PACO CORRALIZA.
Amigos, todo discurso unipersonal (este mismo sin ir más lejos) es un discurso inacabado; y su veracidad, si alguna contiene, es incompleta; o sea, siempre es parcial o totalmente falso. Para ir completándolo, debe desembocar en un océano de evaporativas aguas vivas y de expertos fondos muertos; su fluyente curso necesita nuevas gotas que, como lágrimas del cielo, animen la corriente hasta su desembocadura y, al paso, añadan a aquél océano aciertos de agua, omisiones de hielo y falsedades de cieno: esas gotas son las verdades únicas que caen del cielo; son personas en llanto que nacen en su seno.
Hasta ahora nos hemos venido centrando en hechos y aspectos «psiqustas» que condujeron, por una parte, al sangrante fracaso de la finalmente reaccionaria Revolución Francesa, en la que la Europa continental perdió el tren de la Libertad Política; y, por otra, al fracaso sangriento de la filosofía racional-ideológica germana, con la que Europa se subió al carro anti-político del Poder y de las ideologías nacionalistas y universalistas. En este artículo y el/los siguiente/s nos acompañarán, para mostrarnos su parecer, al menos, cuatro personas eminentes. Dos de ellas, nacidas en el siglo XX y bien conocidas por nosotros, nos aportan citas de libros escritos en el siglo XXI. De las otras dos, una es un poeta filosófico: el judío alemán Heinrich Heine, nacido en el siglo XVIII (1797), nos aportará textos escritos en la primera mitad del siglo XIX. Y el otro es un filósofo español amante de la poesía, Jorge Ruiz de Santayana, nacido en el siglo XIX (1864); nos regalará reflexiones escritas en la primera mitad del siglo XX. Y, quizá, también nos acompañen dos inteligencias superlativas; la vida de una de ellas discurre por entero en el siglo XIX, Friedrich Nietzsche; la otra es una mujer que nació y murió en el siglo XX y es, quizá, la persona que mejor haya comprendido jamás las «entrañas» políticas de la Libertad Humana: Hannah Arendt. Y quién sabe si alguna persona más.
Y, ahora, que se expresen. Unos, a tenor de lo que han visto y comprendido; y, otros, según lo que comprendieron y previeron:
D. Antonio García-Trevijano (2010)(1): “En la pobre inteligencia política europea, no deja de sorprender que, habiendo sido la francesa una fracasada revolución política de la libertad, en lugar de haberse preocupado por conocer las causas de ese fracaso, insista en reverdecerlas o modernizarlas, con diputaciones sin mandato imperativo, parlamentarismos sin separación de poderes, dictaduras de Terror centralista […], hasta terminar repitiendo, tras la Guerra Mundial, la fórmula del Directorio, para convertir la representación de sí misma [Estado de Partidos] en una casta reproductora de la razón de Estado, con aquella mentira perpetua donde se fraguó la clase política mediante el pacto de las finanzas con el poder público. La Gran Crisis actual lo demuestra.”
D. Dalmacio Negro (2010)(2):: “Debido sin duda a la influencia de Kant, el concepto «Estado de Derecho» es de origen alemán […]. La historia del Estado desde el siglo XX es ininteligible sin el Marxismo” […]. El Estado Social apareció con Bismarck, ligado, bajo la monarquía, a la tradición estatal alemana [y] la prusiana […], como impulsora de la actividad estatal, esta forma del Estado es más nacionalista que nacional. Detrás estaba Fichte. […] Lasalle, el fundador de la socialdemocracia, [proclamó], en la Alemania bismarkiana, rectificando a su rival Marx: ¡El Estado es dios![…]. En suma, terminó el siglo XIX, que había comenzado en 1789 [inicio Revolución francesa] y comenzó la época totalitaria, la era de las nuevas tiranías.[…] El siglo XX fue el siglo del totalitarismo.[…] El Estado Social adoptó la figura del Estado Social y Democrático de Derecho con la Constitución de Weimar de 1919, [ese Estado] no es, a pesar de la retórica, anticapitalista, sino fiscal y burocrático. Capitalismo de Estado.[…] Los progresistas actuales, en vez de criticar y condenar a Adolf Hitler, deberían ver en él su profeta o, por lo menos, su santo Patrón”. […] El Estado de Bienestar es cualitativamente una especie del Totalitario, bajo el engañoso pluralismo de los partidos y sindicatos burocratizados […], en su seno cristalizan las élites del Estado de Partidos –consagrado en Alemania [Weimar]-.
Jorge Ruiz de Santayana (1915)(3): “Según una sutil teoría de Hegel, el universo existe con el fin de realizar la «independencia» […] Por fin, ahora, la «independencia» se extiende a todos; no sin embargo, como podríamos suponer inocentemente, en la América libre y despreocupada, sino bajo la perfecta organización de la monarquía prusiana. Porque «independencia» tiene, en boca de los filósofos alemanes, un significado muy especial. No se refiere a ninguna posibilidad de elegir o de iniciativa personal. Significa, más bien, aquel sentido de independencia que adquirimos cuando hacemos con alegría y bien lo que tendríamos que hacer en cualquier caso.[…] La expresión nacional de esta clase de «independencia» es lo que los alemanes llaman «Kultur» [«Cultura»], una palabra que no se entiende bien en los demás países. Cada nación tiene ciertas instituciones características, ciertos escritores y estadistas representativos, pasados y presentes, ciertas formas de arte e industria, cierto tipo de política y de inspiración moral. Éstas son su «Kultur» (su tradición y bagaje nacionales). […] La «Kultur» se transmite por la educación sistemática. No es, como la cultura, asunto de capacidades personales misceláneas y de gustos refinados, sino, más bien, de participación en un propósito nacional y en los medios para lograrlo..[…] La «Kultur» es una religión laica […], es un sistema que se ha de propagar e imponer. Lo incluye todo y exige lealtad completa de todo el mundo.” [véase, sobre la «Kultur», «Liberación de la Libertad (XV)»”].
Continúa Santayana(3): “Existe, por supuesto, un germanismo menos indulgente, que tiene de su lado la autoridad de Fichte y de Hegel, el entusiasmo de los pangermánicos y aquel gusto por el dominio ilimitado que la guerra y la iniciativa producen de forma natural en todo el que se dedica a ellas con pasión y éxito. Según este enfoque más estricto, el mundo entero ha de ser subyugado y purificado por la nación alemana, la única heredera de la inmaculada lengua y de la religión del Edén, la que tiene que asignar al resto de razas criollas, que descienden de salvajes y, en última instancia, quizá, de los monos o de los demonios, las tareas que sean capaces de realizar. […] Admitir que la «Kultur» alemana es simplemente nacional, algo que parecía prometer paz y buena voluntad, puede convertirse, de ese modo, en la siniestra pretensión de dominio absoluto.”
Santayana previó atinadamente lo que traía en las entrañas el siglo más siniestro de todos los tiempos, cuya época totalitaria todavía nos alcanza con el oligarquía de Partidos viviendo del Estado-Dinero. Noventa años antes que él lo anticipó, con más realismo aún, Heinrich Heine.
(1) NEGRO, Dalmacio. “Historia de las formas del Estado. Una introducción”. El Buey Mudo. 2010.
(2) GARCÍA-TREVIJANO, Antonio. “Teoría pura de la República”. El Buey Mudo. 2010.
(3) SANTAYANA, George. “Soliloquios en Inglaterra y Soliloquios Posteriores”: 41-“Independencia alemana”. Trotta, S.A. 2009. [escrito en 1915. Edición original: 1922].