JAVIER TORROX.
El presidente del Tribunal Constitucional incumple la Constitución. Milita o ha militado en un partido estatal siendo magistrado de este tribunal político en contra de lo expresamente prohibido por la Constitución. Y no pasa nada. Aún peor que nada, el gobierno de partido lo justifica mintiendo públicamente sobre el contenido de la Constitución. Y sigue empeorando, con diputados que repiten las mentiras del gobierno. Y llegamos al horror absoluto del silencio del poder judicial. Cierto que el TC es un tribunal político ajeno al poder judicial, pero no es menos cierto que el TC se ha erigido de facto en instancia superior al Tribunal Supremo. Pero no dicen nada. Desconozco qué pueda decir la Ley al respecto, pero la moralidad pública exige una investigación inmediata del asunto por parte del Tribunal Supremo.
Tendrían que llamar a ese tribunal político y corrupto por lo que es, Tribunal de Exoneración Constitucional, dado que su presidente está exonerado del cumplimiento de la Constitución en tanto que sigue siendo uno de sus magistrados al mismo tiempo que -delincuentemente- contraviene o ha contravenido su prohibición a los miembros del TC de militar en partidos.
Y si un sólo hombre de toda la nación ha sido públicamente exonerado del cumplimiento de la Constitución, ¿por qué habría de obligarnos a los demás? Y si ya no nos obliga, ¿por qué habríamos de seguir pagando impuestos a un Gobierno que ya no cuenta ni con el amparo de su constitución? Y si ya no nos obliga, Juan Carlos ha dejado de ser inmune a la ley y su persona ya no es lexífuga. Y si ya no nos obliga, ¿por qué habríamos de obedecer a este gobierno de corruptos y ladrones? Y si ya no nos obliga, ¿por qué habríamos de sufrir a los partidos estatales que llevan más de 35 años usurpando nuestra libertad política?
Y si ya no nos obliga, ¿cómo podemos seguir soportándolo?