ILLY NES.

A mí me consta que en la Iglesia ha habido abusos. No los he visto, pero me consta porque he hablado con muchos jóvenes de 14 ó 15 y cuando tenían 7 u 8 años, siendo infanticos de la Virgen del Pilar, han sido obligados sexualmente por los canónigos.

 

Algunos infanticos que le cantan a la Virgen del Pilar y celebran la misa con estos canónigos han sido víctimas de abusos. A mí me lo han contado, pero claro, tienen que ser esos chavales que ahora tienen 16, 18, 25 ó 30 años y que son padres de familia, los que hablen. Que se armen de valor y digan: “el canónigo tal me violó”. No pasa nada, lo que ahora sí pasa es que ha existido corrupción de menores, abusos sexuales y quién la hace la paga. Pero los sucesivos obispos de Zaragoza lo encubren y desprecian así el Código Penal.

 

Que no tengan miedo porque algún día se abra una comisión de investigación en el Parlamento o por parte del Ministerio del Interior y después trasladar sus conclusiones al Ministerio de Justicia, que preservando la confidencialidad y la intimidad de esos chavales que fueron víctimas de abusos, aclarara de una vez este asunto. Hablo de Zaragoza, pero imagino que habrá pasado en todos sitios.

 

A mí que un cura se vaya con una mujer, o una monja con un hombre me trae sin cuidado. Porque el celibato es algo que no reclama Jesús y que se introduce por intereses económicos eclesiásticos. La historia recuerda que cuando un sacerdote fallecía, su mujer e hijos quedaban a cargo de la Iglesia, lo cual no interesaba a la dirección de la curia.

 

Una de las virtudes es la caridad y la obligación de la Iglesia era mantener a esa viuda, a esos huérfanos. Pero la Iglesia actual es materialista y seguro que tiene acciones en los pesticidas de FECSA, o en grandes petroleras como TEXACO o ELF. Ya sabemos que poseen acciones en los grandes laboratorios y multinacionales donde hoy se está ejerciendo una explotación humana. De hecho, el propio Jesús dice: “Si quieres venir tras de mí, niégate a ti mismo, deja tu familia, tu hogar, coge tu capa y vente a predicar el evangelio y allí donde vayas, que te ofrezcan sal y agua en señal de bienvenida”. Tienes que ser como los pajaritos que no tienen nada pero que dios se preocupa de protegerles y les da de comer. Eso tendría que ser la Iglesia y olvidarse de lo material, de lo humano, preocupándose más de lo divino. A dios lo que es de dios y al César lo que es del César.

 

No se puede lapidar a una prostituta. Hay que hacer como Jesús y decir: “Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Levántate, vete y no peques”. El perdón y la caridad tienen que ser fundamentales. Un gran problema de la Iglesia es el celibato obligatorio y es más fácil que se rompa la fidelidad o el celibato que el preservativo.

 

 

Lo que para mí deberían perseguir y condenar penalmente son las relaciones con menores de edad. Es decir, hasta los 16 ó 17 años, que es la edad de consentimiento, fruto de ese poder que tienes físico y psicológico, se puede manipular a un o a una menor y abusar sexualmente de él o ella. En España, donde no existe ninguna confesión oficial, debería prevalecer nuestro Código Penal y nuestra Ley de Enjuiciamiento Criminal y los sacerdotes que abusaron de menores deben ser juzgados y condenados igual que cualquier otro ciudadano. Y lo que no puede hacer la Iglesia, como ha hecho Antonio María Rouco Varela, es sustraer a la acción de la justicia a personas que han delinquido en ese sentido. Un sacerdote puede tener novia, casarse, tener hijos o mantener relaciones sexuales cotidianas, porque eso del celibato no está escrito en ningún sitio y se lo han sacado de la manga. Estoy convencido de que con ello no habría tantos abusos a menores ni pederastia, o se reducirían de forma sustancial.

 

A las personas que por convencimiento siguen su celibato y aunque les cuesta, lo consiguen, hay que respetarlas, chapeau, cada uno hace lo que quiere. Pero creo que si los religiosos y religiosas pudiesen formar familia, tendrían una conciencia muchísimo más social y se preocuparían más del bien espiritual que de los materiales. Por eso, quien ha sido hasta hace poco presidente de la Conferencia Episcopal española, Antonio María Rouco Varela, es una persona que ha sido nefasta y nefanda. El que ha sido arzobispo de Zaragoza, Elías Llanes, lo mismo. Y Monseñor Gea Escolano también (9).

 

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