ROBERTO CENTENO.
Cobardía sin precedentes, incompetencia inaudita, venalidad generalizada y corrupción masiva, tanto política como institucional y financiera, como jamás se habían producido simultáneamente en nuestra Historia. Nunca en 500 años, ni siquiera durante la invasión napoleónica, España ha estado tan cerca de su colapso económico y político. “España se la juega al demorar tanto el rescate”, afirma el influyente Washington Post. Eso y que la tardanza de Rajoy puede tener “un efecto devastador”. Se trata de una monstruosidad sin parangón ya que Rajoy, sin estrategia de futuro alguna, vuelve a poner sus intereses cortoplacistas por encima de los de España y de Europa.
El miércoles el FMI ponía cifras al desastre: “La prima de riesgo española puede subir hasta 750 puntos básicos si no se pide el rescate sin dilación y se somete a sus condiciones”. La economía “caería hasta un 3,2 % en 2013”, después de haber enterrado decenas de miles de millones en bancos que deberían haber sido cerrados. El FMI también augura “un desplome histórico del crédito” y Bloomberg añade que “el agujero negro de los presupuestos no deja de crecer, no existe posibilidad alguna de que España cumpla sus objetivos”. Está siguiendo, dicen, “el camino de Grecia”.
Y el jueves, S&P recortó el “rating” de la deuda en dos escalones hasta dejarlo a uno del bono basura, al mismo nivel que Marruecos, y con perspectiva negativa “por los importantes riesgos del crecimiento económico y de su Presupuesto, así como la falta de una dirección política clara”. El temor ahora es que Moody’s nos degrade en breve a bono basura, lo que desestabilizaría los mercados y provocaría una fuerte huida de nuestra deuda. Mientras tanto, al irresponsable de Rajoy solo le preocupa su poder que depende de Galicia y de Álava.
Luego Mas afirma en la Fiesta Nacional, para mayor ofensa, que destruirá España sí o sí, e invita a los catalanes a “comprar solo los productos de casa”. Y Rajoy, con una cobardía que raya en la alta traición, se limita a decir que “fuera de España no se está en ninguna parte”, o sea “váyanse y verá que mal se está”, en lugar de responder que de momento, ni un solo euro, y de seguir así, en cumplimiento de la Constitución anulará la autonomía a Cataluña. Su Majestad, por su parte, riñendo a Wert por enfadar a los separatistas y el Príncipe asegurando que “Cataluña no es ningún problema”. ¿Pero cómo que no es ningún problema? ¿Acaso no se dan cuenta estos insensatos del enorme daño internacional que están ocasionando a España con su cobardía, y de cómo su apocamiento alienta la secesión? Están jugando con el destino de España sin dignidad y sin honor.
La razón de nuestra ruina: “las élites extractivas”.
Centrándonos en la economía; mientras la deuda de España es ya inasumible, las oligarquías política y financiera, las “élites extractivas” antidemocráticas, no están dispuestas a renunciar ni a uno solo de sus inauditos privilegios. ¿Acaso va a prescindir la señora Cospedal, la primera obligada a dar ejemplo, de su legión de asesores, su televisión, sus embajadas, sus empresas públicas y sus inaceptables privilegios? ¿Van a prescindir miles de concejales del coche con chófer y sus dos asesores per cápita? ¿Van a cerrarse las 4.000 empresas públicas inútiles donde han enchufados a 500.000 parientes?
¿Acaso cerrarán los bancos inviables en lugar de regarlos con decenas de miles de millones que jamás se recuperarán? ¿Se acabará de una vez por todas con el increíble expolio del cupo vasco, que Rajoy les ha rebajado para tratar de ganar en Álava 1.000 ridículos millones, frente a 10.000 millones que les tocarían si tributaran como los demás (menos 2.000 de gastos que asumen), y frente a los 5.000 millones que es su parte en intereses deuda, paro y aportación a la UE, –y que pagamos por ellos–?
Pues no. Han destruido en un solo año nada menos que el 18,2% de la riqueza de las familias, han llevado a la miseria a la cuarta parte de la población, y les da lo mismo. Y si hay que arruinar a otra cuarta parte, pues se hace. Ya somos el país con mayor desigualdad social de Europa. La diferencia de rentas entre en el 20% de la población más pudiente y el 80% restante es de 7,5 veces, casi el doble que Alemania y casi el triple que Noruega. Y, al contrario que en otros países con fuertes desigualdades donde la situación mejora, en España, a base de recortes sociales e impuestos, no deja de empeorar mientras los ricos siguen exentos.
El gran enigma es cómo los españoles aguantan a esta chusma depredadora sin rechistar. Hasta en la “modesta” Manilva, Málaga, la alcaldesa de IU ha colocado ya a 13 familiares y ahora a su hija, que cobra sin aparecer. Para ello suben los impuestos a la clase media y a los más desfavorecidos, lo que nos sumerge en una espiral deflacionista sin fin. Y son tan increíblemente tramposos que se inventan un nuevo IPC que reduce ¡a la tercera parte! las subidas de precios para recortar pensiones y salarios reales. Pero a mis familiares, a mi VISA oro y a mi coche oficial que no me los toquen. Parece que no hay quien pare esta locura y ponga en marcha un proceso constituyente que barra a las “élites extractivas”, o ladrones a secas.
Ni el rescate es suficiente, ya no podemos devolver la deuda.
Dice Wolfgang Münchau, el columnista estrella de FT, que en España lo peor está por llegar, y que la cuestión no es si la recuperación española será en 2013 o en 2014, sino si se recuperará al final de la década. Y nos recuerda que la “deuda total española” –incluyendo la de familias y empresas no financieras, que es del 227% del PIB, y la pública y la de los bancos, del 400 % del PIB– es “la más elevada del mundo desarrollado”. Por ello ni siquiera el rescate puede evitar la suspensión de pagos. Solo aplazarlo y agravarlo.
Entre 2013 y 2014 España necesita casi 500.000 millones de euros para refinanciar vencimientos y deuda nueva, más 300.000 millones para lo mismo en la banca. Todo ello, por supuesto, avalado por los españoles. ¿Quiere explicar alguien quién nos va a prestar otros 800.000 millones solo por la barba de Rajoy? La deuda exterior de España a final de 2011 ascendía según el BdE a 1,77 billones de euros, algo que no nos ha llevado a la suspensión de pagos porque el BCE ha financiado temporalmente 175.000 millones .
La deuda neta, es decir, descontando lo que los extranjeros nos deben, asciende a casi al 100% del PIB, la cifra más elevada del mundo. Y para acabar de arreglarlo, familias y empresas están retirando de los bancos españoles y sacando del país 20.000 millones de media al mes –235.000 millones de julio a julio según el BdE o 296.000 según el FMI– para ponerlos a salvo de políticos y banqueros rapaces y corruptos que actúan por encima de la Ley –la “estafa” de las preferentes no es delito, dice el Fiscal General–. Un hecho que agrava la situación exponencialmente.
¿Cómo un país que no puede imprimir su propia moneda puede devolver el 100% del PIB, y además con un 25% del PIB huyendo anualmente? La respuesta es simple: no puede. España necesita una quita de al menos el 30% de la deuda pública –lo que se llevará por delante la caja de las pensiones y la banca– y privada, empezando por la deuda hipotecaria, lo que elevaría la renta disponible de las familias y lastraría el crecimiento y el empleo más que ninguna otra medida alternativa. El dinero tirado a la basura en el salvamento de bancos inviables aplicado a una quita hipotecaria habría generado un crecimiento del PIB del 1% y creado cientos de miles de empleos. No tienen perdón de Dios.
Y termino citando al gran novelista Arturo Pérez Reverte en Twiter: “Solo creeré a un Presidente, sea del color que sea, cuando confiese que este Estado-disparate es insostenible y diga ‘me voy a cargar esta barbaridad’. Porque no paran de hablar de soberanía respecto a Europa quienes son incapaces de ejercerla en su propio país, sobre sus políticos. Dicho en corto, señor Presidente: no hay cojones. Es tan prisionero de su propia chusma político-autonómica como el PSOE es de la suya. Así que, cuando lo pienso, me veo deseando una intervención exterior”.