Paco Corraliza

PACO CORRALIZA.

Además de la demagogia explícita, el Poder siempre ha contado con tres eficaces armas para la dominación psicológica masiva: la ocultación (censura) de la Verdad (su gran enemigo), la propagación de la falsedad como impostura (mediante hechos brutos y palabras vacías sustitutorios de la Verdad omitida) y la defensa de la falsedad propagada mediante la propaganda repetitiva.

Kant denominó “esquema” al “producto de la imaginación” que nos permite conectar un concepto genérico del entendimiento (norma o significado) con la información concreta recibida por los sentidos (impresión o significante). Al procedimiento de intermediación que permite aplicar un concepto general (ej.: «mesa») a un objeto particular (ej: «esta mesa») lo denominó Kant “esquematismo del entendimiento”, considerando que “es un arte escondido en las profundidades del alma humana”. Para Kant, el esquematismo es instrumento para el «juicio», el cual, se ejerce pero no puede aprenderse y es característico de lo que se llama sentido común, cuya carencia ninguna escuela puede suplir […]. La falta de juicio es lo que propiamente se llama estupidez”.

En las mentes de los españoles faltan los «esquemas» Libertad Constituyente, Constitución Democrática y Libertad Política como consecuente. Sin esos esquemas todos los juicios sobre Política son extraños al binomio Libertad/Democracia y se someten, de antemano, a la imperativa dominación de los esquemas fabricados por el Poder/Partidocracia, envueltos en ilegítimas normas y leyes escritas. En el terreno de la Libertad Política ausente, el agujero de sentido común se rellena de estupidez.

Heinrich Heine(2a)(1831) expresó poética y claramente los devastadores efectos de la censura: “¡Ah!, estos verdugos del espíritu nos hacen a nosotros mismos criminales; y el escritor, que como una parturienta está gravemente agitado mientras escribe, perpetra muy a menudo, durante ese estado, un infanticidio mental a causa del insano temor a la espada judicial del censor. Yo mismo reprimo en este momento algunas inocentes consideraciones recién nacidas sobre la paciencia y la serenidad con la que mis queridos compatriotas desde hace ya tantos años soportan una ley que mata al espíritu”(2a). Al menos,Heine todavía era consciente de la auto-castración mental; pero el auténtico problema lo tiene hoy quien se cree realmente libre y entero siendo esclavo castrado en una realidad muerta sustituida por una asesina ficción prefabricada por el Poder y sus postrados medios de comunicación convertidos en fieles voceros intoxicadores.

También Santayana se pronunció sobre esto en su soliloquio “El Censor y el poeta”(3) (1919): “Hay un importante encargado del hombre interior al que se llama, en la reciente psicología, el Censor; su función es prohibir, dentro de nuestra cámara del consejo interna, la expresión de sentimientos antiparlamentarios y suprimir todos los informes que no interesen a nuestra dignidad moral. […] El Censor construye un personaje convencional para que podamos presentarlo decentemente al mundo. […] He pensado, a veces, que el Censor era sólo otro nombre para nuestra vieja amiga la Razón; pero hay una gran diferencia […] Sólo le interesan las apariencias y las relaciones diplomáticas, su antiguo nombre no era «Razón», sino «Vanidad» o «Egoísmo». Es simplemente la cabeza de la propaganda gubernamental, encargada de impedir que lleguen informes inoportunos sobre nuestra política psicológica doméstica a potencias extranjeras o que debiliten la «morale» de nuestras tropas. Es el padre de los engaños. Se inventa los magistrales métodos de hacer lo mejor para uno mismo y mantener la ilusión de que siempre hemos actuado según motivos decorosos y confesables.”(3)

Alienados por sus propios esquemas marxistas y cegados por su ignorancia política, Horkheimer-Adorno(4) (1944) no podían ser conscientes de lo bien que se ajustaban sus reflexiones al “Estado de Cultura” [«XV»] o “Cultura de Estado” [«XXIV»] en el régimen-negocio socialdemócrata del Estado-Dinero de Partidos y aparente Bienestar: “En el alma, según Kant, debía actuar un mecanismo secreto que prepara los datos inmediatos de tal modo que puedan adaptarse al sistema de la razón pura. Hoy, el enigma hay sido descifrado. Incluso si la planificación del mecanismo por parte de aquellos que preparan los datos, por la industria cultural, es impuesta a ésta por el peso de una sociedad irracional (a pesar de toda racionalización), esta tendencia fatal es transformada, a su paso por las agencias de negocio industrial, en la astuta intencionalidad de éste.”(4)

También nos dicen Horkheimer-Adorno (1944): “Propaganda para cambiar el mundo ¡qué absurdo! La propaganda hace de la lengua un instrumento, una palanca, una máquina. Fija la constitución de los hombres.[…] La propaganda manipula a los hombres; al gritar libertad se contradice a sí misma. La falsedad es inseparable de ella. […] La propaganda altera la verdad en cuanto la pone en su boca.”(4)

Si la palabra Democracia (ausente) sustituye a Partidocracia (presente) y el malestar (real) se tapa con todo un Estado de Bienestar (ficticio) se producirá lo que describen Horkheimer-Adorno (1944): “Las masas tienen lo que desean y se aferran obstinadamente a la ideología mediante la cual se las esclaviza. El funesto apego del pueblo al mal que se le hace se anticipa a la astucia de las instancias que lo someten. […] Pericia y competencia específica son proscritos como presunción de quien se cree superior a los demás, cuado la «Cultura» ha distribuido tan «democráticamente» sus privilegios entre todos.”(4)

Filtrada en el farsante subsuelo imaginario de los esquemas prefabricados por el Poder, la falsaria realidad se ajusta a lo que describía Friedrich Nietzsche: “En el ámbito de esos esquemas es posible algo que nunca podría conseguirse bajo las primeras impresiones intuitivas: construir un orden piramidal por castas y grados, crear un mundo nuevo de leyes, privilegios, subordinaciones y delimitaciones, que ahora se contrapone al otro mundo intuitivo de las primeras impresiones como lo más firme, lo más universal, lo más conocido y lo más humano y, por ello, como lo regulador y lo imperativo”.(5)

Y también, que nos acompañe aquí Trevijano: [sobre el Estado, como “supremo poder anónimo”(6), auto-constituido en “autoridad”(6)]: “Convertida en principio de acción pública o política, la autoridad reproduce la violencia que pretende suprimir. La violencia institucional brota del principio de autoridad. Cuyo ideal de orden es cementerio de ideas y mausoleo de almas. El mayor daño que el principio de autoridad causa a los pueblos no se produce en el espacio exterior del orden público, sino en el ámbito interior del pensamiento y la creación intelectual. Toda la llamada filosofía negativa, crítica de la realidad, deviene ilícita con la autoridad del consenso. Una limitación más profunda y extensa de la libertad de pensar que la causada con la censura de la libertad de expresión en las dictaduras.”(6)

 

 

 KANT, Immanuel. “Crítica de la razón pura” (I y II). Ediciones Folio, S.A. 2002. [edic. original 1781].

(2) HEINE, Heinrich. “Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania”. Alianza Editorial, S.A. 2008 [escrito 1834].

(2a) Anexo 2. Introducción al escrito de «Kahldorf sobre la nobleza, en cartas al conde M. von Moltke».

(3) SANTAYANA, George. “Soliloquios en Inglaterra y soliloquios posteriores”. Editorial Trotta, S.A. 2009 [escritos 1914-21].

(4) HORKHEIMER, Max; ADORNO, Theodor W. “Dialéctica de la Ilustración”. Editorial Trotta, S.A. 2009. [edic. orig. 1944].

(5) NIETZSCHE, Friedrich. “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”. Editorial Diálogo, S.L. 2000. [escrito 1873].

(6) GARCÍA-TREVIJANO, Antonio. “Teoría pura de la República”. El Buey Mudo. 2010.

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