Undécimo día de la marcha de la libertad. Hoy he sido un privilegiado porque he formado parte de la avanzadilla que ha recorrido los 17 kilómetros que separan Moixent de La Font de la Figuera en el vehículo de apoyo. Todos los días se avanza un pequeño equipo, a veces formado por una sola persona, para que a la llegada de los caminantes todo esté dispuesto: alojamiento o lugar de acampada, comida, duchas, etc. Hemos hablado con la policía municipal, que nos ha llevado al pabellón polideportivo y nos lo ha abierto. El resto de la mañana me he dedicado a hablar con la gente del pueblo, difundiendo ideas de libertad política, repartiendo panfletos informativos sobre las marchas de la libertad y a la vez consiguiendo aprovisionamiento, para la comida y la cena. He ido a las panaderías y a algún super. El ayuntamiento ha emitido un bando anunciando nuestra llegada y la celebración de la asamblea por la tarde, que ha sonado varias veces por la megafonía instalada por todo el pueblo, y se han ofrecido amablemente a sacar 50 o 100 fotocopias del panfleto, que he terminado también repartiendo por el pueblo. He conversado durante toda la mañana con quien me cruzaba, y con los que mostraban interés les explicaba: poderes independientes, mandato imperativo, representación política, la incapacidad de los jueces para perseguir los abusos de poder y la corrupción, la aberración que supone que a los partidos los financie el Estado, etc. Por la tarde ha bajado el concejal de deportes con la policía municipal ofreciendo la posibilidad de cortar al tráfico la plaza donde vamos a celebrar la asamblea. Aceptamos la gentileza por una cuestión práctica: evitar el ruido del rodar de motores durante la asamblea porque interfiere mucho en la comunicación. Comienza la asamblea con numerosa asistencia (más de cien) y la presencia del Teniente Alcalde. El equipo de gobierno municipal se estrena este mandato así que llevan un mes “en el poder”. Al principio cuesta que la gente se suelte a hablar, como es habitual, pero una vez en marcha comienzan a denunciar, a quejarse y algunos a proponer. Fuente La Higuera fue mucho tiempo un cruce de caminos pero las condiciones han cambiado: primero se quedaron sin estación de tren, después llegó la autovía Valencia-Albacete que dejaba la carretera sólo para los que atajan hacia Alicante o Murcia y el pueblo perdió esa vida que le daban los viajeros “de paso”. Esta mañana le he dado a Pau un ejemplar de la Teoría pura de la República y ya lo está leyendo. Pau se encargará mañana de comunicar la crónica de la marcha, que llega a Almansa.