PACO CORRALIZA.
En 1964, durante una entrevista para la televisión de la Alemania Federal, Hannah Arendt (1906-1975) declaró: “Para mí lo esencial es comprender, yo tengo que comprender. Y escribir forma parte de ello, es parte del proceso de comprensión”(1a). Esta mujer judía alemana, arrancada de su país ante el avance Nacional-Socialista, trabajadora tenaz y dotada de una portentosa y finísima («feminísima») inteligencia, probablemente es la persona que mejor haya comprendido los totalitarismos del siglo XX y, quizá por eso mismo, quien comprendió las «entrañas» humanas de la Libertad Política mejor que nadie en toda la Historia. También comentó en esa entrevista: “mi profesión, si puede hablarse de algo así, es la Teoría Política. No me siento en modo alguno una filósofa; ni creo tampoco en modo alguno haber sido admitida en el círculo de los filósofos, como usted tan amablemente supone”(1a).
Friedrich Nietzsche , respecto del poeta y pensador judío alemán Heinrich Heine (1797-1856), escribió lo siguiente en su última obra: “El concepto supremo de lírico me lo ha proporcionado Heinrich Heine. En vano busco en los imperios todos de los milenios una música tan dulce y tan apasionada […] ¡Y cómo maneja el alemán!”(2).
Pocas alusiones al significado de la Política han sido tan precisas, concisas y puras como las planteadas por Arendt y Heine. Hannah Arendt (quien alabó la “concisión sin igual de Nietzsche”(3)), escribió: “la razón de ser de la Política es la Libertad”(4) (1954); y, con el sombrío telón de fondo de la amenaza de destrucción nuclear (1957), al interrogante “¿tiene algún sentido la política?”(3) responde: “Ante la pregunta por el sentido de la política hay una respuesta tan sencilla y concluyente en sí misma que se diría que otras respuestas sobran: el sentido de la Política es la Libertad”(3). Por su parte Heinrich Heine, en 1831, definió a la Política como “la gran ciencia de la Libertad”(5); una definición que parafraseó Proudhon nueve años después en “¿Qué es la propiedad?”(6)
Dejemos que se exprese el desembarazado, original y genuino pensamiento de Arendt y Heine. Hoy elegimos unas citas sobre el endiosamiento «moralizante» y egotista del logicismo racional-universalista que ha subyugado la época moderna en la Europa continental [y las enlazamos con algunos de los anteriores artículos de esta serie: «III», «IV», «XII», «XV» y «XVII»].
Hannah Arendt (1965): “Es innegable la inhumanidad de la moral kantiana. Y esto es así porque el imperativo categórico está postulado como absoluto y su carácter absoluto introduce algo en el mundo inter-humano (que por su naturaleza consiste en relaciones) que está en contra de su relatividad fundamental. La inhumanidad, que está unida al concepto de una verdad única, surge con una particular claridad en el trabajo de Kant precisamente porque intentó basar la verdad en la razón práctica; es como si él, quien señaló de manera inexorable los límites del conocimiento humano, no soportara pensar que tampoco en la acción el hombre puede comportarse como un dios”(7).
Heinrich Heine (1834): “El protestantismo ejerció la influencia más favorable sobre la pureza de las costumbres y ese rigor en el ejercicio de los deberes que solemos llamar «moral»[…]. Desde Lutero, no se hizo ya distinción alguna entre verdad filosófica y verdad teológica. […] La revolución filosófica no es sino la última consecuencia del protestantismo. […] El padre de la nueva filosofía no es, como suele enseñarse, Bacon, sino René Descartes […] Es significativo el hecho de que el aspecto idealista de la filosofía cartesiana no haya tenido nunca fortuna en Francia. […] La «Crítica de la Razón Pura» es la espada con la que se descabezó el deísmo en Alemania […sin embargo] Kant distingue entre razón teorética y razón práctica y, con ésta última, como con una varita mágica, vuelve a reanimar el cadáver del deísmo, muerto por la razón teorética.”(5)
Continúa Heine (1834): “No es fácil mover al pueblo alemán pero, una vez se encuentra puesto en algún camino, lo sigue hasta el final con resistente tenacidad. Así hemos sido en asuntos religiosos. Así hemos sido también en filosofía ¿Nos mostraremos también consecuentes en la política? Alemania entró por obra de Kant en el camino filosófico, y la filosofía se convirtió en asunto nacional”.(5)
Hannah Arendt (1953), [sobre el logicismo en los movimientos totalitarios como inspirador de la acción]: “Si fuese verdad que supremas leyes eternas rigen sobre todas las cosas humanas y demandan de cada ser humano sólo una total conformidad, entonces la Libertad sería únicamente una farsa, un señuelo para apartarle a uno del buen camino […]. En tal caso sería necesario, no el concierto de distintas mentes humanas, sino un solo hombre para comprender estas leyes y construir la humanidad de una forma tal que se conforme a ellas en todas las circunstancias cambiantes. El «conocimiento» de uno solo bastaría; y la pluralidad de talentos humanos, de inteligencias e iniciativas sería sencillamente superflua. […] El logicismo es lo que atrae a seres humanos aislados, pues el hombre, en completa soledad, sin otro contacto con sus congéneres humanos y, por tanto, sin ninguna posibilidad real de experiencia, no tiene otra cosa a que recurrir que las reglas más abstractas de razonamiento.”(1b)
Continúa Arendt (1953): “El logicismo, el mero razonar sin tomar en consideración los hechos ni la experiencia, es el verdadero vicio de la soledad. Pero los vicios de la soledad sólo nacen de la desesperación del aislamiento. […] El aislamiento […] es, en términos humanos, la enfermedad de nuestro tiempo”.(1b)
Heinrich Heine (1831): “Nosotros [respecto a los «asuntos reales que competen a los franceses»] habríamos roto con lo existente y con la tradición en el reino del pensamiento […]. En torno a la «Crítica de la Razón Pura» se reunieron nuestros filósofos jacobinos […] Kant fue nuestro Robespierre; después de él vendría Fichte con su «Yo», el Napoleón de la filosofía, el amor supremo y el egoísmo supremo, la autocracia del pensamiento, de la voluntad soberana, que improvisaba un rápido imperio universal, […], el idealismo despótico, horriblemente solitario.”(5a)
Heinrich Heine (1834): “El pensamiento quiere ser acción, la palabra quiere ser carne. ¡Cosa notable! El hombre, como el Dios de la Biblia, necesita sólo pronunciar sus pensamientos para que se configure el mundo […] El mundo es la signatura de la palabra.”(5)
Gracias, Hannah y Heinrich: amigos.
(1) ARENDT, Hannah. “Ensayos de comprensión. 1930-1954”. Caparrós Editores, S.L. 2005.
(1a) “¿Qué queda? Queda la lengua materna” (convensación con Günther Gaus; 1964).
(1b) “De la naturaleza del totalitarismo. Ensayo de comprensión” (1953).
(2) NIETZSCHE, Friedrich. “Ecce homo (cómo se llega a ser lo que se es)”. Alianza Editorial, S.A. 2011 [escrito 1888].
(3) ARENDT, Hannah. “La promesa de la política”. “De Hegel a Marx”. Ed. Paidós Ibérica, S.A. 2008. [escrito 1953].
(4) ARENDT, Hannah. “Entre el pasado y el futuro”. Edic. Península. 2003. [Ed. orig. 1954].
(5) HEINE, Heinrich. “Sobre la historia de la religión y la filosofía en Alemania”. Alianza Editorial, S.A. 2008 [escrito 1834].
(5a) Anexo 2. “Introducción al escrito de «Kahldorf sobre la nobleza, en cartas al Conde M. Von Moltke» [escrito 1831].
(6)PROUDHON, Pierre J. “¿Qué es la propiedad”. Ediciones Folio, S.A. 2002 [Ed. original 1840].
(7) ARENDT, Hannah. “Hombres en tiempos de oscuridad”. “Sobre la humanidad en tiempos de oscuridad: Lessing”. Ed. Gedisa, S.A. 2001. [Ed. original: 1965].