por el expediente escrito y una dirección unipersonal, es, desde el punto de vista formal, la forma más racional de ejercer la dominación . Es la más racional en el aspecto de la precisión, de la estabilidad, de la disciplina, de la seguridad; es decir, que hace posible un elevado nivel de calculabilidad de sus resultados para la cabeza de la organización y para los administrados.  […] Es esta necesidad de una administración estable, estricta, intensiva y calculable la que genera el carácter fatídico de la burocracia como núcleo de cualquier administración a gran escala. Esta necesidad la generó históricamente el capitalismo, no sólo él, pero innegablemente él ante todo -el capitalismo no puede existir sin ella- y cualquier socialismo racional la aceptaría simplemente y la aumentaría.” (2)

Pero, en 1904-05, en la citada obra “La ética protestante…” , había escrito Weber: “Fuera de Occidente no existe una ciencia jurídica racional, […] faltaban los esquemas y categorías estrictamente jurídicas del Derecho romano y de todo el Derecho occidental, amamantado por él. […] La racionalización del Derecho privado, por ejemplo, considerada como simplificación y ordenación conceptual de la materia jurídica, se logró en su forma más avanzada por el Derecho romano de la época imperial .“ (2)

No debemos alargar más este artículo; tómese, por favor, como prolegómeno de los siguientes. Sólo estas consideraciones sumarias:

1.- Que «la Ley» como «Logos-Razón» no es cosa inventada por el Poder práctico de los romanos sino por la teoría de sus filosóficos antecesores griegos. Y elevada a los altares «modernos», en universal síntesis categórica suprema, por la germana «Razón Práctica» de Kant. [«XII»; «XXXVI»]; y por el también kantiano descubrimiento de supuestas «Leyes» que gobiernan la Historia [«XIV»].

2.- Que la «predictibilidad» como forma de «legal racionalidad» no es original ni de los muy lógicos griegos ni de los muy legalistas romanos, ni siquiera del «animal racional-humano», sino condición necesaria para la simple supervivencia de las más primitivas y elementales, dependientes, subalternas y miserables formas de vida sobre la Tierra.

3.-  Que los imperios nacional-socialista y socialista-soviético encontraron en la burocracia su más preciado y formidable instrumento de dominación, para sostener los totalitarios regímenes de Poder que instauraron (con su Social-Capitalismo de Estado).

4.- Que la imperial Unión €uropea (partidocracia pan-€uropea) y el actual Estado de Partidos español son regímenes neta y férreamente social-€-burocráticos: capitalismo institucionalizado; estatismo bancarizado. Lo que se llama «socialdemocracia progresista» es, de hecho, liberticida y estacionaria «social-€-burocracia estatista». [«XXXIII»]

5.- Que el Estado-Dinero social-€-burocrático de Partidos y Narcótico Bienestar es un monstruo anti-político convertido en esterilizante, despótica y gigantesca Agencia de Seguros ruinosa, patrimonio y señorío de los Partidos-oligarcas (“Ganarse el futuro” se leía recientemente en la propaganda de uno de esos Partidos -el PSOE-; “El futuro o la ruina”(3)  se tituló la charla propagandística pronunciada en Munich el 11 de Febrero de 1921 por un tal Adolf Hitler XXXI»]).

 

(1) WEBER,  Karl Emil Maximilian. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. Grup Editorial 62, S.LU. 2013. [escrito 1904-05].

(2) WEBER,  Karl Emil Maximilian. “Sociología del poder. Los tipos de dominación” . Alianza Editorial, S.A. 2012. [ed. original 1921].

(3)  HITLER, Adolf. “Mein Kampf”  [“Mi lucha”]. Librería El Galeón. 2002. [escrito 1924-25].

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